/ sábado 6 de febrero de 2021

Cuchillito de palo | Como el cangrejo

Por Catalina Noriega


La mayoría morenaca en el Congreso, parece en plena competencia para ver quién manda la iniciativa más estulta o cómo aprueban las que, con el mismo calificativo de idioteces, les impone AMLO. El punto es que nos colocan en una encrucijada sin retorno, mientras dan pasos de cangrejo.

Fuera aspiraciones de crecimiento, de acceder al desarrollo, de ser parte de las Naciones a las que se les señala por estar en sintonía con los tiempos que vivimos. Aquí no hay otros que el retroceso inconcebible a la época de las cavernas, del Prinosauriado Echeverriaco, del que surgió el actual máximo líder.

Años de demagogia populista, de paternalismo anulador de voluntades, del presidencialismo parangón de los tlatoanis, de la falta de libertades, autoritario y freno del despegue. Para el convaleciente de las mañaneras, paraíso propicio para despertar sentimientos patrioteros, acusando a los inversionistas extranjeros de explotarnos e insistiendo en que son bienes “patrimonio nuestro”.

Recuerdo, con angustia, lo que era la Comisión Federal de Electricidad y la “Compañía de Luz y Fuerza del Centro” –que para bien desapareció Felipe Calderón-. Apagones diarios, las subidas y bajadas de la energía, quemaban refrigeradores, radios, tocadiscos, maquinaria; provocaban cortos, fundían cuanto aparato eléctrico había. Ocasiones en que te quedabas sin suministro hasta 3 días y horas perdidas tratando de comunicarte para reportar una falla. Si tenías la suerte de que te contestaran, tu llamada era como las campanadas para la misa.

Corrupción a extremos de que, los propios empleados de la Compañía quitaban la energía para luego llegar a los negocios y hogares afectados, a comprometerse a “arreglar el problema”, a cambio de una jugosa propina.

Lo mismo sucedía con los teléfonos que, hasta su privatización durante el Salinato, daban el peor servicio de que se tenga memoria. Quizá los jóvenes no sepan lo que esto significaba para la industria, el comercio y la vida misma de las personas. Pues a eso, nos quieren regresar.

La falta de competencia acarrea monopolios que nos convierten en sus esclavos, dependientes de un solo proveedor al que le tienes que consumir la porquería que te entrega, al precio que se le antoje.

Y el gobierno ha sido el peor administrador de empresas, al grado que las tenía en quiebra, a pesar de cobrar en exceso los bienes y servicios que ofertaba, de pésima calidad.

Además de esta Iniciativa para otorgarle a la CFE la primacía en el abasto y distribución energético, las reformas al Outsourcing y a Banxico, prenden los focos rojos de la economía y espantan y atentan contra la inversión extranjera.

Este Régimen se quiere dar un tiro en el pie, atacando en forma directa al empleo, de por sí en la lona a causa de la pandemia. Los organismos empresariales advierten que, de acabar con el outsourcing se podrían perder millones de puestos de trabajo. Voces sensatas y conocedoras advierten que vamos directo al precipicio. Ni se les ve ni se les escucha.

Bien por la Suprema Corte de Justicia que falló en contra del “Decreto Nahle”, al considerar que se le daba un exceso de ventajas a la CFE. Los legisladores, a punto de aprobar lo que sería el revés a la Reforma Energética de Peña Nieto, tendrían que reconsiderar la iniciativa presidencial que, con un lenguaje ideologizante y politiquero, intenta revertir las energías limpias, para darnos contaminantes y más caras.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Por Catalina Noriega


La mayoría morenaca en el Congreso, parece en plena competencia para ver quién manda la iniciativa más estulta o cómo aprueban las que, con el mismo calificativo de idioteces, les impone AMLO. El punto es que nos colocan en una encrucijada sin retorno, mientras dan pasos de cangrejo.

Fuera aspiraciones de crecimiento, de acceder al desarrollo, de ser parte de las Naciones a las que se les señala por estar en sintonía con los tiempos que vivimos. Aquí no hay otros que el retroceso inconcebible a la época de las cavernas, del Prinosauriado Echeverriaco, del que surgió el actual máximo líder.

Años de demagogia populista, de paternalismo anulador de voluntades, del presidencialismo parangón de los tlatoanis, de la falta de libertades, autoritario y freno del despegue. Para el convaleciente de las mañaneras, paraíso propicio para despertar sentimientos patrioteros, acusando a los inversionistas extranjeros de explotarnos e insistiendo en que son bienes “patrimonio nuestro”.

Recuerdo, con angustia, lo que era la Comisión Federal de Electricidad y la “Compañía de Luz y Fuerza del Centro” –que para bien desapareció Felipe Calderón-. Apagones diarios, las subidas y bajadas de la energía, quemaban refrigeradores, radios, tocadiscos, maquinaria; provocaban cortos, fundían cuanto aparato eléctrico había. Ocasiones en que te quedabas sin suministro hasta 3 días y horas perdidas tratando de comunicarte para reportar una falla. Si tenías la suerte de que te contestaran, tu llamada era como las campanadas para la misa.

Corrupción a extremos de que, los propios empleados de la Compañía quitaban la energía para luego llegar a los negocios y hogares afectados, a comprometerse a “arreglar el problema”, a cambio de una jugosa propina.

Lo mismo sucedía con los teléfonos que, hasta su privatización durante el Salinato, daban el peor servicio de que se tenga memoria. Quizá los jóvenes no sepan lo que esto significaba para la industria, el comercio y la vida misma de las personas. Pues a eso, nos quieren regresar.

La falta de competencia acarrea monopolios que nos convierten en sus esclavos, dependientes de un solo proveedor al que le tienes que consumir la porquería que te entrega, al precio que se le antoje.

Y el gobierno ha sido el peor administrador de empresas, al grado que las tenía en quiebra, a pesar de cobrar en exceso los bienes y servicios que ofertaba, de pésima calidad.

Además de esta Iniciativa para otorgarle a la CFE la primacía en el abasto y distribución energético, las reformas al Outsourcing y a Banxico, prenden los focos rojos de la economía y espantan y atentan contra la inversión extranjera.

Este Régimen se quiere dar un tiro en el pie, atacando en forma directa al empleo, de por sí en la lona a causa de la pandemia. Los organismos empresariales advierten que, de acabar con el outsourcing se podrían perder millones de puestos de trabajo. Voces sensatas y conocedoras advierten que vamos directo al precipicio. Ni se les ve ni se les escucha.

Bien por la Suprema Corte de Justicia que falló en contra del “Decreto Nahle”, al considerar que se le daba un exceso de ventajas a la CFE. Los legisladores, a punto de aprobar lo que sería el revés a la Reforma Energética de Peña Nieto, tendrían que reconsiderar la iniciativa presidencial que, con un lenguaje ideologizante y politiquero, intenta revertir las energías limpias, para darnos contaminantes y más caras.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq