/ miércoles 18 de abril de 2018

Cuchillito de palo | ¡Decepción!

¿Con cuál nos quedamos? Un impresentable, imposibilitado para hilar dos ideas originales seguidas. Un “joven brillante y capaz” (Dijo Diego Fernández de Cevallos), con un lío de finanzas personales de “apaga la luz y vámonos”. Un “no priísta”, al que la gran masa, no le ha visto ni el pelo.

De los independientes, una obcecada y ambiciosilla ex primera dama, que tampoco destaca por propuestas inteligentes y, “el rey de la trampa”, del populacherismo ramplón, Jaime Rodríguez, El Bronco.

En sus pocas o muchas apariciones, se deshacen en promesas incumplibles, ofertan hasta a su mami –envuelta en celofán y sentada en la Plaza de la Constitución- , con un lenguaje de maestrillos que se dirigen a chicuelos de lento aprendizaje.

En este circo romano, los leones rugen, mientras el público exige la sangre de los inocentes. El fanatismo se acendra, las familias se dividen, los amigos se lían a golpes y para los enemigos, escupitajos de hiel.

“Quien ya saben”, dedicado a “sembrar vientos para levantar tempestades”, que nos caerán encima. O, si gana, ¿podrá apaciguar tanto odio?

“Congelará el precio de los combustibles”, como si pudiera fijar el precio internacional del petróleo. ¿Nos va a salir con que va a convencer a los poderosos que mandan en el renglón, quienes fijan incrementos y bajas? Sólo que sea mago.

A los narcos, bendiciones y, ¿acompañamiento? ¿Cuántas veces se va a repetir la historia de los Abarca, del Delegadete de Tláhuac, de los tantos bribones a los que ha cobijado para que sigan en el lucrativo negocio?

¿Y la seguridad? Baste con recordar la marcha por la paz, a la que calificó de “junta de Pirrurris”, cuando estaba al frente de la CDMX. Lo nieguen hasta el agotamiento, con él se vivió la época más oscura en la capital. Los secuestros express, a la orden del día; asaltos al por mayor, robo a casa habitación y, su fiel escudero, Bernardo Bátiz, comiendo moras desde su despacho como Procurador.

Bejarano y el ex -o lo que sea- de la Sheinbaum, agarrando el billete de Ahumada. Su secretario de Finanzas, jugándose la pachocha en Las Vegas. En las delegaciones, robo a mano armada. El costo de los segundos pisos, en secreto veinte años y corrupción de su gobierno hasta el tuétano.

¿Y cómo va a controlar a la bazofia de la que se ha rodeado? A quien dice que no conoce, Napoleón Gómez Urrutia, ¿le atará las manos? ¿Y, “sin conocerlo”, postula para un escaño a quien miles de mineros repudian? Se necesitaría el estadio Azteca para encerrar a la mayoría de sus “colaboradores”.

Lo siguen a ciegas, sin que, a semejantes lechuguinos, les haga mella las tonterías que repite. De llegar, el hotentote Trump parecerá estadista.

Del ahora conocido como “el cerillo”, sobra la retahíla. Ni responde con contundencia, a las acusaciones, ni dice una verdad. Para colmo de males, resulta la antítesis del carisma y cae gordo, según la percepción de un grueso sector.

Y Meade, ¿dónde está? Ignora que las campañas se hacen a golpe de calcetín, movilizándose 24 horas del día en asfalto y lodazales, en estadios, aunque lo rechiflen y, ¡en los medios! Poco se le ve, aunque parece que la prensa destaca sólo, al que va en primer lugar. Como se hizo en Estados Unidos, con Trump, a AMLO se le trata como al único postulante y a los opositores, de relleno. ¿O son fallas en la comunicación de los otros?

Lo que escucho son lamentos; la gente está decepcionada con suspirantes, ¡de undécima!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

¿Con cuál nos quedamos? Un impresentable, imposibilitado para hilar dos ideas originales seguidas. Un “joven brillante y capaz” (Dijo Diego Fernández de Cevallos), con un lío de finanzas personales de “apaga la luz y vámonos”. Un “no priísta”, al que la gran masa, no le ha visto ni el pelo.

De los independientes, una obcecada y ambiciosilla ex primera dama, que tampoco destaca por propuestas inteligentes y, “el rey de la trampa”, del populacherismo ramplón, Jaime Rodríguez, El Bronco.

En sus pocas o muchas apariciones, se deshacen en promesas incumplibles, ofertan hasta a su mami –envuelta en celofán y sentada en la Plaza de la Constitución- , con un lenguaje de maestrillos que se dirigen a chicuelos de lento aprendizaje.

En este circo romano, los leones rugen, mientras el público exige la sangre de los inocentes. El fanatismo se acendra, las familias se dividen, los amigos se lían a golpes y para los enemigos, escupitajos de hiel.

“Quien ya saben”, dedicado a “sembrar vientos para levantar tempestades”, que nos caerán encima. O, si gana, ¿podrá apaciguar tanto odio?

“Congelará el precio de los combustibles”, como si pudiera fijar el precio internacional del petróleo. ¿Nos va a salir con que va a convencer a los poderosos que mandan en el renglón, quienes fijan incrementos y bajas? Sólo que sea mago.

A los narcos, bendiciones y, ¿acompañamiento? ¿Cuántas veces se va a repetir la historia de los Abarca, del Delegadete de Tláhuac, de los tantos bribones a los que ha cobijado para que sigan en el lucrativo negocio?

¿Y la seguridad? Baste con recordar la marcha por la paz, a la que calificó de “junta de Pirrurris”, cuando estaba al frente de la CDMX. Lo nieguen hasta el agotamiento, con él se vivió la época más oscura en la capital. Los secuestros express, a la orden del día; asaltos al por mayor, robo a casa habitación y, su fiel escudero, Bernardo Bátiz, comiendo moras desde su despacho como Procurador.

Bejarano y el ex -o lo que sea- de la Sheinbaum, agarrando el billete de Ahumada. Su secretario de Finanzas, jugándose la pachocha en Las Vegas. En las delegaciones, robo a mano armada. El costo de los segundos pisos, en secreto veinte años y corrupción de su gobierno hasta el tuétano.

¿Y cómo va a controlar a la bazofia de la que se ha rodeado? A quien dice que no conoce, Napoleón Gómez Urrutia, ¿le atará las manos? ¿Y, “sin conocerlo”, postula para un escaño a quien miles de mineros repudian? Se necesitaría el estadio Azteca para encerrar a la mayoría de sus “colaboradores”.

Lo siguen a ciegas, sin que, a semejantes lechuguinos, les haga mella las tonterías que repite. De llegar, el hotentote Trump parecerá estadista.

Del ahora conocido como “el cerillo”, sobra la retahíla. Ni responde con contundencia, a las acusaciones, ni dice una verdad. Para colmo de males, resulta la antítesis del carisma y cae gordo, según la percepción de un grueso sector.

Y Meade, ¿dónde está? Ignora que las campañas se hacen a golpe de calcetín, movilizándose 24 horas del día en asfalto y lodazales, en estadios, aunque lo rechiflen y, ¡en los medios! Poco se le ve, aunque parece que la prensa destaca sólo, al que va en primer lugar. Como se hizo en Estados Unidos, con Trump, a AMLO se le trata como al único postulante y a los opositores, de relleno. ¿O son fallas en la comunicación de los otros?

Lo que escucho son lamentos; la gente está decepcionada con suspirantes, ¡de undécima!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq