/ domingo 31 de enero de 2021

De interés para todos

Por Hazael Ruiz Ortega


Debemos recordar con insistencia al colectivo que nos estamos jugando la vida. Los días atípicos inesperados y no deseados de la pandemia y sus efectos en la salud quedarán grabados para siempre, especialmente por sus pérdidas en vidas humanas, enseñanzas económicas y algunos comportamientos que puntean una “Baja capacidad de demora”.

Es un requerimiento vital comprender para el corto o largo camino que aún nos falte por transitar de las variables externas “no controlables” que están más allá de las personas y la buena voluntad; y las internas que “si podemos controlar” e influir en ellas. Sin duda, esa actitud individual y de grupo prudente marcarán la diferencia para salir permanentemente adelante en los dos desafíos: la pandemia y la economía.

En ese contexto, imaginemos un angosto y resbaladizo pasadizo que estamos recorriendo entre sus dos muros ásperos (pandemia y economía) y hoy una luz al final del camino que representa la esperanza de la vacuna.

Percibamos en el marco del problema que vivimos y que registrará la historia de la importancia del cumplimiento de los protocolos establecidos para la prevención. Abonemos a una vida saludable con actitud positiva y pertinentes herramientas que nos permita acotar las adversidades comunitarias en un mundo con tendencia demográfica de personas mayores de 60 años.

Del cumplimiento de protocolos, los expertos y las autoridades a lo largo de estos meses han emitido oportunas y considerables recomendaciones sanitarias que revelan de sus ventajas. Las evidencias de la situación y de sus consecuencias negativas del incumplimiento son reconocidas públicamente que frenan la contención de la pandemia y agravan la salud pública, económica y en consecuencia el ingreso a la nueva normalidad.

Por cierto, de las variables “controlables” destacan los instrumentales para el desarrollo integral de una persona, el sentido de vida y por supuesto el debido respeto a todos los protocolos de la prevención en esta pandemia. Veamos paradigmas que potencialicen las dos primeras:

a) El desarrollo integral es consecuencia positiva de un proceso desde el inicio hasta el final de la vida. Nunca es tarde para “emprender un nuevo rumbo”.

Expertos señalan las áreas a desarrollar, desde nuestra mirada, viene a la memoria el modelo de los siete puertos de la vida: 1. Valores; 2. Salud física - mental – espiritual; 3. Autodesarrollo; 4.Trabajo; 5. Familia; 6. Participación Comunitaria; 7. Esparcimiento. Considerando la diversidad cada quien asigna su prioridad con base en sus perfiles y matices.

b) Reiteramos el principio mencionado de la “Guía Ética para la Transformación de México” del artículo anterior: “Cuida tu vida y la de los demás. No la desperdicies en cosas que tú mismo consideras que no valen la pena. Otórgale un sentido y un propósito hasta el fin de tus días”.

Analizando la esencia de los protocolos y características “controlables” en el tema de la salud física en nuestros días, sin duda, vulnera la sensibilidad cuando algunos comportamientos improcedentes generan aumentos en la cadena de contagios y cargas adicionales a la familia y a las instituciones.

Viene a la memoria famosa y profunda frase popular de un gran mexicano: “Sin querer queriendo” cuando escuchamos que alguien contagió a sus seres queridos, no se vale convertir en algo “incontrolable” lo que científicamente es considerado altamente peligroso pero “controlable”. En la pandemia es cuestión de cooperar y proteger los datos personales sensibles.

hazael.ruiz@hotmail.com

Por Hazael Ruiz Ortega


Debemos recordar con insistencia al colectivo que nos estamos jugando la vida. Los días atípicos inesperados y no deseados de la pandemia y sus efectos en la salud quedarán grabados para siempre, especialmente por sus pérdidas en vidas humanas, enseñanzas económicas y algunos comportamientos que puntean una “Baja capacidad de demora”.

Es un requerimiento vital comprender para el corto o largo camino que aún nos falte por transitar de las variables externas “no controlables” que están más allá de las personas y la buena voluntad; y las internas que “si podemos controlar” e influir en ellas. Sin duda, esa actitud individual y de grupo prudente marcarán la diferencia para salir permanentemente adelante en los dos desafíos: la pandemia y la economía.

En ese contexto, imaginemos un angosto y resbaladizo pasadizo que estamos recorriendo entre sus dos muros ásperos (pandemia y economía) y hoy una luz al final del camino que representa la esperanza de la vacuna.

Percibamos en el marco del problema que vivimos y que registrará la historia de la importancia del cumplimiento de los protocolos establecidos para la prevención. Abonemos a una vida saludable con actitud positiva y pertinentes herramientas que nos permita acotar las adversidades comunitarias en un mundo con tendencia demográfica de personas mayores de 60 años.

Del cumplimiento de protocolos, los expertos y las autoridades a lo largo de estos meses han emitido oportunas y considerables recomendaciones sanitarias que revelan de sus ventajas. Las evidencias de la situación y de sus consecuencias negativas del incumplimiento son reconocidas públicamente que frenan la contención de la pandemia y agravan la salud pública, económica y en consecuencia el ingreso a la nueva normalidad.

Por cierto, de las variables “controlables” destacan los instrumentales para el desarrollo integral de una persona, el sentido de vida y por supuesto el debido respeto a todos los protocolos de la prevención en esta pandemia. Veamos paradigmas que potencialicen las dos primeras:

a) El desarrollo integral es consecuencia positiva de un proceso desde el inicio hasta el final de la vida. Nunca es tarde para “emprender un nuevo rumbo”.

Expertos señalan las áreas a desarrollar, desde nuestra mirada, viene a la memoria el modelo de los siete puertos de la vida: 1. Valores; 2. Salud física - mental – espiritual; 3. Autodesarrollo; 4.Trabajo; 5. Familia; 6. Participación Comunitaria; 7. Esparcimiento. Considerando la diversidad cada quien asigna su prioridad con base en sus perfiles y matices.

b) Reiteramos el principio mencionado de la “Guía Ética para la Transformación de México” del artículo anterior: “Cuida tu vida y la de los demás. No la desperdicies en cosas que tú mismo consideras que no valen la pena. Otórgale un sentido y un propósito hasta el fin de tus días”.

Analizando la esencia de los protocolos y características “controlables” en el tema de la salud física en nuestros días, sin duda, vulnera la sensibilidad cuando algunos comportamientos improcedentes generan aumentos en la cadena de contagios y cargas adicionales a la familia y a las instituciones.

Viene a la memoria famosa y profunda frase popular de un gran mexicano: “Sin querer queriendo” cuando escuchamos que alguien contagió a sus seres queridos, no se vale convertir en algo “incontrolable” lo que científicamente es considerado altamente peligroso pero “controlable”. En la pandemia es cuestión de cooperar y proteger los datos personales sensibles.

hazael.ruiz@hotmail.com