/ domingo 1 de diciembre de 2019

Cultura a la mexicana

“Ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde…Ahora”, así lo dijo el recordado Antonio Machado, en un tiempo como el que nos está tocando vivir en México. En el que la convivencia social nos parece una auténtica Torre de Babel, materializada en la gestión de la actual Administración Federal y la discusión sobre sus decisiones: la estrategia contra la inseguridad que agobia al país entero, la aprobación del presupuesto para el próximo año, las protestas de presidentes municipales y productores campesinos por la restricción de los recursos asignados, el accidentado nombramiento de la nueva titular de la CNDH, el asilo otorgado al depuesto presidente de Bolivia y para colmo, los no asalariados, por la imposición fiscal a sus actividades laborales; solo por relacionar las que más han destacado los medios en las últimas semanas.

De estos temas han derivado grandes polémicas que parecen no tener un punto de conciliación, lo que refleja la voluntad real de las partes en conflicto para solucionar los problemas que aparentemente les dieron origen y que peligrosamente nos amenazan con llevarnos a la ingobernabilidad.

Jugando al reduccionista, en el conflicto central podríamos ubicar, por una parte, a los triunfadores de las elecciones del año pasado que nos dicen pugnar por un cambio radical en beneficio de los más necesitados y por la otra, a quienes se ven seriamente afectados con la forma en que se está instrumentado esa tendencia.

Así nos encontramos que, amparados en la aplastante victoria lograda, los antes opositores y ahora gobierno, generan las iniciativas necesarias para alcanzar sus fines, iniciativas que instantáneamente son cuestionada por los adversarios políticos que les antecedieron en el poder político, así como por aquellos que se van sintiendo afectados con el desempeño de la “4T”, que en un inicio no cuestionaron los resultados electorales o que incluso los aplaudieron y que injustamente confunden con sus enemigos jurados.

La diversidad de los opositores va de la mano con la variedad de las acciones de una autoridad decidida a “cambiar las condiciones sociales en beneficio de los más desvalidos”; no es lo mismo discutir sobre el nombramiento de la titular en la CNDH que sobre el desbasto de medicamentos para los niños que padecen enfermedades terminales y sin embargo, en ambos casos, los demandantes son calificados como neoliberales y conservadores.

Por mencionar solo algunos, dudo que los no asalariados y los padres de los niños desahuciados se estén manifestando por las situaciones que seriamente les afectan, solo por obstaculizar el desempeño de la Administración Pública. Hay razones de sobra para darle a cada tema un tratamiento distinto y por supuesto cuidar la forma en que se conducen con sus gobernados, a los que no tienen que “convencer” a la manera que lo hacen con las bancadas contrarias; más bien, la fórmula es escucharlos con atención y con el ánimo de acompañarlos en la resolución de sus problemas, claro está, cuando en realidad sean justas sus exigencias.

Baste con decir que la gran mayoría de ellos no pertenecen a “la mafia del poder”, y son parte del “Pueblo bueno y sabio”, del que se habla mucho hoy en día en la cultura a la mexicana. Al asumir el cargo, también se recibió la problemática específica de cada sector de la sociedad,

“Forman parte del mismo paquete y…no se aceptan devoluciones.”

napoleonef@hootmail.com



“Ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde…Ahora”, así lo dijo el recordado Antonio Machado, en un tiempo como el que nos está tocando vivir en México. En el que la convivencia social nos parece una auténtica Torre de Babel, materializada en la gestión de la actual Administración Federal y la discusión sobre sus decisiones: la estrategia contra la inseguridad que agobia al país entero, la aprobación del presupuesto para el próximo año, las protestas de presidentes municipales y productores campesinos por la restricción de los recursos asignados, el accidentado nombramiento de la nueva titular de la CNDH, el asilo otorgado al depuesto presidente de Bolivia y para colmo, los no asalariados, por la imposición fiscal a sus actividades laborales; solo por relacionar las que más han destacado los medios en las últimas semanas.

De estos temas han derivado grandes polémicas que parecen no tener un punto de conciliación, lo que refleja la voluntad real de las partes en conflicto para solucionar los problemas que aparentemente les dieron origen y que peligrosamente nos amenazan con llevarnos a la ingobernabilidad.

Jugando al reduccionista, en el conflicto central podríamos ubicar, por una parte, a los triunfadores de las elecciones del año pasado que nos dicen pugnar por un cambio radical en beneficio de los más necesitados y por la otra, a quienes se ven seriamente afectados con la forma en que se está instrumentado esa tendencia.

Así nos encontramos que, amparados en la aplastante victoria lograda, los antes opositores y ahora gobierno, generan las iniciativas necesarias para alcanzar sus fines, iniciativas que instantáneamente son cuestionada por los adversarios políticos que les antecedieron en el poder político, así como por aquellos que se van sintiendo afectados con el desempeño de la “4T”, que en un inicio no cuestionaron los resultados electorales o que incluso los aplaudieron y que injustamente confunden con sus enemigos jurados.

La diversidad de los opositores va de la mano con la variedad de las acciones de una autoridad decidida a “cambiar las condiciones sociales en beneficio de los más desvalidos”; no es lo mismo discutir sobre el nombramiento de la titular en la CNDH que sobre el desbasto de medicamentos para los niños que padecen enfermedades terminales y sin embargo, en ambos casos, los demandantes son calificados como neoliberales y conservadores.

Por mencionar solo algunos, dudo que los no asalariados y los padres de los niños desahuciados se estén manifestando por las situaciones que seriamente les afectan, solo por obstaculizar el desempeño de la Administración Pública. Hay razones de sobra para darle a cada tema un tratamiento distinto y por supuesto cuidar la forma en que se conducen con sus gobernados, a los que no tienen que “convencer” a la manera que lo hacen con las bancadas contrarias; más bien, la fórmula es escucharlos con atención y con el ánimo de acompañarlos en la resolución de sus problemas, claro está, cuando en realidad sean justas sus exigencias.

Baste con decir que la gran mayoría de ellos no pertenecen a “la mafia del poder”, y son parte del “Pueblo bueno y sabio”, del que se habla mucho hoy en día en la cultura a la mexicana. Al asumir el cargo, también se recibió la problemática específica de cada sector de la sociedad,

“Forman parte del mismo paquete y…no se aceptan devoluciones.”

napoleonef@hootmail.com



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