/ miércoles 27 de diciembre de 2017

Cuchillito de palo | Los clubes de Toby

Como en la caricatura, favorita de varias generaciones, los partidos políticos la replican con actitudes similares a las de Toby. Enclaustran sus organismos, se convierten en sus propietarios, echan fuera a quien les molesta y solo los elegidos tienen derecho de picaporte. ¡A esto le llaman democracia!

¡Hasta aquí pudiéramos llegar! Hay una muestra fehaciente de rechazo a la sociedad. Como si millones de habitantes fuéramos invisibles. Como si pudiera caber el concepto democrático, en el más vergonzoso dedazo.

Escuchamos todo tipo de majaderías contra el PRI, por la designación del tlatoani de su candidato. La oposición usó el conocido método priísta, para ponerlos de vuelta y media y luego, hicieron lo mismo.

Sin el mínimo pudor, la arremetida la organizó López Obrador, quien de plano se hizo un partido a modo. Sacó su carta, debajo de la manga, juntó a sus incondicionales de siempre y formó la asociación que dio vida a Morena, siempre a la búsqueda de parangones populistas. Se registró como precandidato, nada menos que el día de la Virgen de Guadalupe, símbolo por excelencia y foco de atracción para enormes sectores.

Impuso a Claudia Sheinbaum, como postulante para la Ciudad de México y en la misma forma nombró al resto de los contendientes, con la descarada simulación de que eran los más altos en las encuestas (Que le pregunten al sumiso Monreal, a quien le dieron palo y a otros suspirantes en la República).

A todo dedo, sube y baja prospectos, según el humor del que amanece y sólo acepta consejos de su trío de “cuervitos”, se dice que sobre todo del mayor, Andy. Así dejó a medio camino, a suspirantes con preparación, reconocidos, aunque ilusos al creerle a quien jamás se tienta el corazón, para traicionar. ¿Democracia?

Al Frente por México, hasta el nombre le tuvieron que cambiar, al registrarse. Empezó como un Frente Ciudadano, en el que se dijo cabrían todas las opiniones y todas las ideologías. Se acercarían a la sociedad, a las personas ajenas a la política, a académicos, periodistas y demás. Ni aceptaron moción alguna, de los pocos con los que se reunieron, ni tomaron en cuenta a quienes, hartos de la partidocracia, pensaron que podría abrirse.

Se repartieron el pastel, entre las tres fuerzas. De los 500 distritos electorales de la elección federal, el PAN decidirá sobre 144; para el PRD serán 104 y a Movimiento Ciudadano le tocaron 52 en suerte.

De las gubernaturas en juego, el Sol Azteca elegirá candidato en la Ciudad de México, Morelos, Tabasco y Chiapas. Acción Nacional decidirá en Puebla, Veracruz, Guanajuato y Yucatán. A Movimiento Ciudadano le dejan Jalisco, donde ha logrado su mayor éxito con Alfaro, presidente municipal de Guadalajara.

En cuanto a los cargos locales decidirán si van en coalición, en ciertas plazas, o por su propia cuenta.

A qué más podían aspirar las dos fuerzas de rodada en su caída (PRD y MC); de no ir en coalición pudieran perder hasta el registro. Conscientes de que, el blanquiazul tiene una intención del voto de un 21 por ciento, se subieron al carro ideado por las demenciales ambiciones de Anaya.

Si tanto se criticó la mezcla del “agua y el aceite” y las tales alianzas de hecho, poco funcionan, bajo la promesa de que buscan “un cambio auténtico para México”, llegaron al acuerdo (Simulación y más simulación). ¿Democracia?

Quienes vemos al esperpento de la partidocracia, bramamos frente a la tragedia del golpe democrático. Dedazos vergonzantes y la nación como el cangrejo, en pleno retroceso.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Como en la caricatura, favorita de varias generaciones, los partidos políticos la replican con actitudes similares a las de Toby. Enclaustran sus organismos, se convierten en sus propietarios, echan fuera a quien les molesta y solo los elegidos tienen derecho de picaporte. ¡A esto le llaman democracia!

¡Hasta aquí pudiéramos llegar! Hay una muestra fehaciente de rechazo a la sociedad. Como si millones de habitantes fuéramos invisibles. Como si pudiera caber el concepto democrático, en el más vergonzoso dedazo.

Escuchamos todo tipo de majaderías contra el PRI, por la designación del tlatoani de su candidato. La oposición usó el conocido método priísta, para ponerlos de vuelta y media y luego, hicieron lo mismo.

Sin el mínimo pudor, la arremetida la organizó López Obrador, quien de plano se hizo un partido a modo. Sacó su carta, debajo de la manga, juntó a sus incondicionales de siempre y formó la asociación que dio vida a Morena, siempre a la búsqueda de parangones populistas. Se registró como precandidato, nada menos que el día de la Virgen de Guadalupe, símbolo por excelencia y foco de atracción para enormes sectores.

Impuso a Claudia Sheinbaum, como postulante para la Ciudad de México y en la misma forma nombró al resto de los contendientes, con la descarada simulación de que eran los más altos en las encuestas (Que le pregunten al sumiso Monreal, a quien le dieron palo y a otros suspirantes en la República).

A todo dedo, sube y baja prospectos, según el humor del que amanece y sólo acepta consejos de su trío de “cuervitos”, se dice que sobre todo del mayor, Andy. Así dejó a medio camino, a suspirantes con preparación, reconocidos, aunque ilusos al creerle a quien jamás se tienta el corazón, para traicionar. ¿Democracia?

Al Frente por México, hasta el nombre le tuvieron que cambiar, al registrarse. Empezó como un Frente Ciudadano, en el que se dijo cabrían todas las opiniones y todas las ideologías. Se acercarían a la sociedad, a las personas ajenas a la política, a académicos, periodistas y demás. Ni aceptaron moción alguna, de los pocos con los que se reunieron, ni tomaron en cuenta a quienes, hartos de la partidocracia, pensaron que podría abrirse.

Se repartieron el pastel, entre las tres fuerzas. De los 500 distritos electorales de la elección federal, el PAN decidirá sobre 144; para el PRD serán 104 y a Movimiento Ciudadano le tocaron 52 en suerte.

De las gubernaturas en juego, el Sol Azteca elegirá candidato en la Ciudad de México, Morelos, Tabasco y Chiapas. Acción Nacional decidirá en Puebla, Veracruz, Guanajuato y Yucatán. A Movimiento Ciudadano le dejan Jalisco, donde ha logrado su mayor éxito con Alfaro, presidente municipal de Guadalajara.

En cuanto a los cargos locales decidirán si van en coalición, en ciertas plazas, o por su propia cuenta.

A qué más podían aspirar las dos fuerzas de rodada en su caída (PRD y MC); de no ir en coalición pudieran perder hasta el registro. Conscientes de que, el blanquiazul tiene una intención del voto de un 21 por ciento, se subieron al carro ideado por las demenciales ambiciones de Anaya.

Si tanto se criticó la mezcla del “agua y el aceite” y las tales alianzas de hecho, poco funcionan, bajo la promesa de que buscan “un cambio auténtico para México”, llegaron al acuerdo (Simulación y más simulación). ¿Democracia?

Quienes vemos al esperpento de la partidocracia, bramamos frente a la tragedia del golpe democrático. Dedazos vergonzantes y la nación como el cangrejo, en pleno retroceso.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq