“Es que ya no es como era, como fue antes”, pensó sin razón, o motivo aparente apenas abrió los ojos este Día de San Agustín. “El box, redondeo, el box de hoy no tiene, no despierta, no hace la pasión, el fervor de antes. Antes, cuando el ESTO era un diario deportivo fervorosamente “ratonista". Seguidor, relator, contador de las hazañas, la vida y los sueños del llamativo boxeador Raúl Macías. El “Ratón". Escuincle criado en Tepito. En la calle de Héroe de Granadinas. Hijo de zapateros. “Mis “jefes se vinieron de Guanajuato. Hacen zapatos de suelas de llanta. De viejas, ya inservibles, ruedas de coche. Yo quiero comprarle a mi mamá una estufa de gas. Que deje de comprar la tractolina o petróleo. Yo quiero…"
“Ratón" peleador de peso gallo. Ágil de piernas. Veloz puño izquierdo. Exquisito, vistoso, efectivo gancho al hígado. ¡Como el de Kid Azteca!, opinaban los expertos. Y era cierto. El veteranazo Kid aceptaba que el chamaco que tenía en el habla de los “peladitos” de los “ barrios bajos “ de la Ciudad de México, boxeaba tan bien -quién sabe si hasta mejor- como lo hizo él. Kid Azteca desempolvaba recuerdos ante los reporteros que observaban los entrenamientos del chamaquito que se dejaba un bigotillo delgadísimo, una línea sobre la sonrisa. Kid, respetado. “Fue gran campeón. Se fue invicto. No llegó a campeón del mundo porque un filipino no le dio la oportunidad. Y como que los empresarios de la época no se interesaron en organizar la pelea. Ceferino García, de Manila, no se expuso.
“ Le sacó"-, resumió la opinión callejera.
Juicio contundente; definitivo. Salía de la boca, del saber de esos cientos de aficionados que día a día atestaban los gimnasios para observar el desarrollo, el entrenamiento de sus ídolos. Lente multiplicado para reconocer un adecuado juego de piernas, para identificar la flexibilidad de la cintura - sin un gramo de grasa- del pugilista. Su sentido de la distancia. Su gesto al “hacer guantes" con el “sparring". “Con cuidado, no te mandes. Muévelo, muévete”, aleccionaba el manager. Por unos pesos, los derrotados, los que no llegaron, se prestaban a ayudar al “promesa”, al campeón. “Trabájale la izquierda. El jab. El gancho. Al cuerpo. Muévete. Muévelo. No te distraigas. Tira, da. Gira”. Enriquece el manager. Sudaba el aspirante. Se encendía la muchedumbre. El serio, profesional Adalberto Arroyo, fotógrafo de lujo, fundador con Cadena Zeta y García Valseca del famosísimo ESTO y de una prole de magníficos fotógrafos, captaba gentíos asombrados ante la habilidad de sus favoritos. “Les hacen rueda en el gimnasio como a los buenos bailarines en los salones de baile", redactaba Antonio Hernández.
“A mi me gusta ir al salón de baile -pregonaba el “Ratón" Macías- porque me ayuda a conservar el peso. Bailo y bailo y sudo y vuelvo a sudar. Juego frontón por Avenida del Trabajo y corro y me fijo y hago fuerza en piernas y brazos. Me gusta la “danza” en el Casino Antillano. En el “Hormiga”, se pone suave. Otros días en “El Fenix" de la Calzada de Guadalupe, y en el “California Dancing Club”. El mambo me gusta mucho. A veces nos llega Pérez Prado y ¡a darle! Se pone muy “suavena" la cosa.
El peso, dar el peso, estar en el peso, cuidar el peso. ¡La gran preocupación! Quebradero de cabeza. Vigilar la dieta. Prohibir esto y aquello. A morirse de hambre, mi cuate. Los platones con gruesos filetes y suculentos aderezos, son nomas para la foto. A inyectarte vitaminas para que no te debilites. Todo el complejo B en cada nalga. Aquí el doctor Bolaños Cacho recomienda la dieta. No te me des alargues . Aguántate la sed. Sí, ya sé que sientes que te quemas, que ardes por dentro y que te mueres por beberte un gran vaso de agua. ¡Nones¡ ¡Naranja dulce, limón partido ¡Tejones porque no hay conejos! Aguántese como los meros machos. Cuidadito con probar el agua.
El ESTO todos los días. Como “Ovaciones” y “ La Afición “. Treinta “fierros” y te enteras. Flavio Zavala Millet es fanático de Fili Nava. Ese zurdo del rumbo de Tacuba es el gran rival de Raúl Macías. Zavala Millet ve puras virtudes en Fili y le carga la mano al “Ratón”. Fray Nano, el dueño de La Afición deja que Antonio Andere escriba su columna y opine. “El réferi cuenta", la titula. Y en conteo de nocaut desgrana sus juicios Andere. Los reporteros observan y relatan. Hacen favoritos. Y hasta entre periódicos hay pelea.
ESTO con “Indiscreciones de D’Artagnan", del señor Huerta, revela que un multimillonario mexicano, un ganadero próspero quiere transformarse en “protector” del “Ratón" Macías. Don Luis Andrade opina que el orgullo de Tepito debe dejar su barrio e irse a vivir a las Lomas de Chapultepec. Andrade piensa que el aspirante a campeón mundial de los pesos gallo se desarrollará mejor en un ambiente más sano y reposado. Añade el hombre .de negocios que “el roce” social con otros estratos ayudará a la personalidad del jovencito que no pierde sus buenos hábitos ni su fe religiosa. "Raúl Macías va puntualmente, todos los domingos a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe”, informaban diarios. Y hasta el dominical “El Fígaro" que revela, semana a semana, la vida de los mundos del box, la lucha libre y los teatros de revista.
El “Ratón” Macías quería ir a la escuela. Ser taquígrafo parlamentario. “Se enseñaba en una escuela particular del Centro de la Ciudad de México. Profesión interesante. Escaseaban esos profesionales que usaban una maquinita portátil muy curiosa y que hallaban empleo -e importancia y celebridad- en la mismísima Presidencia de la República. El joven Macías se inscribió y comenzó a asistir a clases. Pronto abandonó los estudios. Se hizo promotor de un refresco de cola.
“ EL RATÓN BEBÉ MEXICOLA”
Y a beber ese refresco. Atrás el Spur, La Pepsi, La Royal Clown Cola y la Coca Cola.
Y ya le compusieron su danzón al “ Ratón “
“Este es el danzón que bailará el campeón
Vamos a bailarlo con el corazón