/ domingo 7 de agosto de 2022

Cultura a la mexicana

Dime de qué presumes…y te diré de qué careces.

Parecen echarle en cara las numerosas fuerzas antagonistas a la dirigencia del partido oficial, con una satisfacción más que insana, luego de verificarse los primeros acontecimientos durante las votaciones celebradas para renovar los Comités Ejecutivos Estatales, el Consejo Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional de Morena. En la exhibición de las fenomenales broncas campales entre sus militantes, escenificadas en distintas localidades del país, se acusaron de las trampas y abusos de que siempre se dijeron víctimas. Hubo de todo y sin medida, quienes no habían tenido la ocasión de saber cómo se embarazan u ordeñan las urnas en plena elección, se compran los votos y opera el famoso carrusel, ahora lo observaron en vivo y a todo color, como si fuera un ilustrativo y profesional tutorial, bueno, hasta los niños lo aprendieron. Tampoco faltaron los golpes entre las que parecían ser tribus rivales pertenecientes a la Cuarta Transformación. Qué tengamos noticia, por fortuna las cosas no fueron más allá de lo descrito, pues a este momento no se tiene mayor conocimiento que de algunos rasguños.

Desde luego, el festejo que principalmente serviría para el lucimiento de las “corcholatas”, quienes digan lo que digan están en plena campaña, fue ensombrecido por el mal comportamiento de sus respectivos apoyadores militantes, pues lo que intentó ser un escaparate para sus pretensiones, así como una estrellota para la dirigencia morenista, se convirtió en mucho más que un fuerte un dolor de cabeza que justificar, tal vez terminarán acusando una injerencia extraterrestre que violentó nuestra soberanía y habrá que formular enérgica protesta. No hay duda de que ahora la tecnología les jugó una mala pasada, pues las tradicionales prácticas con que jugaron sus predecesores priistas todavía no tienen contemplado un antídoto contra las cámaras de los modernos celulares y la difusión instantánea que implica la existencia de las redes sociales. Además de que Mario Delgado, ahora sabemos, no les advirtió a sus huestes la regla de oro que prescribe: “entre gitanos no se leen las cartas”.

Como todo en la vida, diría mi abuela, siempre hay a quien responsabilizar de nuestras regadas de tepache, sobre todo cuando está en juego el prestigio del movimiento que pretende romper el récord de permanencia en el poder, que aún ostenta el tristemente célebre y casi extinto Partido Revolucionario Institucional, sí, el que ahora comanda un tal Alito. Para tales efectos la mesa está más que servida, los chivos expiatorios ideales para el sacrificio y porque que desde hace tiempo levantaron la mano son, sin mucho pensarle y para abrir boca, los antes amados John Ackerman, Ricardo Monreal y Gibran Ramírez.

El doctor Ackerman, por ser el más revoltoso y activo en las redes sociales al denunciar el riesgo inminente de la utilización de prácticas truculentas en la accidentada elección y así ubicarse como primero en la mira del encono morenista, le siguen: el senador Monreal, por abstenerse de participar y convalidar los procedimientos y el talentoso joven Gibran, por denunciar las irregularidades e incongruencias surgidas al interior del partido en el proceso de renovación de la dirigencia nacional y los tres, por ser etiquetados, desde hace rato, como traidores al movimiento en que alguna vez participaron. Por ello, es que, sin duda,


Para que la cuña apriete…debe ser del mismo palo


napoleonef@hotmail.com

Dime de qué presumes…y te diré de qué careces.

Parecen echarle en cara las numerosas fuerzas antagonistas a la dirigencia del partido oficial, con una satisfacción más que insana, luego de verificarse los primeros acontecimientos durante las votaciones celebradas para renovar los Comités Ejecutivos Estatales, el Consejo Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional de Morena. En la exhibición de las fenomenales broncas campales entre sus militantes, escenificadas en distintas localidades del país, se acusaron de las trampas y abusos de que siempre se dijeron víctimas. Hubo de todo y sin medida, quienes no habían tenido la ocasión de saber cómo se embarazan u ordeñan las urnas en plena elección, se compran los votos y opera el famoso carrusel, ahora lo observaron en vivo y a todo color, como si fuera un ilustrativo y profesional tutorial, bueno, hasta los niños lo aprendieron. Tampoco faltaron los golpes entre las que parecían ser tribus rivales pertenecientes a la Cuarta Transformación. Qué tengamos noticia, por fortuna las cosas no fueron más allá de lo descrito, pues a este momento no se tiene mayor conocimiento que de algunos rasguños.

Desde luego, el festejo que principalmente serviría para el lucimiento de las “corcholatas”, quienes digan lo que digan están en plena campaña, fue ensombrecido por el mal comportamiento de sus respectivos apoyadores militantes, pues lo que intentó ser un escaparate para sus pretensiones, así como una estrellota para la dirigencia morenista, se convirtió en mucho más que un fuerte un dolor de cabeza que justificar, tal vez terminarán acusando una injerencia extraterrestre que violentó nuestra soberanía y habrá que formular enérgica protesta. No hay duda de que ahora la tecnología les jugó una mala pasada, pues las tradicionales prácticas con que jugaron sus predecesores priistas todavía no tienen contemplado un antídoto contra las cámaras de los modernos celulares y la difusión instantánea que implica la existencia de las redes sociales. Además de que Mario Delgado, ahora sabemos, no les advirtió a sus huestes la regla de oro que prescribe: “entre gitanos no se leen las cartas”.

Como todo en la vida, diría mi abuela, siempre hay a quien responsabilizar de nuestras regadas de tepache, sobre todo cuando está en juego el prestigio del movimiento que pretende romper el récord de permanencia en el poder, que aún ostenta el tristemente célebre y casi extinto Partido Revolucionario Institucional, sí, el que ahora comanda un tal Alito. Para tales efectos la mesa está más que servida, los chivos expiatorios ideales para el sacrificio y porque que desde hace tiempo levantaron la mano son, sin mucho pensarle y para abrir boca, los antes amados John Ackerman, Ricardo Monreal y Gibran Ramírez.

El doctor Ackerman, por ser el más revoltoso y activo en las redes sociales al denunciar el riesgo inminente de la utilización de prácticas truculentas en la accidentada elección y así ubicarse como primero en la mira del encono morenista, le siguen: el senador Monreal, por abstenerse de participar y convalidar los procedimientos y el talentoso joven Gibran, por denunciar las irregularidades e incongruencias surgidas al interior del partido en el proceso de renovación de la dirigencia nacional y los tres, por ser etiquetados, desde hace rato, como traidores al movimiento en que alguna vez participaron. Por ello, es que, sin duda,


Para que la cuña apriete…debe ser del mismo palo


napoleonef@hotmail.com

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