/ jueves 10 de octubre de 2019

Cuestionamientos al sínodo panamazónico

VER

Se ha iniciado en Roma el Sínodo Especial de los Obispos sobre la Amazonía, con el objetivo de encontrar, con la luz del Espíritu Santo y escuchando sus voces en la comunidad eclesial, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Tiene tres puntos centrales: la evangelización, los indígenas y el cuidado de la casa común en esa región. Lo que salga de este Sínodo, iluminará también a otras regiones del planeta, que viven circunstancias semejantes.

Participan 185 “padres sinodales”, con voz y voto, casi todos obispos y cardenales, más muchos otros invitados especiales, expertos, “auditores” y ayudantes, que sólo tienen voz, no voto; sin embargo, su palabra es muy importante, tanto en el aula general, como en los grupos de trabajo. Están 35 mujeres y 17 indígenas, que podrían haber sido más. Con voz y voto, son 113 de la región panamazónica: 3 de Antillas, 6 de Venezuela, 13 de Colombia, 7 de Ecuador, 57 de Brasil, 11 de Bolivia y 10 de Perú.

El Papa convocó a este Sínodo con más de dos años de antelación; así, hubo oportunidad de hacer amplias consultas a las comunidades locales, sobre todo a los pueblos indígenas. El fruto de esa consulta se plasmó en el Instrumentum laboris, que es como una base para las discusiones, pero cada quien tiene plena libertad para aportar su punto de vista. Al final, se elaboran unas propuestas, pero aún no es el documento final. Este lo hará el Papa, y hasta entonces sabremos qué se decidió en este Sínodo; lo que se diga antes, son sólo opiniones y propuestas, expresadas con la libertad que nos da el Espíritu.

Se han hecho varios cuestionamientos a este Sínodo. Se dice que se ponen como punto de referencia las culturas indígenas, como si en ellas todo fuera lo mejor para la humanidad, sin tener en cuenta la realidad de pecado que existe en todas partes, y sin poner a Jesucristo y al Evangelio como criterio final de verdad y de bien. Se dice que se nota una preocupación que califican de excesiva por la ecología, como si ésta desplazara a la evangelización. Se dice que se quiere cambiar a la Iglesia, dando a la mujer y a los indígenas un lugar que pareciera no adecuado. Se dice que, al tratar de dar a la Iglesia un rostro amazónico, de ser una Iglesia autóctona, se pierda lo esencial de la Iglesia y del misterio de Cristo. Son voces que hay que escuchar, porque no todo son exageraciones y malentendidos, pues en nuestra Iglesia hay muchas tendencias, que debemos armonizar, como hay armonía entre los cuatro Evangelios, cada uno con acentos particulares sobre el misterio salvífico.

PENSAR

El Papa Francisco, en su homilía de la Misa inaugural de este Sínodo, dijo: “Sintámonos convocados aquí para servir, poniendo en el centro el don de Dios. El don que hemos recibido es un fuego, es un amor ardiente a Dios y a los hermanos. La Iglesia no puede limitarse en modo alguno a una pastoral de ‘mantenimiento’ para los que ya conocen el Evangelio de Cristo. El anuncio del Evangelio es el primer criterio para la vida de la Iglesia: es su misión, su identidad. Anunciar el Evangelio es vivir el ofrecimiento, es testimoniar hasta el final, es hacerse todo para todos. Miremos juntos a Jesús crucificado, su corazón traspasado por nosotros. Comencemos desde allí. Desde allí sintámonos llamados, todos y cada uno, a dar la vida” (6-X-2019).


ACTUAR

Demostremos nuestro amor a los marginados, ofreciéndoles a Jesús y medios para su vida digna. Cuidemos la casa común, evitando su desgaste innecesario y su destrucción.

Obispo Emérito de SCLC

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Se ha iniciado en Roma el Sínodo Especial de los Obispos sobre la Amazonía, con el objetivo de encontrar, con la luz del Espíritu Santo y escuchando sus voces en la comunidad eclesial, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Tiene tres puntos centrales: la evangelización, los indígenas y el cuidado de la casa común en esa región. Lo que salga de este Sínodo, iluminará también a otras regiones del planeta, que viven circunstancias semejantes.

Participan 185 “padres sinodales”, con voz y voto, casi todos obispos y cardenales, más muchos otros invitados especiales, expertos, “auditores” y ayudantes, que sólo tienen voz, no voto; sin embargo, su palabra es muy importante, tanto en el aula general, como en los grupos de trabajo. Están 35 mujeres y 17 indígenas, que podrían haber sido más. Con voz y voto, son 113 de la región panamazónica: 3 de Antillas, 6 de Venezuela, 13 de Colombia, 7 de Ecuador, 57 de Brasil, 11 de Bolivia y 10 de Perú.

El Papa convocó a este Sínodo con más de dos años de antelación; así, hubo oportunidad de hacer amplias consultas a las comunidades locales, sobre todo a los pueblos indígenas. El fruto de esa consulta se plasmó en el Instrumentum laboris, que es como una base para las discusiones, pero cada quien tiene plena libertad para aportar su punto de vista. Al final, se elaboran unas propuestas, pero aún no es el documento final. Este lo hará el Papa, y hasta entonces sabremos qué se decidió en este Sínodo; lo que se diga antes, son sólo opiniones y propuestas, expresadas con la libertad que nos da el Espíritu.

Se han hecho varios cuestionamientos a este Sínodo. Se dice que se ponen como punto de referencia las culturas indígenas, como si en ellas todo fuera lo mejor para la humanidad, sin tener en cuenta la realidad de pecado que existe en todas partes, y sin poner a Jesucristo y al Evangelio como criterio final de verdad y de bien. Se dice que se nota una preocupación que califican de excesiva por la ecología, como si ésta desplazara a la evangelización. Se dice que se quiere cambiar a la Iglesia, dando a la mujer y a los indígenas un lugar que pareciera no adecuado. Se dice que, al tratar de dar a la Iglesia un rostro amazónico, de ser una Iglesia autóctona, se pierda lo esencial de la Iglesia y del misterio de Cristo. Son voces que hay que escuchar, porque no todo son exageraciones y malentendidos, pues en nuestra Iglesia hay muchas tendencias, que debemos armonizar, como hay armonía entre los cuatro Evangelios, cada uno con acentos particulares sobre el misterio salvífico.

PENSAR

El Papa Francisco, en su homilía de la Misa inaugural de este Sínodo, dijo: “Sintámonos convocados aquí para servir, poniendo en el centro el don de Dios. El don que hemos recibido es un fuego, es un amor ardiente a Dios y a los hermanos. La Iglesia no puede limitarse en modo alguno a una pastoral de ‘mantenimiento’ para los que ya conocen el Evangelio de Cristo. El anuncio del Evangelio es el primer criterio para la vida de la Iglesia: es su misión, su identidad. Anunciar el Evangelio es vivir el ofrecimiento, es testimoniar hasta el final, es hacerse todo para todos. Miremos juntos a Jesús crucificado, su corazón traspasado por nosotros. Comencemos desde allí. Desde allí sintámonos llamados, todos y cada uno, a dar la vida” (6-X-2019).


ACTUAR

Demostremos nuestro amor a los marginados, ofreciéndoles a Jesús y medios para su vida digna. Cuidemos la casa común, evitando su desgaste innecesario y su destrucción.

Obispo Emérito de SCLC