/ viernes 5 de noviembre de 2021

De la pantalla a las tropas amigas

Por Shannon Kenny


Estoy segura de que no soy la única que ha tenido la fortuna de encontrarse con personas en el mundo virtual, que han apaciguado este camino sinuoso de la vida en pandemia; en estos tiempos en donde el año empieza a irse, un año difícil, quiero dedicar estas letras a las personas que, tanto tú queridx lectxr, como yo, hemos conocido sin conocer. A las tropas amigas que nos han acompañado y que nos han mantenido intactxs en la distancia, desde la virtualidad.

Quiero reconocer a quienes han llegado en un primer acercamiento con un nombre y apellido en una plataforma digital para después conocer sus rostros en una pantalla. Estas personas han traído consigo nuevas oportunidades para crecer tanto personal como profesionalmente en este panorama tan tambaleante, quienes han sido nuestros espejos para resignificar las formas en las que hacemos equipo, no solo con ellxs sino también con nosotrxs mismxs. Quiero agradecer a quienes se han quedado más tiempo después de las reuniones de trabajo o de clase para darte un espacio seguro y desahogar preocupaciones, quienes se han vuelto compañerxs de los malabares entre las tareas cotidianas y las responsabilidades, y con lxs que han marcado la diferencia en tus dias con solo tomarse unos minutos para llamarte, reír y reflexionar sobre todo lo que está pasando.

En estos tiempos catárticos, quiero enaltecer la capacidad que tenemos los seres humanos para crear vínculos con quienes llegaron a nuestra vida por medio de una pantalla para después convertirse en personas que han significado tanto para navegar en los vaivenes de toda esta anormalidad. Va para lxs compañerxs de clase, para las y los colegas de trabajo, para las amistades nacidas de la compleja virtualidad.

Estas personas me han recordado que la paz no se limita a las definiciones académicas, sino que hay que prestar atención en el día a día para detectar que es posible construirla desde las personas, desde la redes de contención en donde la paz se traduce a saber escuchar, acompañar y sentirnos acompañadxs, a estar aunque no nos hayamos visto nunca.

Por lo tanto, queridx lectxr, estando segura de que te has ganado un lugar en las tropas de alguien para enfrentar desde la resiliencia lo que sea a lo que estamos llamando normalidad, deseo que si no lo has hecho ya, pronto, cuando todo esto mejore, puedas abrazarles como se debe.

Por Shannon Kenny


Estoy segura de que no soy la única que ha tenido la fortuna de encontrarse con personas en el mundo virtual, que han apaciguado este camino sinuoso de la vida en pandemia; en estos tiempos en donde el año empieza a irse, un año difícil, quiero dedicar estas letras a las personas que, tanto tú queridx lectxr, como yo, hemos conocido sin conocer. A las tropas amigas que nos han acompañado y que nos han mantenido intactxs en la distancia, desde la virtualidad.

Quiero reconocer a quienes han llegado en un primer acercamiento con un nombre y apellido en una plataforma digital para después conocer sus rostros en una pantalla. Estas personas han traído consigo nuevas oportunidades para crecer tanto personal como profesionalmente en este panorama tan tambaleante, quienes han sido nuestros espejos para resignificar las formas en las que hacemos equipo, no solo con ellxs sino también con nosotrxs mismxs. Quiero agradecer a quienes se han quedado más tiempo después de las reuniones de trabajo o de clase para darte un espacio seguro y desahogar preocupaciones, quienes se han vuelto compañerxs de los malabares entre las tareas cotidianas y las responsabilidades, y con lxs que han marcado la diferencia en tus dias con solo tomarse unos minutos para llamarte, reír y reflexionar sobre todo lo que está pasando.

En estos tiempos catárticos, quiero enaltecer la capacidad que tenemos los seres humanos para crear vínculos con quienes llegaron a nuestra vida por medio de una pantalla para después convertirse en personas que han significado tanto para navegar en los vaivenes de toda esta anormalidad. Va para lxs compañerxs de clase, para las y los colegas de trabajo, para las amistades nacidas de la compleja virtualidad.

Estas personas me han recordado que la paz no se limita a las definiciones académicas, sino que hay que prestar atención en el día a día para detectar que es posible construirla desde las personas, desde la redes de contención en donde la paz se traduce a saber escuchar, acompañar y sentirnos acompañadxs, a estar aunque no nos hayamos visto nunca.

Por lo tanto, queridx lectxr, estando segura de que te has ganado un lugar en las tropas de alguien para enfrentar desde la resiliencia lo que sea a lo que estamos llamando normalidad, deseo que si no lo has hecho ya, pronto, cuando todo esto mejore, puedas abrazarles como se debe.