Por: Napoleón Fillat
Ya no vemos lo duro…sino lo tupido.
En este tiempo de pandemia la desgracia que significa la enfermedad no viene sola, la acompañan los demás jinetes del apocalipsis moderno que nos ha tocado vivir: el desempleo, la pobreza, la violencia e invariablemente la muerte. Según las estadísticas oficiales hace rato que México rebasó los 200 mil contagios y las 25 mil muertes causadas por el “coronavirus”, cifras que en forma permanente son cuestionadas, principalmente por los opositores al gobierno de la llamada “Cuarta T”, pero también por expertos sin interés en la confrontación política. La polémica ha resultado una verdadera “cena de negros”, en la que nadie le concede un ápice de razón a la contraparte; “A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza...”, dice un proverbio del admirado Antonio Machado, que muy posiblemente, cuando lo escribió, quiso referirse a este tipo de situaciones.
El auto encarcelamiento al que el mundo entero se ha sometido para prevenir el contagio provocó la parálisis casi total de la economía, de por sí “colgada con alfileres”. Lo que como siempre es de suponerse, afectó con mayor gravedad a los países menos desarrollados, es decir, pobres; y de estos, a los sectores más vulnerables de su población, México entre ellos, si consideramos los millones de empleos perdidos, el cierre masivo de empresas, el creciente número de nuevos pobres y la enorme dependencia del exterior.
Desde luego que como país ya traíamos cargando una abultada “mochila”, repleta de rezagos añejos en la economía, la salud pública, la procuración e impartición de justicia y desde luego en la seguridad ciudadana. En ese escenario la pandemia nos sorprendió a muchos, mientras atestiguábamos el forcejeo feroz del gobierno de la Cuarta Transformación y sus adversarios, por el tipo de solución para cada uno de los temas mencionados, entre otros, en pocas palabras, por el rumbo que tomaríamos como sociedad, de tal suerte que el coronavirus vino a empeorar nuestra muy precaria situación. Además de los empleos perdidos y la incorporación de muchas personas a la condición de pobreza, se agudizó la violencia, aumentando los homicidios de cada día, cometidos por los grupos criminales. Entre paréntesis son de destacarse, la detención y posterior liberación de la mamá del “Marro” así como el espectacular atentado contra la vida del Titular de la Secretaria de Seguridad Ciudadana en la capital de la República.
En el primer caso, se anunció que la liberación se efectuó por falta de pruebas, para después informar que los autores de la detención habían actuado sin orden de cateo, evidenciando que los mandos policiacos no han aprendido las lecciones como la que dejó el fracaso de la causa contra Florance Cassez y muchos otros utilizados para atacar al Sistema Penal Acusatorio. Por lo que hace al atentado, es motivo de alarma conocer la capacidad destructiva de los grupos criminales que ya acechan la Ciudad de México. Por fortuna García Harfuch salió vivo del percance, sin embargo, a pesar de ser investido como héroe de la patria por las autoridades locales y federales, se escuchan voces que lo ligan personalmente a Genaro García Luna y a casos como el de Ayotzinapa.
En fin, entre la pandemia, la parálisis económica, el desempleo, las actuaciones erráticas y la violencia estamos arrinconados en un abismo.
Y para acabarla de ch…tiembla.
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