/ miércoles 5 de enero de 2022

Cuchillito de palo | Zaldívar y su bla, bla, bla

Al Presidente de la Suprema Corte de Justicia, se le desgastó el discurso. Su compromiso de acabar con la corrupción y reformar al Poder Judicial se esfuma, frente a la realidad de jueces de línea. El aparato se vuelve justiciero, sumiso a los caprichos del emperador de Palacio.

Mientras la sociedad se desespera por la falta de resultados de Tribunales en los que duermen pilas de expedientes añosos, éstos resuelven casos al vapor, cuando hay intereses creados de por medio. Son tantas las injusticias contra ciudadanos inocentes, muchos de los cuales se pudren en una cárcel, sin ni siquiera recibir sentencia, que existe un clamor generalizado, con la exigencia de cambio.

Hay casos que escandalizan, como el de Rosario Robles. La inquina de un par de juececillos de undécima, la mantiene en prisión, cuando tendría que tener su proceso en libertad. Y no es que los mentecatos de marras se manden solos: son individuos de consigna, obedientes a lo que les dictan, carentes de ética y profesionalismo. Varios magistrados les han llamado la atención por su negativa a liberar a quien sufre en carne propia la venganza del tlatoani.

Un tlatoani que jamás le perdonó su relación con el argentino, Carlos Ahumada, quien hizo públicos los videos de Bejarano, Imaz y demás secuaces corruptos de AMLO, recibiendo billetes. Un tlatoani que se cobra la factura de lo que considere cualquier afrenta en su contra y que está lleno de odio y resentimientos hacia aquellos que, según su peculiar mentalidad, evitaron que llegara a la máxima jefatura nacional, en sus dos campañas previas. Siempre busca culpables de sus fracasos y desastres, antes que reconocer sus errores.

Rosario podría ser culpable de algunos cargos relacionados con la Estafa Maestra del Peñanietismo, pero tiene derecho a un proceso limpio, apegado a la norma y en libertad. Lo demás, asquerosas revanchas del todopoderoso.

Otra mamarrachada similar es la denuncia penal que, el mandamás de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez, presentó contra seis consejeros del Instituto Nacional Electoral, por retrasar la Revocación de Mandato, en tanto no se les ampliara el presupuesto para hacerlo. La mentada consulta, capricho inaudito del tabasqueño, que costará más de tres mil millones de pesos, va por determinación de la Suprema Corte y del Tribunal Federal Electoral.

Inconcebible intentar someter a juicio a quienes actuaron de acuerdo a sus convicciones, con la libertad que les da el cargo que ostentan. Un intento, por parte de Gutiérrez, de quedar bien con un AMLO, que le paró los pies, en vista de la estupidez del interfecto. ¡Con semejantes lacayos, innecesarios los enemigos!

La tercera pifia de pavor es la de la aprehensión y encarcelamiento de José María del Río Virgen, brazo derecho de Ricardo Monreal. Se le acusa en falso del crimen de un compañero de Movimiento Ciudadano, sin una prueba. En este tema, venganza del desgobernador veracruzano, Cuitláhuac García, incompetente a más no poder, individuo que jamás debió llegar a un cargo que le queda inmenso.

Indignante manipulación de la justicia, con acusaciones falsas, maquinando delitos o incumpliendo con las normas de un proceso. Jueces de pacotilla, a los que se debería expulsar de un cargo para el que no tienen ni la ética ni la solvencia moral. A ver si Zaldívar y su Consejo de la Judicatura espabilan y meten al orden a quienes no merecen una toga.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

Al Presidente de la Suprema Corte de Justicia, se le desgastó el discurso. Su compromiso de acabar con la corrupción y reformar al Poder Judicial se esfuma, frente a la realidad de jueces de línea. El aparato se vuelve justiciero, sumiso a los caprichos del emperador de Palacio.

Mientras la sociedad se desespera por la falta de resultados de Tribunales en los que duermen pilas de expedientes añosos, éstos resuelven casos al vapor, cuando hay intereses creados de por medio. Son tantas las injusticias contra ciudadanos inocentes, muchos de los cuales se pudren en una cárcel, sin ni siquiera recibir sentencia, que existe un clamor generalizado, con la exigencia de cambio.

Hay casos que escandalizan, como el de Rosario Robles. La inquina de un par de juececillos de undécima, la mantiene en prisión, cuando tendría que tener su proceso en libertad. Y no es que los mentecatos de marras se manden solos: son individuos de consigna, obedientes a lo que les dictan, carentes de ética y profesionalismo. Varios magistrados les han llamado la atención por su negativa a liberar a quien sufre en carne propia la venganza del tlatoani.

Un tlatoani que jamás le perdonó su relación con el argentino, Carlos Ahumada, quien hizo públicos los videos de Bejarano, Imaz y demás secuaces corruptos de AMLO, recibiendo billetes. Un tlatoani que se cobra la factura de lo que considere cualquier afrenta en su contra y que está lleno de odio y resentimientos hacia aquellos que, según su peculiar mentalidad, evitaron que llegara a la máxima jefatura nacional, en sus dos campañas previas. Siempre busca culpables de sus fracasos y desastres, antes que reconocer sus errores.

Rosario podría ser culpable de algunos cargos relacionados con la Estafa Maestra del Peñanietismo, pero tiene derecho a un proceso limpio, apegado a la norma y en libertad. Lo demás, asquerosas revanchas del todopoderoso.

Otra mamarrachada similar es la denuncia penal que, el mandamás de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez, presentó contra seis consejeros del Instituto Nacional Electoral, por retrasar la Revocación de Mandato, en tanto no se les ampliara el presupuesto para hacerlo. La mentada consulta, capricho inaudito del tabasqueño, que costará más de tres mil millones de pesos, va por determinación de la Suprema Corte y del Tribunal Federal Electoral.

Inconcebible intentar someter a juicio a quienes actuaron de acuerdo a sus convicciones, con la libertad que les da el cargo que ostentan. Un intento, por parte de Gutiérrez, de quedar bien con un AMLO, que le paró los pies, en vista de la estupidez del interfecto. ¡Con semejantes lacayos, innecesarios los enemigos!

La tercera pifia de pavor es la de la aprehensión y encarcelamiento de José María del Río Virgen, brazo derecho de Ricardo Monreal. Se le acusa en falso del crimen de un compañero de Movimiento Ciudadano, sin una prueba. En este tema, venganza del desgobernador veracruzano, Cuitláhuac García, incompetente a más no poder, individuo que jamás debió llegar a un cargo que le queda inmenso.

Indignante manipulación de la justicia, con acusaciones falsas, maquinando delitos o incumpliendo con las normas de un proceso. Jueces de pacotilla, a los que se debería expulsar de un cargo para el que no tienen ni la ética ni la solvencia moral. A ver si Zaldívar y su Consejo de la Judicatura espabilan y meten al orden a quienes no merecen una toga.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq