/ lunes 2 de septiembre de 2019

Cúrese quien pueda, dice el Presidente

Con gran asombro escuché incrédula el comentario del Presidente López Obrador en la mañanera de viernes pasado quién a pregunta expresa, sobre si la carencia de medicamentos había causado la muerte de una pequeña niña de 7 años, él contesta: “… vamos a suponer, de que estén en un hospital, una niña o niño, si, y aceptando sin conceder de que no tienen el medicamento, qué sociedad somos si la enfermera, si el médico, si el director del hospital y cualquier ciudadano, no toma la decisión de comprar el medicamento, para que no pierda la vida la niña y el niño; de todas maneras hay que investigarlo, y no tienen que faltar los medicamentos…”

Deje usted si derivado de la investigación influyó en la muerte de la niña, la falta de medicamentos. Lo que no puede hacer es eludir su responsabilidad para garantizar que en los hospitales y clínicas los medicamentos no falten, y no pasarle la responsabilidad a las enfermeras, médicos y directores de que ellas y ellos compren los medicamentos! ¡Qué gobierno tenemos!

En primer lugar es necesario señalar que el derecho a la Salud no se trata de una motivación para ver si un gobernante puede concretarlo a partir del enfoque de “ser buenas personas” o como si se tratara de beneficencia o altruismo.

Este derecho forma parte de los derechos humanos reconocidos en el Pacto Sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales del que México es Parte. Estamos vinculados a la Organización Mundial de la Salud. Se trata de un DERECHO universal, es decir es intrínseco a todas las personas del Planeta estén dónde estén, somos una sola familia; es indivisible porque se complementa integralmente con otros derechos en función del reconocimiento de la dignidad humana; es interdependiente lo que quiere decir es inseparable de otros derechos en la misma jerarquía, y es progresivo porque se avanza permanentemente en la concreción del ejercicio del derecho sin ninguna regresión en el goce del mismo. Estos cuatro principios del artículo 1 de la Constitución Política, el Presidente debería implementarlos para lograr ser un buen y eficaz responsable de la Titularidad del Poder Ejecutivo.

La Secretaría de Salud tiene competencia federal, y los hospitales y clínicas que hoy sufren por falta de medicamentos, insumos para cirugías y lo necesario para su eficiente funcionamiento son federales, y no es que no haya recursos, este gobierno simplemente recortó presupuestos o interrumpió compras de medicamentos, sin tomar en cuenta que muchas personas enfermas, particularmente de enfermedades de alto impacto, y pacientes infantes particularmente, pueden deteriorarse su salud hasta ponerles en riesgo de perder la vida como ya se empiezan a presentar casos. Ademas es lamentable que frente a las críticas se cuestione a priori la veracidad de los casos.

Con la politización y partidización de la SALUD se está poniendo en riesgo la vida de miles de mexicanas y mexicanos de todas las edades. Y cuando se trata de niñas y niños no basta con conmoverse, y peor pasarle la bronca a otras personas que no tienen las responsabilidades que derivan del ejercicio del poder. Quienes tienen la obligación de comprar y surtir oportunamente los medicamentos es la Secretaría de Salud, la Secretaría de Hacienda y en la cadena de mando, el Presidente. No viene al caso hacerse “como que la virgen le habla” frente a los reclamos.

Con gran asombro escuché incrédula el comentario del Presidente López Obrador en la mañanera de viernes pasado quién a pregunta expresa, sobre si la carencia de medicamentos había causado la muerte de una pequeña niña de 7 años, él contesta: “… vamos a suponer, de que estén en un hospital, una niña o niño, si, y aceptando sin conceder de que no tienen el medicamento, qué sociedad somos si la enfermera, si el médico, si el director del hospital y cualquier ciudadano, no toma la decisión de comprar el medicamento, para que no pierda la vida la niña y el niño; de todas maneras hay que investigarlo, y no tienen que faltar los medicamentos…”

Deje usted si derivado de la investigación influyó en la muerte de la niña, la falta de medicamentos. Lo que no puede hacer es eludir su responsabilidad para garantizar que en los hospitales y clínicas los medicamentos no falten, y no pasarle la responsabilidad a las enfermeras, médicos y directores de que ellas y ellos compren los medicamentos! ¡Qué gobierno tenemos!

En primer lugar es necesario señalar que el derecho a la Salud no se trata de una motivación para ver si un gobernante puede concretarlo a partir del enfoque de “ser buenas personas” o como si se tratara de beneficencia o altruismo.

Este derecho forma parte de los derechos humanos reconocidos en el Pacto Sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales del que México es Parte. Estamos vinculados a la Organización Mundial de la Salud. Se trata de un DERECHO universal, es decir es intrínseco a todas las personas del Planeta estén dónde estén, somos una sola familia; es indivisible porque se complementa integralmente con otros derechos en función del reconocimiento de la dignidad humana; es interdependiente lo que quiere decir es inseparable de otros derechos en la misma jerarquía, y es progresivo porque se avanza permanentemente en la concreción del ejercicio del derecho sin ninguna regresión en el goce del mismo. Estos cuatro principios del artículo 1 de la Constitución Política, el Presidente debería implementarlos para lograr ser un buen y eficaz responsable de la Titularidad del Poder Ejecutivo.

La Secretaría de Salud tiene competencia federal, y los hospitales y clínicas que hoy sufren por falta de medicamentos, insumos para cirugías y lo necesario para su eficiente funcionamiento son federales, y no es que no haya recursos, este gobierno simplemente recortó presupuestos o interrumpió compras de medicamentos, sin tomar en cuenta que muchas personas enfermas, particularmente de enfermedades de alto impacto, y pacientes infantes particularmente, pueden deteriorarse su salud hasta ponerles en riesgo de perder la vida como ya se empiezan a presentar casos. Ademas es lamentable que frente a las críticas se cuestione a priori la veracidad de los casos.

Con la politización y partidización de la SALUD se está poniendo en riesgo la vida de miles de mexicanas y mexicanos de todas las edades. Y cuando se trata de niñas y niños no basta con conmoverse, y peor pasarle la bronca a otras personas que no tienen las responsabilidades que derivan del ejercicio del poder. Quienes tienen la obligación de comprar y surtir oportunamente los medicamentos es la Secretaría de Salud, la Secretaría de Hacienda y en la cadena de mando, el Presidente. No viene al caso hacerse “como que la virgen le habla” frente a los reclamos.