/ miércoles 22 de noviembre de 2017

Cuchillito de palo | ¡Menudo predicamento!

Dos “Proyectos de Nación”, dos plataformas para el 18 y, en resumidas cuentas, dos entelequias que “garantizan” el cambio. Un predicamento para quienes, enfundados en el traje de votantes, tratamos de dilucidar si alguna de las propuestas será viable –en primer término- y se cumplirá.

Se destapa el baúl sexenal de las sorpresas. Salen cataratas de palabras, con más ofertas que El Buen Fin. Se desgranan compromisos de acabar con la corrupción, con la desigualdad, con la pobreza y se repiten las mismas cantaletas que llevamos décadas escuchando: ¿Será verdad y habrá un renacimiento?

En el largo fin de semana, PAN y PRD tuvieron sus respectivos Consejos y aceptaron integrarse en el Frente Ciudadano por México. López Obrador y su Morena ocuparon el Auditorio Nacional capitalino, para dar a conocer su programa de gobierno.

La conformación del alardeado Frente, después de sufrir las de Caín, consigue llevar la documentación respectiva al INE. Les falta decidir la forma en que se elegirá al candidato presidencial, embrollo que podría dar al traste, con las aspiraciones de más de uno y con la unidad de los antagónicos partidos –cuando menos en cuanto a cuestiones ideológicas-.

Dicen que superaron los obstáculos, comprometiéndose a acordar en los temas en los que podía haber consenso y haciendo a un lado aquellos que causaran urticaria. A sabiendas de los principios del blanquiazul se esfumaron tópicos como el del aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo y la eutanasia, materias sin concesiones para el organismo que representa a la Derecha.

El exjoven Maravilla –Ricardo Anaya-, confirmó el control que ejerce sobre Acción Nacional, o lo que queda de él, dividido, hecho añicos. Obsesionado por conseguir la postulación para Los Pinos, sacó de la jugada a Margarita Zavala y, a lo que se ve, ahora endereza baterías contra el resto de sus rivales.

Si puede obtener la nominación y dejarle a Alejandra Barrales (PRD) la candidatura de la Ciudad de México, confirmaría que su único afán ha sido el de saciar sus ambiciones demenciales, aunque el triunfo se le irá de las manos. Anaya empieza a ser antipático para grandes sectores del electorado.

A nivel militante se recrudecen las críticas en su contra, se duda de su honradez y se cuestiona su falta de nacionalismo, con el destape de la estulticia de “educar a los hijos” en Estados Unidos.Intrigante y fatuo, se rodea de personajillos mediocres –O ¿alguien ve como lumbrera al líder de la fracción de diputados, Marko Cortés?

Quienes le compiten la joya de la corona, tampoco tienen hechura de estadistas. Ni Moreno Valle, exgobernador de Puebla ni el miniMancera, destacó en sus respectivos mandatos. Qué decir de Silvano Aureoles o Graco Ramírez. Moreno Valle, corrupto (Nunca supo de los huachicoleros) y autoritario. El miniMancera, coludido con las grandes constructoras, lo cual también huele a corrupción; incompetente –a extremos de agravar la problemática de la megalópolis- y sordo y ciego a las necesidades de los capitalinos.

A los dislates de la bastante impresentable cúpula Frentista se conforma una especie de alianza, entre un trío que pudiera ser diabólico para Anaya. Margarita Zavala, Moreno Valle y el miniMancera, le van a poner “rocas” en el camino.

Tarde o temprano tendrán que delinear la fórmula de selección. Ahí vendrá el crujir de dientes y será entonces cuando se vea si la unión partidista tiene futuro, o se queda en uno más de los fiascos de la politiquería azteca.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Dos “Proyectos de Nación”, dos plataformas para el 18 y, en resumidas cuentas, dos entelequias que “garantizan” el cambio. Un predicamento para quienes, enfundados en el traje de votantes, tratamos de dilucidar si alguna de las propuestas será viable –en primer término- y se cumplirá.

Se destapa el baúl sexenal de las sorpresas. Salen cataratas de palabras, con más ofertas que El Buen Fin. Se desgranan compromisos de acabar con la corrupción, con la desigualdad, con la pobreza y se repiten las mismas cantaletas que llevamos décadas escuchando: ¿Será verdad y habrá un renacimiento?

En el largo fin de semana, PAN y PRD tuvieron sus respectivos Consejos y aceptaron integrarse en el Frente Ciudadano por México. López Obrador y su Morena ocuparon el Auditorio Nacional capitalino, para dar a conocer su programa de gobierno.

La conformación del alardeado Frente, después de sufrir las de Caín, consigue llevar la documentación respectiva al INE. Les falta decidir la forma en que se elegirá al candidato presidencial, embrollo que podría dar al traste, con las aspiraciones de más de uno y con la unidad de los antagónicos partidos –cuando menos en cuanto a cuestiones ideológicas-.

Dicen que superaron los obstáculos, comprometiéndose a acordar en los temas en los que podía haber consenso y haciendo a un lado aquellos que causaran urticaria. A sabiendas de los principios del blanquiazul se esfumaron tópicos como el del aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo y la eutanasia, materias sin concesiones para el organismo que representa a la Derecha.

El exjoven Maravilla –Ricardo Anaya-, confirmó el control que ejerce sobre Acción Nacional, o lo que queda de él, dividido, hecho añicos. Obsesionado por conseguir la postulación para Los Pinos, sacó de la jugada a Margarita Zavala y, a lo que se ve, ahora endereza baterías contra el resto de sus rivales.

Si puede obtener la nominación y dejarle a Alejandra Barrales (PRD) la candidatura de la Ciudad de México, confirmaría que su único afán ha sido el de saciar sus ambiciones demenciales, aunque el triunfo se le irá de las manos. Anaya empieza a ser antipático para grandes sectores del electorado.

A nivel militante se recrudecen las críticas en su contra, se duda de su honradez y se cuestiona su falta de nacionalismo, con el destape de la estulticia de “educar a los hijos” en Estados Unidos.Intrigante y fatuo, se rodea de personajillos mediocres –O ¿alguien ve como lumbrera al líder de la fracción de diputados, Marko Cortés?

Quienes le compiten la joya de la corona, tampoco tienen hechura de estadistas. Ni Moreno Valle, exgobernador de Puebla ni el miniMancera, destacó en sus respectivos mandatos. Qué decir de Silvano Aureoles o Graco Ramírez. Moreno Valle, corrupto (Nunca supo de los huachicoleros) y autoritario. El miniMancera, coludido con las grandes constructoras, lo cual también huele a corrupción; incompetente –a extremos de agravar la problemática de la megalópolis- y sordo y ciego a las necesidades de los capitalinos.

A los dislates de la bastante impresentable cúpula Frentista se conforma una especie de alianza, entre un trío que pudiera ser diabólico para Anaya. Margarita Zavala, Moreno Valle y el miniMancera, le van a poner “rocas” en el camino.

Tarde o temprano tendrán que delinear la fórmula de selección. Ahí vendrá el crujir de dientes y será entonces cuando se vea si la unión partidista tiene futuro, o se queda en uno más de los fiascos de la politiquería azteca.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq