/ domingo 2 de mayo de 2021

Cultura a la mexicana

“El miedo no anda en burro…sino en el aíre.”

Los pasados 20, 21 y 22 de abril, a convocatoria del presidente de los Estados Unidos, se reunieron los lideres de los países más industrializados, más poblados y ricos del planeta y sin duda alguna, los que por generaciones más están contribuyendo a su contaminación y por ende al cambio de las condiciones climáticas que hacen posible nuestra existencia. La reunión se verificó en el marco de la celebración del 22 de abril de cada año, como el “Dia de la Tierra”, fecha señalada para crear conciencia sobre los problemas comunes que en esta época le toca enfrentar a la humanidad, o sea, a todos; ricos y pobres, de cualquier tono de piel, guapos y feos, altos y chaparros, listos y tontos (incluidos Trump y otros necios), etc..

Además de que en realidad es muy reciente nuestro convencimiento como sociedad de la íntima y frágil interdependencia de los seres vivos con los ecosistemas y del riesgo inminente y acelerado de nuestra extinción, las acciones emprendidas para contrarrestar el peligro han sido tibias y lentas, por no decir nulas. Nos lo dice la madre Tierra con respuestas cada día más enérgicas, contundentes y disciplinarias. Alguien tiene que tomar la iniciativa de limpiar a conciencia el cochinero que nos dejaron generaciones pasadas y al que a la fecha seguimos ensuciando en forma exponencial y por demás irresponsable. Desde luego que ese alguien son los que en el papel pueden tomar las decisiones necesarias por la humanidad entera y sobre todo que tiene mayor capacidad para hacer que se cumplan, es decir, los políticos que estuvieron en la mencionada cumbre.

Los “ilustres” asistentes al foro virtual echaron al ruedo sus grandes propósitos, como cuando niños los plasmaban por mero formulismo y sin la intención real de cumplirlos en su carta al santa o a los reyes magos del almacén más cercano a su casa. Biden, por ejemplo, anuncio que para 2030 los Estados Unidos reducirán las emisiones de carbono en un 52% y que en 2050 alcanzarán la deseada posición de cero emisiones, también que apoyará financieramente a los países en desarrollo que tengan metas similares. China, Rusia, Japón y Unión Europea en mayor o menor medida prometieron portarse bien para reducir el calentamiento global que nos amenaza, en resumen, se llegaron a compromisos idénticos a los asumidos en las cumbres anteriores. La nota la dieron dos jovencitas activistas para las que a estas alturas del problema solo hay soluciones drásticas y no ven en los poderosos líderes mundiales la voluntad ni valentía para asumirlas.

Greta Thunberg, de Suecia, y Xiye Bastida, de México, con la sinceridad, decisión, impaciencia y afán propios de su edad, urgieron a los líderes reunidos a impulsar con seriedad las acciones correctas y definitivas en la solución del problema que amenaza nuestra existencia. Aun cuando sus enfoques de lucha por el ambiente nos parezcan distintos, arriban a las mismas conclusiones, por ejemplo, el inmediato abandono de los combustibles fósiles como fuente de energía. En efecto, mientras Greta pugna por una conducción de la sociedad basada en los conocimientos científicos alcanzados, para Xiye la respuesta ya está dada por las comunidades que aprendieron a vivir en equilibrio con la naturaleza antes de ser blanco de explotación y contaminación. Para ambas jóvenes activistas,


El tiempo acaba y seguimos…con los brazos cruzados.



napoleonef@hotmail.com

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“El miedo no anda en burro…sino en el aíre.”

Los pasados 20, 21 y 22 de abril, a convocatoria del presidente de los Estados Unidos, se reunieron los lideres de los países más industrializados, más poblados y ricos del planeta y sin duda alguna, los que por generaciones más están contribuyendo a su contaminación y por ende al cambio de las condiciones climáticas que hacen posible nuestra existencia. La reunión se verificó en el marco de la celebración del 22 de abril de cada año, como el “Dia de la Tierra”, fecha señalada para crear conciencia sobre los problemas comunes que en esta época le toca enfrentar a la humanidad, o sea, a todos; ricos y pobres, de cualquier tono de piel, guapos y feos, altos y chaparros, listos y tontos (incluidos Trump y otros necios), etc..

Además de que en realidad es muy reciente nuestro convencimiento como sociedad de la íntima y frágil interdependencia de los seres vivos con los ecosistemas y del riesgo inminente y acelerado de nuestra extinción, las acciones emprendidas para contrarrestar el peligro han sido tibias y lentas, por no decir nulas. Nos lo dice la madre Tierra con respuestas cada día más enérgicas, contundentes y disciplinarias. Alguien tiene que tomar la iniciativa de limpiar a conciencia el cochinero que nos dejaron generaciones pasadas y al que a la fecha seguimos ensuciando en forma exponencial y por demás irresponsable. Desde luego que ese alguien son los que en el papel pueden tomar las decisiones necesarias por la humanidad entera y sobre todo que tiene mayor capacidad para hacer que se cumplan, es decir, los políticos que estuvieron en la mencionada cumbre.

Los “ilustres” asistentes al foro virtual echaron al ruedo sus grandes propósitos, como cuando niños los plasmaban por mero formulismo y sin la intención real de cumplirlos en su carta al santa o a los reyes magos del almacén más cercano a su casa. Biden, por ejemplo, anuncio que para 2030 los Estados Unidos reducirán las emisiones de carbono en un 52% y que en 2050 alcanzarán la deseada posición de cero emisiones, también que apoyará financieramente a los países en desarrollo que tengan metas similares. China, Rusia, Japón y Unión Europea en mayor o menor medida prometieron portarse bien para reducir el calentamiento global que nos amenaza, en resumen, se llegaron a compromisos idénticos a los asumidos en las cumbres anteriores. La nota la dieron dos jovencitas activistas para las que a estas alturas del problema solo hay soluciones drásticas y no ven en los poderosos líderes mundiales la voluntad ni valentía para asumirlas.

Greta Thunberg, de Suecia, y Xiye Bastida, de México, con la sinceridad, decisión, impaciencia y afán propios de su edad, urgieron a los líderes reunidos a impulsar con seriedad las acciones correctas y definitivas en la solución del problema que amenaza nuestra existencia. Aun cuando sus enfoques de lucha por el ambiente nos parezcan distintos, arriban a las mismas conclusiones, por ejemplo, el inmediato abandono de los combustibles fósiles como fuente de energía. En efecto, mientras Greta pugna por una conducción de la sociedad basada en los conocimientos científicos alcanzados, para Xiye la respuesta ya está dada por las comunidades que aprendieron a vivir en equilibrio con la naturaleza antes de ser blanco de explotación y contaminación. Para ambas jóvenes activistas,


El tiempo acaba y seguimos…con los brazos cruzados.



napoleonef@hotmail.com

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