/ sábado 8 de febrero de 2020

Cuchillito de palo | UNAM: uno más

La Universidad Nacional Autónoma de México se suma a la enorme lista de problemas que arrastra el país. Matanzas, a lo largo y ancho de la República, desabasto de medicinas y atención médica; una economía que no levanta y un horizonte negro, sin perspectivas de avance.

El paro en algunas Escuelas y Preparatorias de la máxima casa de estudios es grave. Empezó en noviembre, con la queja justificada de un sector de alumnas y maestras, por la violencia de género.

Habrá a quien le parezca absurdo el motivo de esta protesta: quizá ignore que, en un par de meses más de mil mujeres sufrieron algún tipo de abuso, en estas instalaciones. Las quejas fueron al alza, en los últimos años, sin que se escucharan las voces de las agraviadas. Jóvenes que sufren el acoso de un profesor, de un empleado administrativo, de pelafustanes.

Las historias se multiplican y cada una conlleva dolor, angustia y la rabia de la impotencia frente al abuso de machos, aferrados a tratar al género femenino como un objeto de su propiedad.

Lo que empezó por una causa justificada se convirtió en el medio idóneo para quienes buscan desestabilizar a la institución. Entraron los conocidos grupos vandálicos a cometer destrozos a los edificios, amenazas contra los mismos estudiantes y oídos cerrados al diálogo. Se sabe que son mercenarios, al servicio del mejor postor, por lo que, hasta el mismo Presidente habló de “una mano negra detrás del conflicto, que mece la cuna”.

Mano negra que quiso evitar la reelección del Rector, Enrique Graue. Radicales que intentan transformar a la universidad en una escuela “patito”, sin autonomía –en primer término- nivel académico y menos, investigación científica.

Los auténticos reclamos tuvieron respuesta. Las autoridades de la UNAM plantearon medidas para atajar la violencia y se han sancionado y separado de sus cargos a más de 100 hombres, presuntos culpables.

Graue dio la cara y mostró su disposición para atender los pliegos petitorios, pero lo que se ve difícil es conseguir que quienes buscan otros fines, den marcha atrás a su actitud, que incluso plantea un paro general.

Se detectó a cuatro grupos rijosos, de reconocida violencia, involucrados en las tomas de instalaciones. Grupos entrenados en tácticas y estrategia guerrillera. Uno de ellos intentó apoderarse de la Facultad de Derecho, sin éxito, gracias al director, Raúl Contreras y un cuerpo de profesores, que lo impidieron.

Se cumplen 20 años de la entrada de la Policía Federal Preventiva, a la UNAM, a rescatarla después de nueve meses de paro. Salió el entonces rector, Francisco Barnés de Castro y su sucesor, Juan Ramón de la Fuente, en coordinación con la Procuraduría General de la República y otras autoridades Federales y Locales, determinó poner un hasta aquí.

Se aprehendieron a varios de los liderzuchos del Consejo General de Huelga, entre los que destacaba el famoso Mosh –actualmente profesor en Michoacán-. Fue un operativo limpio que consiguió reabrir las puertas de la institución que, en última instancia, es patrimonio de todos los mexicanos.

Si en verdad existe un cambio, López Obrador tendría que revelar quién o quienes intentan dañar a nuestra máxima casa de estudios, de lo que ya debe estar más que enterado. No se vale, en aras de ideologías obsoletas o quizá peor, politiquerías, atentar contra los miles y miles de estudiantes que sólo quieren prepararse y sacar lo mejor que se pueda, una carrera.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



La Universidad Nacional Autónoma de México se suma a la enorme lista de problemas que arrastra el país. Matanzas, a lo largo y ancho de la República, desabasto de medicinas y atención médica; una economía que no levanta y un horizonte negro, sin perspectivas de avance.

El paro en algunas Escuelas y Preparatorias de la máxima casa de estudios es grave. Empezó en noviembre, con la queja justificada de un sector de alumnas y maestras, por la violencia de género.

Habrá a quien le parezca absurdo el motivo de esta protesta: quizá ignore que, en un par de meses más de mil mujeres sufrieron algún tipo de abuso, en estas instalaciones. Las quejas fueron al alza, en los últimos años, sin que se escucharan las voces de las agraviadas. Jóvenes que sufren el acoso de un profesor, de un empleado administrativo, de pelafustanes.

Las historias se multiplican y cada una conlleva dolor, angustia y la rabia de la impotencia frente al abuso de machos, aferrados a tratar al género femenino como un objeto de su propiedad.

Lo que empezó por una causa justificada se convirtió en el medio idóneo para quienes buscan desestabilizar a la institución. Entraron los conocidos grupos vandálicos a cometer destrozos a los edificios, amenazas contra los mismos estudiantes y oídos cerrados al diálogo. Se sabe que son mercenarios, al servicio del mejor postor, por lo que, hasta el mismo Presidente habló de “una mano negra detrás del conflicto, que mece la cuna”.

Mano negra que quiso evitar la reelección del Rector, Enrique Graue. Radicales que intentan transformar a la universidad en una escuela “patito”, sin autonomía –en primer término- nivel académico y menos, investigación científica.

Los auténticos reclamos tuvieron respuesta. Las autoridades de la UNAM plantearon medidas para atajar la violencia y se han sancionado y separado de sus cargos a más de 100 hombres, presuntos culpables.

Graue dio la cara y mostró su disposición para atender los pliegos petitorios, pero lo que se ve difícil es conseguir que quienes buscan otros fines, den marcha atrás a su actitud, que incluso plantea un paro general.

Se detectó a cuatro grupos rijosos, de reconocida violencia, involucrados en las tomas de instalaciones. Grupos entrenados en tácticas y estrategia guerrillera. Uno de ellos intentó apoderarse de la Facultad de Derecho, sin éxito, gracias al director, Raúl Contreras y un cuerpo de profesores, que lo impidieron.

Se cumplen 20 años de la entrada de la Policía Federal Preventiva, a la UNAM, a rescatarla después de nueve meses de paro. Salió el entonces rector, Francisco Barnés de Castro y su sucesor, Juan Ramón de la Fuente, en coordinación con la Procuraduría General de la República y otras autoridades Federales y Locales, determinó poner un hasta aquí.

Se aprehendieron a varios de los liderzuchos del Consejo General de Huelga, entre los que destacaba el famoso Mosh –actualmente profesor en Michoacán-. Fue un operativo limpio que consiguió reabrir las puertas de la institución que, en última instancia, es patrimonio de todos los mexicanos.

Si en verdad existe un cambio, López Obrador tendría que revelar quién o quienes intentan dañar a nuestra máxima casa de estudios, de lo que ya debe estar más que enterado. No se vale, en aras de ideologías obsoletas o quizá peor, politiquerías, atentar contra los miles y miles de estudiantes que sólo quieren prepararse y sacar lo mejor que se pueda, una carrera.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



ÚLTIMASCOLUMNAS