/ viernes 3 de junio de 2022

Cumbre de las Américas 2022 

Por Brian Nichols


Bibi La Luz González, de nacionalidad guatemalteca y exparticipante de la Iniciativa Jóvenes Líderes de las Américas que impulsa el Departamento de Estado, creó en 2016 una organización sin fines de lucro que promueve la seguridad alimentaria y trabaja en colaboración con familias de ingresos bajos y medianos para contribuir a un sistema alimentario más inclusivo. Fue nombrada Trust Changemaker por la Fundación Thomson Reuters en 2019.

Juntos, queremos generar más historias como la de ella. El presidente Biden recibirá a los líderes del Hemisferio Occidental en Los Ángeles del 8 al 10 de junio para la Novena Cumbre de las Américas, con un objetivo ambicioso pero simple: ayudar al hemisferio entero —incluido Estados Unidos— a materializar su potencial como región donde la democracia responda a las necesidades de todos y las personas puedan hacer realidad sus aspiraciones, independientemente de dónde vivan.

La democracia y los mercados han generado beneficios extraordinarios para las Américas en los últimos 40 años, pero muchas personas siguen enfrentado desafíos y experiencias trágicas: la madre en duelo porque pandillas en El Salvador acabaron con la vida de su hijo; la familia haitiana que huyó de la pobreza y la falta de ley; el agricultor de Paraguay que perdió su cosecha por la sequía; o los padres de Oklahoma que perdieron a su hijo por el fentanilo ilegal. Podemos y debemos hacer más por todas las personas de América.

Aunque la Cumbre es un encuentro de gobiernos, se centra en la piedra angular de todas nuestras sociedades: nuestra gente. La COVID-19 se ha cobrado más de 2.7 millones de vidas en nuestro hemisferio, y ha provocado enormes pérdidas de empleo, merma de los ingresos e índices de pobreza crecientes. La crisis económica afectó sobre todo, a las comunidades marginadas. La pérdida de puestos de trabajo ha sido particularmente alta para mujeres, trabajadores más jóvenes, las personas con niveles de educación más bajos y quienes trabajan en el sector informal. La invasión rusa de Ucrania provocó un alza en los precios de productos esenciales en las Américas, desde fertilizantes y trigo hasta petróleo. Nuestra prosperidad común depende de la recuperación económica y de que avance el crecimiento de las clases medias en Estados Unidos y en todos los países de la región.

Son muchas las tareas que tenemos por delante. Durante la Cumbre, debemos comprometernos con una recuperación económica que sea ecológica y equitativa, sistemas sanitarios resilientes, y la revitalización de las democracias. La pandemia de COVID-19 expuso fallas en nuestros sistemas de salud pública que debemos superar trabajando juntos. Debemos impulsar una gobernabilidad con transparencia y rendición de cuentas, y promover y proteger los derechos humanos, el Estado de derecho, la inclusión social y la igualdad de género, racial y étnica. Podemos favorecer la prosperidad inclusiva si construimos una economía digital que sume más personas al empleo formal; por ende, debemos empeñarnos en promover redes de telecomunicaciones interoperables, seguras y confiables, y en facilitar un acceso a Internet de banda ancha asequible y universal. Aprovechar el potencial inmenso que tiene la energía limpia en el hemisferio puede ser un propulsor del desarrollo económico y responder a la crisis climática, y por eso debemos expresar nuestro compromiso de usar tecnologías eficientes y que ahorren energía para alcanzar un nivel de cero emisiones netas; cooperar para que haya más fuentes de energía eólica y solar, bioenergías e hidroelectricidad; y plantear objetivos para llevar las energías renovables a una mayor escala. Además, debemos comprometernos a abordar la deforestación, la conversión de los ecosistemas y la contaminación con plásticos de los océanos. Muchas naciones del hemisferio ya están experimentando fuertes impactos debido a la crisis climática. Es preciso que nos comprometamos a implementar planes o estrategias de adaptación nacionales, reforzar la resiliencia de los distintos sectores, establecer sistemas de monitoreo y evaluación, intercambiar información y educar a la próxima generación de responsables de fijar políticas.

El progreso en todas estas áreas restablecerá en la ciudadanía la confianza de que la democracia puede dar respuesta a las necesidades de la gente. Debemos enfocarnos en las responsabilidades básicas de gobierno: brindar seguridad, atención de la salud, educación, infraestructura y Estado de derecho. Para lograr esto, nos proponemos invertir más en nuestra gente a través de la educación; construir y fortalecer instituciones más inclusivas; proteger y consolidar el papel crucial que desempeña la sociedad civil independiente; y respetar la dignidad humana que corresponde a cada persona.

El futuro de nuestro hemisferio sigue siendo auspicioso. La Administración Biden-Harris usará las oportunidades que ofrece la Novena Cumbre de las Américas para contribuir a que todas las personas de América se vean beneficiadas.


Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental


Por Brian Nichols


Bibi La Luz González, de nacionalidad guatemalteca y exparticipante de la Iniciativa Jóvenes Líderes de las Américas que impulsa el Departamento de Estado, creó en 2016 una organización sin fines de lucro que promueve la seguridad alimentaria y trabaja en colaboración con familias de ingresos bajos y medianos para contribuir a un sistema alimentario más inclusivo. Fue nombrada Trust Changemaker por la Fundación Thomson Reuters en 2019.

Juntos, queremos generar más historias como la de ella. El presidente Biden recibirá a los líderes del Hemisferio Occidental en Los Ángeles del 8 al 10 de junio para la Novena Cumbre de las Américas, con un objetivo ambicioso pero simple: ayudar al hemisferio entero —incluido Estados Unidos— a materializar su potencial como región donde la democracia responda a las necesidades de todos y las personas puedan hacer realidad sus aspiraciones, independientemente de dónde vivan.

La democracia y los mercados han generado beneficios extraordinarios para las Américas en los últimos 40 años, pero muchas personas siguen enfrentado desafíos y experiencias trágicas: la madre en duelo porque pandillas en El Salvador acabaron con la vida de su hijo; la familia haitiana que huyó de la pobreza y la falta de ley; el agricultor de Paraguay que perdió su cosecha por la sequía; o los padres de Oklahoma que perdieron a su hijo por el fentanilo ilegal. Podemos y debemos hacer más por todas las personas de América.

Aunque la Cumbre es un encuentro de gobiernos, se centra en la piedra angular de todas nuestras sociedades: nuestra gente. La COVID-19 se ha cobrado más de 2.7 millones de vidas en nuestro hemisferio, y ha provocado enormes pérdidas de empleo, merma de los ingresos e índices de pobreza crecientes. La crisis económica afectó sobre todo, a las comunidades marginadas. La pérdida de puestos de trabajo ha sido particularmente alta para mujeres, trabajadores más jóvenes, las personas con niveles de educación más bajos y quienes trabajan en el sector informal. La invasión rusa de Ucrania provocó un alza en los precios de productos esenciales en las Américas, desde fertilizantes y trigo hasta petróleo. Nuestra prosperidad común depende de la recuperación económica y de que avance el crecimiento de las clases medias en Estados Unidos y en todos los países de la región.

Son muchas las tareas que tenemos por delante. Durante la Cumbre, debemos comprometernos con una recuperación económica que sea ecológica y equitativa, sistemas sanitarios resilientes, y la revitalización de las democracias. La pandemia de COVID-19 expuso fallas en nuestros sistemas de salud pública que debemos superar trabajando juntos. Debemos impulsar una gobernabilidad con transparencia y rendición de cuentas, y promover y proteger los derechos humanos, el Estado de derecho, la inclusión social y la igualdad de género, racial y étnica. Podemos favorecer la prosperidad inclusiva si construimos una economía digital que sume más personas al empleo formal; por ende, debemos empeñarnos en promover redes de telecomunicaciones interoperables, seguras y confiables, y en facilitar un acceso a Internet de banda ancha asequible y universal. Aprovechar el potencial inmenso que tiene la energía limpia en el hemisferio puede ser un propulsor del desarrollo económico y responder a la crisis climática, y por eso debemos expresar nuestro compromiso de usar tecnologías eficientes y que ahorren energía para alcanzar un nivel de cero emisiones netas; cooperar para que haya más fuentes de energía eólica y solar, bioenergías e hidroelectricidad; y plantear objetivos para llevar las energías renovables a una mayor escala. Además, debemos comprometernos a abordar la deforestación, la conversión de los ecosistemas y la contaminación con plásticos de los océanos. Muchas naciones del hemisferio ya están experimentando fuertes impactos debido a la crisis climática. Es preciso que nos comprometamos a implementar planes o estrategias de adaptación nacionales, reforzar la resiliencia de los distintos sectores, establecer sistemas de monitoreo y evaluación, intercambiar información y educar a la próxima generación de responsables de fijar políticas.

El progreso en todas estas áreas restablecerá en la ciudadanía la confianza de que la democracia puede dar respuesta a las necesidades de la gente. Debemos enfocarnos en las responsabilidades básicas de gobierno: brindar seguridad, atención de la salud, educación, infraestructura y Estado de derecho. Para lograr esto, nos proponemos invertir más en nuestra gente a través de la educación; construir y fortalecer instituciones más inclusivas; proteger y consolidar el papel crucial que desempeña la sociedad civil independiente; y respetar la dignidad humana que corresponde a cada persona.

El futuro de nuestro hemisferio sigue siendo auspicioso. La Administración Biden-Harris usará las oportunidades que ofrece la Novena Cumbre de las Américas para contribuir a que todas las personas de América se vean beneficiadas.


Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental