/ sábado 2 de diciembre de 2017

Cuchillito de palo | Nada está escrito

El “independiente” ungido tiende puentes con los prospectos tricolores, que se quedaron a mitad de camino. Hay que unificar a un priismo, con sectores inconformes por su nominación. Encima tiene que aguantar la lluvia de ataques en su contra, muchos, ofensivos e hirientes. Es el precio de competir por la silla embrujada.

Con el que primero tenía que hacer las paces es con Osorio Chong, el señor de Bucareli, a la cabeza de las encuestas del Revolucionario Institucional. El hidalguense es hueso duro de roer, pero a José Antonio Meade no le quedó de otra que poner su mejor cara y compartir el pan y la sal, con quien se sentía seguro de quedar en la boleta.

Me pregunto con qué ojos observaron el montonal de medios de comunicación, que, contundentes decían que todo fue “cordialidad”. Más de uno vimos al exgobernador, con cara de pocos amigos, una mueca -en lugar de una sonrisa-, y color de ataque biliar.

Revelador el apretón de manos, con el ex de Hacienda, a quien, en lugar de mirar a los ojos le asestó una mirada de “odio jarocho”. Lo que se dice contento no se vio y solo cuando se dirigió a su vehículo, cambió el tono con los reporteros que lo esperaban.

Sacó su gastado repertorio de que el PRI siempre va unido -como si alguien lo creyera- y confirmó que él se alinea al mandato de su partido (Como si le hubiera quedado otro remedio). Difícil que acepte que le hicieran el “feo” y que sus muchos seguidores se quedaran colgados de la brocha (Lo que implica que deben estar igual de rabiosos).

En el país de la simulación y más en el terreno de la política, se guardan las formas, aunque el fondo diga lo contrario. Bastó con su ausencia, el día de la magna renuncia, del ahora precandidato, sitial vacío que habló de lo que en verdad sentía.

Su grupo, al que sin duda ya le habría hecho ofertas, intenta ver cómo las conserva y dónde se cuela. Hay quien opina que emigrarán a Encuentro Social, el que se dice goza de los favores de Osorio Chong.

El conflicto está en que Encuentro anda en pláticas con Morena, lo que implicaría un éxodo del Tricolor. ¡Todos al mejor postor!, a la caza de la chambita, de los privilegios y las prebendas. A vender su alma al diablo, de ser necesario.

Y, en medio de la jauría, Meade tiene que navegar, en el intento de dar la pala de que es parte del priismo y, por el otro lado, tratando de desafanarse del lastre que le implica el representar a la fuerza política más desprestigiada y con un rechazo de más de un 50%, a cargo de la población.

Sus enemigos afilan el colmillo y López Obrador retoma su papel de bravucón y le endilga epítetos como el de pelele, títere y señoritingo. Enervado, así se vio, arenga a la gente, en contra del postulante tricolor, en uso de su auténtica personalidad, la de los encontronazos, de los descalificativos.

Le molestó el nombramiento y le preocupó. Con una persona de trayectoria limpia -aunque algunos analistas insistan en que solapó a la corrupción- se le complica el panorama. La persona del tantas veces exfuncionario público, está fuera de duda. López obrador, jamás ha dicho de dónde salen sus ingresos y con qué costeó 17 años en campaña, sin entregar una sola cuenta ni transparentar la procedencia de esos fondos.

En la Ciudad de México pudiera arrasar pero, no así en otras entidades de la República. Tampoco se cuece al primer hervor, a diferencia de la edad de Meade, mucho más cercana, generacionalmente, a millones de jóvenes que sufragarán por vez primera.

En esta tan sui géneris contienda, no queda más que darle tiempo al tiempo.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

El “independiente” ungido tiende puentes con los prospectos tricolores, que se quedaron a mitad de camino. Hay que unificar a un priismo, con sectores inconformes por su nominación. Encima tiene que aguantar la lluvia de ataques en su contra, muchos, ofensivos e hirientes. Es el precio de competir por la silla embrujada.

Con el que primero tenía que hacer las paces es con Osorio Chong, el señor de Bucareli, a la cabeza de las encuestas del Revolucionario Institucional. El hidalguense es hueso duro de roer, pero a José Antonio Meade no le quedó de otra que poner su mejor cara y compartir el pan y la sal, con quien se sentía seguro de quedar en la boleta.

Me pregunto con qué ojos observaron el montonal de medios de comunicación, que, contundentes decían que todo fue “cordialidad”. Más de uno vimos al exgobernador, con cara de pocos amigos, una mueca -en lugar de una sonrisa-, y color de ataque biliar.

Revelador el apretón de manos, con el ex de Hacienda, a quien, en lugar de mirar a los ojos le asestó una mirada de “odio jarocho”. Lo que se dice contento no se vio y solo cuando se dirigió a su vehículo, cambió el tono con los reporteros que lo esperaban.

Sacó su gastado repertorio de que el PRI siempre va unido -como si alguien lo creyera- y confirmó que él se alinea al mandato de su partido (Como si le hubiera quedado otro remedio). Difícil que acepte que le hicieran el “feo” y que sus muchos seguidores se quedaran colgados de la brocha (Lo que implica que deben estar igual de rabiosos).

En el país de la simulación y más en el terreno de la política, se guardan las formas, aunque el fondo diga lo contrario. Bastó con su ausencia, el día de la magna renuncia, del ahora precandidato, sitial vacío que habló de lo que en verdad sentía.

Su grupo, al que sin duda ya le habría hecho ofertas, intenta ver cómo las conserva y dónde se cuela. Hay quien opina que emigrarán a Encuentro Social, el que se dice goza de los favores de Osorio Chong.

El conflicto está en que Encuentro anda en pláticas con Morena, lo que implicaría un éxodo del Tricolor. ¡Todos al mejor postor!, a la caza de la chambita, de los privilegios y las prebendas. A vender su alma al diablo, de ser necesario.

Y, en medio de la jauría, Meade tiene que navegar, en el intento de dar la pala de que es parte del priismo y, por el otro lado, tratando de desafanarse del lastre que le implica el representar a la fuerza política más desprestigiada y con un rechazo de más de un 50%, a cargo de la población.

Sus enemigos afilan el colmillo y López Obrador retoma su papel de bravucón y le endilga epítetos como el de pelele, títere y señoritingo. Enervado, así se vio, arenga a la gente, en contra del postulante tricolor, en uso de su auténtica personalidad, la de los encontronazos, de los descalificativos.

Le molestó el nombramiento y le preocupó. Con una persona de trayectoria limpia -aunque algunos analistas insistan en que solapó a la corrupción- se le complica el panorama. La persona del tantas veces exfuncionario público, está fuera de duda. López obrador, jamás ha dicho de dónde salen sus ingresos y con qué costeó 17 años en campaña, sin entregar una sola cuenta ni transparentar la procedencia de esos fondos.

En la Ciudad de México pudiera arrasar pero, no así en otras entidades de la República. Tampoco se cuece al primer hervor, a diferencia de la edad de Meade, mucho más cercana, generacionalmente, a millones de jóvenes que sufragarán por vez primera.

En esta tan sui géneris contienda, no queda más que darle tiempo al tiempo.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq