/ sábado 4 de junio de 2022

De la pluma de Miguel Reyes Razo | Adolfo Martínez Domínguez, el resucitado

Por Miguel Reyes Razo


Ése, aquel 10 de junio le cayó la desgracia al político de Nuevo León Alfonso Martínez Domínguez. Jefe del Departamento del Distrito Federal supo muy tarde ese día que un grupo de golpeadores -rebautizados "Los Halcones"- actuó con ferocidad y saña contra un grupo de estudiantes que protestaba -azuzado por Manuel Marcué Pardiñas-, por el alza en el precio del azúcar.

"Únete pueblo... Únete pueblo...Únete pueblo...gritaron los muchachos ante la imponente reja del Instituto Politécnico Nacional en la calle Carpio. Metieron al aire cabelleras largas y paliacates de diversos colores. Marcué Pardiñas apenas respiraba libertad. Días atrás se le abrieron las puertas de Lecumberri. Ese día volvía al combate. Frente a la penitenciaría echó un discurso contra la cárcel producto del porfiriato . "Me duele dejar aquí a tanto digno compañero de lucha", arengó y subió a un lujoso automóvil sport.

Marcué Pardiñas encabezó a los estudiantes por la Avenida de los Maestros. Dependientes de la famosa papelería "Cadete" frenaron la venta de planisferios, estuches de geometría importados de Alemania, blocs de papel manila y de marquilla. E infinidad de cuadernos y tratados de Biología y de Geografía Física. Cajas con sobres y fotografías de lodos los célebres que gozaban rango de redentores de la Humanidad.

La repentina agresiva presencia de fornidos golpeadores llenó la tarde de pánico. Zozobra en los ánimos. Temor en las conciencias. Los entrenados para asfixiar, acallar cualquier voz cumplían con feroz agilidad su tarea. Pértigas, garrotes. Kendo, eso era. Kendo que arrancaba chillidos de animales agónicos a los jóvenes seguidores de Manuel Marcué Pardiñas que desapareció. Se le vio platicar con un militar de alta graduación y un parpadeo después fue recuerdo. Cedió la marcha a la acción de los descubiertos "Halcones".

Dueños del terreno Ribera de San Cosme, Calzada México -Tacuba, avenida de los Maestros lo salpicaron de sangre y muerte. Esa noche en el noticiario "24 Horas" de Jacobo Zabludovsky, ya rebautizado Halconazo, el regente de la Ciudad de México, Alfonso Martínez Domínguez se despidió del cargo. El Presidente Echeverría ordenó -prometió- una amplia investigación. "Hasta las últimas consecuencias.

La matanza del "Jueves de Corpus" -Día de las Mulas, en el habla popular- , festejo de los bautizados Manuel, liquidaba la antigua pugna entre Echeverría y Martínez Domínguez.

"Se lo advertí a mi gran amigo el Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Echeverría está loco. No es de fiar. Por todos lados ve enemigos, Gustavo. Te lo advierto, te va a traicionar"- contó años después cuando alcanzó la candidatura del PRI para gobernar Nuevo León. "El Presidente José López Portillo me volvió a la vida política. Tuvo fe en mi. Yo voy a trabajar muy bien. Muy duro.”

Pocos días después de su "destape" Martínez Domínguez convidó a un grupo de reporteros a una conferencia en un hotel del centro de Monterrey. El escritor Luis Spota con Elda Peralta, Manuel Mejido y otros rodeaban al político resucitado por el soplo del Presidente José Lopez Portillo. Santiago Roel, ex Canciller resultó perdedor.

"Fue el Presidente Gustavo Díaz Ordaz quien en verdad posibilitó mi carrera política y me dio enseñanzas y oportunidades. Era yo muy joven cuando obtuve mi primera diputación. Díaz Ordaz era senador y muy amigo de Adolfo López Mateos. Los dos senadores siempre estaban juntos.

"Mire Ponchito, me decía Díaz Ordaz. Es muy importante saber qué quiere, qué necesita el pueblo. Hay que escucharlo. Es muy útil irse a los mercados. Conocer la reacción de las mujeres ante los precios de la comida. Hay que subirse a los camiones. "Parar la oreja". Escuchar las conversaciones de los obreros. Ahí está el pulso. No falla, Poncho. No lo olvide.

"Y me conduje como Díaz Ordaz me dijo. Y nos hicimos amigos. Y me le pegué. Díaz Ordaz me dio la oportunidad de ser el líder de la legislatura en que se distinguían Vicente Lombardo Toledano y Christlieb Ibarrola. De la izquierda Lombardo. Brillante el conocido como uno de "Los Siete Sabios". De la derecha Christlieb Ibarrola, del PAN. "Hijos de Maximiliano", les gritábamos en las sesiones.

"Te felicito, Alfonso. Estuviste muy bien en la Cámara de Diputados. Trabajaste muy bien en favor de tu presidente. Hiciste honor a tu partido. Sacaste adelante situaciones difíciles. Te felicito Alfonso. Yo estoy a tus órdenes. ¿Te hace falta algo? ¿Necesitas dinero? Tú nomás dime."

"Todo eso me dijo el Presidente Díaz Ordaz. Yo estaba muy contento. Ya tenía una carrera política. El Presidente me mostraba afecto. Ya me preguntaba cómo se veían las cosas de la sucesión presidencial. Cómo se movían los diputados. En favor de quiénes se manifestaban. A quién le debían el cargo. Así.

"Nos llevábamos muy fuerte. A solas. Nomás los dos. En confianza. Como dos buenos cuates. Pero había que cuidar la distancia. Yo no podía cargarle la mano al Presidente. Nos tuteábamos. Confiábamos cosas de hombres ¿no?

"Pues mira Alfonso, a mi me gustaría darte un cargo que signifique un premio por tu trabajo político y que esté a la altura de tus méritos. Pero veo que el primer nivel está totalmente ocupado. Tu amigo el Presidente quiere probarte su gratitud. Deja pasar unos días, Alfonso. Le pienso y te lo comunico. ¿De acuerdo?

"Como usted diga, Señor Presidente. Estoy a sus órdenes, muchas gracias..

Y ya me iba, avancé hacia la puerta y me contuvo.

"Espera, Alfonso -me dijo. Ya sé donde te voy a mandar y lo vas a hacer muy bien. Te nombraré director del periódico "El Nacional". ¿Ves? Resolví la cuestión. ¿Qué te parece, Alfonso?

"Le pido que se quite la investidura presidencial, señor.

"Ya me la quité, Alfonso.

"Vete al carajo, pinche Gustavo. Ese pinche periódico no lo lee nadie. Ni tú. Vete mucho…

"Ya me puse la investidura presidencial, Alfonso.

"Pues como usted diga, Señor Presidente -le respondí.

"Piénsalo. Vete a tu casa, Alfonso. Mañana te hablo.

Al día siguiente su vozarrón:

"No te deje dormir ¿verdad? Te desvelé tal por cual, Jajajaja. Yo lo pensé muy bien Alfonso. Creo que tienes razón. Voy a ver a quien mando a ese pasquin. No falta quien quiera entrarle. Te busco, jijo de tal por cual.

"Y Díaz Ordaz designó a otro político. Yo no servía para ser director de un periódico.”

Luis Spota, Manuel Mejido y yo , estábamos fascinados con el relato del político que volvió de la oscura noche de los halcones.

Por Miguel Reyes Razo


Ése, aquel 10 de junio le cayó la desgracia al político de Nuevo León Alfonso Martínez Domínguez. Jefe del Departamento del Distrito Federal supo muy tarde ese día que un grupo de golpeadores -rebautizados "Los Halcones"- actuó con ferocidad y saña contra un grupo de estudiantes que protestaba -azuzado por Manuel Marcué Pardiñas-, por el alza en el precio del azúcar.

"Únete pueblo... Únete pueblo...Únete pueblo...gritaron los muchachos ante la imponente reja del Instituto Politécnico Nacional en la calle Carpio. Metieron al aire cabelleras largas y paliacates de diversos colores. Marcué Pardiñas apenas respiraba libertad. Días atrás se le abrieron las puertas de Lecumberri. Ese día volvía al combate. Frente a la penitenciaría echó un discurso contra la cárcel producto del porfiriato . "Me duele dejar aquí a tanto digno compañero de lucha", arengó y subió a un lujoso automóvil sport.

Marcué Pardiñas encabezó a los estudiantes por la Avenida de los Maestros. Dependientes de la famosa papelería "Cadete" frenaron la venta de planisferios, estuches de geometría importados de Alemania, blocs de papel manila y de marquilla. E infinidad de cuadernos y tratados de Biología y de Geografía Física. Cajas con sobres y fotografías de lodos los célebres que gozaban rango de redentores de la Humanidad.

La repentina agresiva presencia de fornidos golpeadores llenó la tarde de pánico. Zozobra en los ánimos. Temor en las conciencias. Los entrenados para asfixiar, acallar cualquier voz cumplían con feroz agilidad su tarea. Pértigas, garrotes. Kendo, eso era. Kendo que arrancaba chillidos de animales agónicos a los jóvenes seguidores de Manuel Marcué Pardiñas que desapareció. Se le vio platicar con un militar de alta graduación y un parpadeo después fue recuerdo. Cedió la marcha a la acción de los descubiertos "Halcones".

Dueños del terreno Ribera de San Cosme, Calzada México -Tacuba, avenida de los Maestros lo salpicaron de sangre y muerte. Esa noche en el noticiario "24 Horas" de Jacobo Zabludovsky, ya rebautizado Halconazo, el regente de la Ciudad de México, Alfonso Martínez Domínguez se despidió del cargo. El Presidente Echeverría ordenó -prometió- una amplia investigación. "Hasta las últimas consecuencias.

La matanza del "Jueves de Corpus" -Día de las Mulas, en el habla popular- , festejo de los bautizados Manuel, liquidaba la antigua pugna entre Echeverría y Martínez Domínguez.

"Se lo advertí a mi gran amigo el Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Echeverría está loco. No es de fiar. Por todos lados ve enemigos, Gustavo. Te lo advierto, te va a traicionar"- contó años después cuando alcanzó la candidatura del PRI para gobernar Nuevo León. "El Presidente José López Portillo me volvió a la vida política. Tuvo fe en mi. Yo voy a trabajar muy bien. Muy duro.”

Pocos días después de su "destape" Martínez Domínguez convidó a un grupo de reporteros a una conferencia en un hotel del centro de Monterrey. El escritor Luis Spota con Elda Peralta, Manuel Mejido y otros rodeaban al político resucitado por el soplo del Presidente José Lopez Portillo. Santiago Roel, ex Canciller resultó perdedor.

"Fue el Presidente Gustavo Díaz Ordaz quien en verdad posibilitó mi carrera política y me dio enseñanzas y oportunidades. Era yo muy joven cuando obtuve mi primera diputación. Díaz Ordaz era senador y muy amigo de Adolfo López Mateos. Los dos senadores siempre estaban juntos.

"Mire Ponchito, me decía Díaz Ordaz. Es muy importante saber qué quiere, qué necesita el pueblo. Hay que escucharlo. Es muy útil irse a los mercados. Conocer la reacción de las mujeres ante los precios de la comida. Hay que subirse a los camiones. "Parar la oreja". Escuchar las conversaciones de los obreros. Ahí está el pulso. No falla, Poncho. No lo olvide.

"Y me conduje como Díaz Ordaz me dijo. Y nos hicimos amigos. Y me le pegué. Díaz Ordaz me dio la oportunidad de ser el líder de la legislatura en que se distinguían Vicente Lombardo Toledano y Christlieb Ibarrola. De la izquierda Lombardo. Brillante el conocido como uno de "Los Siete Sabios". De la derecha Christlieb Ibarrola, del PAN. "Hijos de Maximiliano", les gritábamos en las sesiones.

"Te felicito, Alfonso. Estuviste muy bien en la Cámara de Diputados. Trabajaste muy bien en favor de tu presidente. Hiciste honor a tu partido. Sacaste adelante situaciones difíciles. Te felicito Alfonso. Yo estoy a tus órdenes. ¿Te hace falta algo? ¿Necesitas dinero? Tú nomás dime."

"Todo eso me dijo el Presidente Díaz Ordaz. Yo estaba muy contento. Ya tenía una carrera política. El Presidente me mostraba afecto. Ya me preguntaba cómo se veían las cosas de la sucesión presidencial. Cómo se movían los diputados. En favor de quiénes se manifestaban. A quién le debían el cargo. Así.

"Nos llevábamos muy fuerte. A solas. Nomás los dos. En confianza. Como dos buenos cuates. Pero había que cuidar la distancia. Yo no podía cargarle la mano al Presidente. Nos tuteábamos. Confiábamos cosas de hombres ¿no?

"Pues mira Alfonso, a mi me gustaría darte un cargo que signifique un premio por tu trabajo político y que esté a la altura de tus méritos. Pero veo que el primer nivel está totalmente ocupado. Tu amigo el Presidente quiere probarte su gratitud. Deja pasar unos días, Alfonso. Le pienso y te lo comunico. ¿De acuerdo?

"Como usted diga, Señor Presidente. Estoy a sus órdenes, muchas gracias..

Y ya me iba, avancé hacia la puerta y me contuvo.

"Espera, Alfonso -me dijo. Ya sé donde te voy a mandar y lo vas a hacer muy bien. Te nombraré director del periódico "El Nacional". ¿Ves? Resolví la cuestión. ¿Qué te parece, Alfonso?

"Le pido que se quite la investidura presidencial, señor.

"Ya me la quité, Alfonso.

"Vete al carajo, pinche Gustavo. Ese pinche periódico no lo lee nadie. Ni tú. Vete mucho…

"Ya me puse la investidura presidencial, Alfonso.

"Pues como usted diga, Señor Presidente -le respondí.

"Piénsalo. Vete a tu casa, Alfonso. Mañana te hablo.

Al día siguiente su vozarrón:

"No te deje dormir ¿verdad? Te desvelé tal por cual, Jajajaja. Yo lo pensé muy bien Alfonso. Creo que tienes razón. Voy a ver a quien mando a ese pasquin. No falta quien quiera entrarle. Te busco, jijo de tal por cual.

"Y Díaz Ordaz designó a otro político. Yo no servía para ser director de un periódico.”

Luis Spota, Manuel Mejido y yo , estábamos fascinados con el relato del político que volvió de la oscura noche de los halcones.