/ sábado 10 de octubre de 2020

Cuchillito de palo | Fideicomisos: ¿Qué sigue?

Lo que era transparente lo vuelven opaco. La Cámara de Diputados se va como aves de rapiña, sobre los fideicomisos, en lealtad ciega a las órdenes de AMLO. Y dicen que no son como los del pasado: ¡Para Ripley!

López ya no sabe de dónde sacar dinero, para seguir comprando voluntades, Su psicótica obsesión del cambio -que lo único que ha traído es la destrucción de instituciones, de la economía-, necesita de los votos del 21, para seguir haciendo lo que quiere.

Dejó las arcas vacías arramplando con ahorros de sexenios pasados, que se habían logrado con esfuerzo. Los gastó sin que se sepa en dónde quedaron los miles de millones de reservas, ni se tenga la mínima transparencia sobre esos gastos.

Sus desastrosas obras faraónicas incrementan su presupuesto (Otra de sus críticas de otras administraciones), por lo que necesita recursos. El Fondo Monetario Internacional le recomendó suspender la refinería de Dos Bocas y puso el grito en el cielo, como si el consejo viniera de Juan Lanas.

Mientras tenga la incondicionalidad y el servilismo del Congreso, seguiremos por la vía del fracaso. La ciencia, la cultura, el deporte y hasta la salud se quedan sin recursos, por la ignominia y la falta absoluta de dignidad de quienes se suponen representantes del pueblo.

De nada sirvieron las quejas de los distintos sectores que sobrevivían con estos fideicomisos. El cineasta, Guillermo del Toro, se pronunció en contra de que se descobije la tarea de esta importante rama de la cultura, que nos ha dado trascendencia en el exterior y grandes éxitos.

Según la verborrea del tlatoani, “eran corruptos”. Igual se refirió a las estancias infantiles, a las casas de resguardo de mujeres maltratadas, a los comedores. En ese afán de concentrar y controlar (Lo que sí supone una auténtica corrupción), se hace ahora de una “partida secreta” de 168 mil millones de pesos.

Para cumplirle el berrinche la Cámara se convirtió en un auténtico ring de boxeo. La oposición intentó tomar la tribuna, pero, la conocida violencia de las hordas morenacas lo impidió, a golpe limpio. Una “distinguida legisladora”, Martina Cázares, cacheteó a la panista, Lizbeth Mata Lozano, cuando ésta intentaba colocar un cartel. Otro energúmeno guinda, Roberto Ángel Domíngo aventó y pateó al perredista Antonio Ortega. ¡Finísimas personas!

No hubo forma de detener la arbitrariedad con el concurso de sus partiduchos satélites (Verde, Trabajo y Encuentro Social) quienes, a pesar de que consideraron que era un grave error, votaron a favor.

De la carencia absoluta de decoro, de Mario Delgado, ni qué decir. Se vendió por el plato de lentejas de su posibilidad de ser presidente del partido en el poder. Su abyección, a las órdenes del emperador de palacio, es ilimitada.

Todo para tener un gasto discrecional. López Obrador miente cuando dice que los fideicomisos se manejaban a gusto. La verdad es que tienen reglas de operación estrictas. Son auditables por la Secretaría de la Función Pública y por la Auditoría Superior de la Federación. Cuentan con un comité técnico que supervisa que los fondos se gasten como está previsto.

Quienes dependían de ellos, se quedan a la buena de Dios. O, ¿alguien cree que se les va a apoyar directamente, como lo ha hecho creer el tabasqueño?

No tiene llenadera para sus ocurrencias. ¿De dónde más va a sacar?, ¿de expropiaciones y otros robos a la sociedad? Se pronostica un futuro de horror.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Lo que era transparente lo vuelven opaco. La Cámara de Diputados se va como aves de rapiña, sobre los fideicomisos, en lealtad ciega a las órdenes de AMLO. Y dicen que no son como los del pasado: ¡Para Ripley!

López ya no sabe de dónde sacar dinero, para seguir comprando voluntades, Su psicótica obsesión del cambio -que lo único que ha traído es la destrucción de instituciones, de la economía-, necesita de los votos del 21, para seguir haciendo lo que quiere.

Dejó las arcas vacías arramplando con ahorros de sexenios pasados, que se habían logrado con esfuerzo. Los gastó sin que se sepa en dónde quedaron los miles de millones de reservas, ni se tenga la mínima transparencia sobre esos gastos.

Sus desastrosas obras faraónicas incrementan su presupuesto (Otra de sus críticas de otras administraciones), por lo que necesita recursos. El Fondo Monetario Internacional le recomendó suspender la refinería de Dos Bocas y puso el grito en el cielo, como si el consejo viniera de Juan Lanas.

Mientras tenga la incondicionalidad y el servilismo del Congreso, seguiremos por la vía del fracaso. La ciencia, la cultura, el deporte y hasta la salud se quedan sin recursos, por la ignominia y la falta absoluta de dignidad de quienes se suponen representantes del pueblo.

De nada sirvieron las quejas de los distintos sectores que sobrevivían con estos fideicomisos. El cineasta, Guillermo del Toro, se pronunció en contra de que se descobije la tarea de esta importante rama de la cultura, que nos ha dado trascendencia en el exterior y grandes éxitos.

Según la verborrea del tlatoani, “eran corruptos”. Igual se refirió a las estancias infantiles, a las casas de resguardo de mujeres maltratadas, a los comedores. En ese afán de concentrar y controlar (Lo que sí supone una auténtica corrupción), se hace ahora de una “partida secreta” de 168 mil millones de pesos.

Para cumplirle el berrinche la Cámara se convirtió en un auténtico ring de boxeo. La oposición intentó tomar la tribuna, pero, la conocida violencia de las hordas morenacas lo impidió, a golpe limpio. Una “distinguida legisladora”, Martina Cázares, cacheteó a la panista, Lizbeth Mata Lozano, cuando ésta intentaba colocar un cartel. Otro energúmeno guinda, Roberto Ángel Domíngo aventó y pateó al perredista Antonio Ortega. ¡Finísimas personas!

No hubo forma de detener la arbitrariedad con el concurso de sus partiduchos satélites (Verde, Trabajo y Encuentro Social) quienes, a pesar de que consideraron que era un grave error, votaron a favor.

De la carencia absoluta de decoro, de Mario Delgado, ni qué decir. Se vendió por el plato de lentejas de su posibilidad de ser presidente del partido en el poder. Su abyección, a las órdenes del emperador de palacio, es ilimitada.

Todo para tener un gasto discrecional. López Obrador miente cuando dice que los fideicomisos se manejaban a gusto. La verdad es que tienen reglas de operación estrictas. Son auditables por la Secretaría de la Función Pública y por la Auditoría Superior de la Federación. Cuentan con un comité técnico que supervisa que los fondos se gasten como está previsto.

Quienes dependían de ellos, se quedan a la buena de Dios. O, ¿alguien cree que se les va a apoyar directamente, como lo ha hecho creer el tabasqueño?

No tiene llenadera para sus ocurrencias. ¿De dónde más va a sacar?, ¿de expropiaciones y otros robos a la sociedad? Se pronostica un futuro de horror.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq