/ sábado 16 de julio de 2022

De la pluma de Miguel Reyes Razo | Las incansables giras de Echeverría

Por Miguel Reyes Razo

En junio de 1971, el inolvidable maestro Don Raúl E. Puga, Director de "Diario de la tarde" decidió:

"-Tú irás a la gira del Presidente Echeverría. Va a recibir a José Figueres, Presidente de Costa Rica. Creo que la Universidad de Yucatán otorgará un grado académico a Don Luis. Rosado G. Cantón es el Rector. Entrevístalo. Está pendiente lo del henequén. Y los árabes. "La casta beduina" y la oponen a los ricos henequeneros -muy explotadores de los campesinos- que constituyen "La casta divina". Ponte abusado. Vas en lugar de Luis R. Botello que está de vacaciones.

"Viajáremos en el avión de prensa. El "Francisco Zarco". Hay que estar temprano en el aeropuerto. Cómprate unas guayaberas. En Insurgentes y Gómez Farías venden unas muy buenas. Hace calor en Yucatán. Llévate ropa para. Consíguete unos zapatos toscos, aguantadores. Por si al Ce Jefe de las Instituciones Nacionales se le ocurre emprenderla por el campo.

Diario de la tarde salía a la calle todos los días de la semana -excepto el domingo- alrededor de las 11:30 horas. Competía con la primera edición de "Últimas noticias", de Excélsior. "El Sol de México" de mediodía, "El Gráfico" de El Universal. Sus reporteros eran muy buenos, experimentados y muy unidos.

Entre bromas, saludos y silencios transcurrió el viaje a Mérida, Yucatán. En el aeropuerto militar nos esperaban autobuses que trasladarían a reporteros el número 7. Camarógrafos y fotógrafos el número 8. Manos aptas colocaron sendas cartulinas en los parabrisas de los transportes.

"Señores periodistas -comenzó a decir el Director de Comunicación Social de la Presidencia quitándose el saco y quedándose sin corbata y sin camisa enfundándose de inmediato en una guayabera. Iremos al Hotel "Mérida"Ahí está la sala de prensa con los telex, máquinas de escribir, fotocopiadoras y los teléfonos. En un rato nos iremos al aeropuerto para la recepción especial...

Era Mauro Jiménez Lazcano. Maurodonte, le decían veteranos informadores. Gustavo Mora le soltó: "A tus órdenes, licenciado". Y una carcajada saludó sus palabras. José Manuel Jurado inspiraba profundo respeto. Era dueño de varios perros que alquilaba a los publicistas de los entonces muy famosos zapatos sport " Hush Poppins". Los traviesos canes eran amos y señores del departamento de José Manuel Jurado en Paseo de la Reforma y General Prim. César Silva Rojas, maduro individuo que reporteaba para "La Prensa", era muy dado a cavilar, analizar, discutir los discursos del Presidente Luis Echeverría. Leopoldo Mendívil de "El Heraldo de México" crecía, se hacía lugar entre Juan Chávez de "El Nacional" o Guillermo Hewett de "El Universal".

Los tenidos entonces por poderosos e importantes reporteros veían con marcado desdén a reporteros de radio, televisión y a jóvenes de los periódicos "vespertinos". "Los del infelizaje". "La chiquillería". Así los distanciaban y de muy mala gana aceptaban orientar, aconsejar a los novatos. Llevaban la voz cantante. Y en las conferencias disfrutaban de privilegios para hacer sus planteamientos y preguntas. El peso de su medio se hacía notar.

El Presidente Luis Echeverría entusiasmaba al grupo de reporteros que lo acompañaba y daba cuenta de sus agotadoras jornadas. Contagiaba su energía. Su visión nacionalista. Su determinación para liquidar añejos problemas.

Aquel día de junio de 1971 la avenida De los Itzaes vital para llegar al aeropuerto Crescencio Rejón se congestionó. El tráfico se desordenó; anuló. Abandonamos el autobús oficial echamos a andar para "cubrir" la llegada del Presidente Echeverría y aguardar el arribo del Presidente José Figueres de Costa Rica a quien meses antes la revista "Selecciones del Readers Digest" dedicó un artículo que encabezó "José Figueres: Campeón de la Democracia".

De golpe y porrazo descubrí, tan apresurados como yo a Jacobo Zabludovsky -en guayabera tenuamente lila y a su lado Don Miguel Alemán Velasco. Emparejé mi paso a los de los personajes saludé y así avanzamos. Uno de ellos distinguió a un hombre que conducía una camioneta "pick-up". Lenguaje de señales. Los tres subimos a la plataforma. En un tris llegamos al aeropuerto.

Valla de mujeres vestidas y alhajadas con lujo. Blusas bordadas espléndidamente. En muñecas y orejas el oro. Mujeres atractivas.

Mujeres que al distinguir a Jacobo Zabludovsky comenzaron a imitar:

"¿Ya llegó Paula...¿Ya llegó Paula...¿Ya llegó Paula...

Y apenas nueve meses atrás había nacido "24 HORAS" y los horóscopos de Paula Cusi

"¿Ya llegó Paula?

Apareció el hipócrita gobernador Carlos Loret de Mola. Caravanero, sonriente, obsequioso. Elogio al Presidente. "Luis Echeverría nos enseña la eficacia del diálogo. Luis Echeverría une a los mexicanos. Luis Echeverría. Y matracas que crujían al ritmo de sus palabras. Y porras. Y gritos. Y la multitud de hombres, mujeres, niños y ancianos yucatecos que contemplaban impávidos el espectáculo. El humor de los visitantes que gozaban las expresiones regionales que les regalaba Evilacio Pereyra. "¡Oye, capullo!" "No seas caballo!" . Reportero de lujo Evilacio Pereyra. Corresponsal de Excélsior vivió en 1957 la muerte de Pedro Infante. Reporteó y nutrió uno de los tirajes más altos de la historia de aquella cooperativa. Evilacio Pereyra regalaba amistad y saber.

Y el Presidente Luis Echeverría fue a Cordemex. A industrializar el henequén. A producir alfombras, tapetes . A rescatar a los peones que se afanaban en los "planteles". "Chapeaban" las matas con sendos machetes. En Motul se alcoholizaban. La zona henequenera vivía de subsidios del Banco Ejidal -rebautizado por el vulgo Bandidal- . Un funcionario apellidado Rioseco era Director de Cordemex. La cordelería agonizaba. Costales de plástico, cuerdas de lo mismo. Pésimo manejo de las plantaciones e hilanderías del henequén.

Ahí, a la entrada de CORDEMEX me adelanté y pregunté al Presiidente Luis Echeverría:

"Hacia donde quiere usted, Señor Presidente, llevar a México. No escapa a usted que sus palabras son medidas y pesadas en el extranjero. ¿Hacia donde quiere usted llevar al país?

Aquella, esa fue la primera vez que tuve frente a mi e hice una pregunta al Presidente de México.


Por Miguel Reyes Razo

En junio de 1971, el inolvidable maestro Don Raúl E. Puga, Director de "Diario de la tarde" decidió:

"-Tú irás a la gira del Presidente Echeverría. Va a recibir a José Figueres, Presidente de Costa Rica. Creo que la Universidad de Yucatán otorgará un grado académico a Don Luis. Rosado G. Cantón es el Rector. Entrevístalo. Está pendiente lo del henequén. Y los árabes. "La casta beduina" y la oponen a los ricos henequeneros -muy explotadores de los campesinos- que constituyen "La casta divina". Ponte abusado. Vas en lugar de Luis R. Botello que está de vacaciones.

"Viajáremos en el avión de prensa. El "Francisco Zarco". Hay que estar temprano en el aeropuerto. Cómprate unas guayaberas. En Insurgentes y Gómez Farías venden unas muy buenas. Hace calor en Yucatán. Llévate ropa para. Consíguete unos zapatos toscos, aguantadores. Por si al Ce Jefe de las Instituciones Nacionales se le ocurre emprenderla por el campo.

Diario de la tarde salía a la calle todos los días de la semana -excepto el domingo- alrededor de las 11:30 horas. Competía con la primera edición de "Últimas noticias", de Excélsior. "El Sol de México" de mediodía, "El Gráfico" de El Universal. Sus reporteros eran muy buenos, experimentados y muy unidos.

Entre bromas, saludos y silencios transcurrió el viaje a Mérida, Yucatán. En el aeropuerto militar nos esperaban autobuses que trasladarían a reporteros el número 7. Camarógrafos y fotógrafos el número 8. Manos aptas colocaron sendas cartulinas en los parabrisas de los transportes.

"Señores periodistas -comenzó a decir el Director de Comunicación Social de la Presidencia quitándose el saco y quedándose sin corbata y sin camisa enfundándose de inmediato en una guayabera. Iremos al Hotel "Mérida"Ahí está la sala de prensa con los telex, máquinas de escribir, fotocopiadoras y los teléfonos. En un rato nos iremos al aeropuerto para la recepción especial...

Era Mauro Jiménez Lazcano. Maurodonte, le decían veteranos informadores. Gustavo Mora le soltó: "A tus órdenes, licenciado". Y una carcajada saludó sus palabras. José Manuel Jurado inspiraba profundo respeto. Era dueño de varios perros que alquilaba a los publicistas de los entonces muy famosos zapatos sport " Hush Poppins". Los traviesos canes eran amos y señores del departamento de José Manuel Jurado en Paseo de la Reforma y General Prim. César Silva Rojas, maduro individuo que reporteaba para "La Prensa", era muy dado a cavilar, analizar, discutir los discursos del Presidente Luis Echeverría. Leopoldo Mendívil de "El Heraldo de México" crecía, se hacía lugar entre Juan Chávez de "El Nacional" o Guillermo Hewett de "El Universal".

Los tenidos entonces por poderosos e importantes reporteros veían con marcado desdén a reporteros de radio, televisión y a jóvenes de los periódicos "vespertinos". "Los del infelizaje". "La chiquillería". Así los distanciaban y de muy mala gana aceptaban orientar, aconsejar a los novatos. Llevaban la voz cantante. Y en las conferencias disfrutaban de privilegios para hacer sus planteamientos y preguntas. El peso de su medio se hacía notar.

El Presidente Luis Echeverría entusiasmaba al grupo de reporteros que lo acompañaba y daba cuenta de sus agotadoras jornadas. Contagiaba su energía. Su visión nacionalista. Su determinación para liquidar añejos problemas.

Aquel día de junio de 1971 la avenida De los Itzaes vital para llegar al aeropuerto Crescencio Rejón se congestionó. El tráfico se desordenó; anuló. Abandonamos el autobús oficial echamos a andar para "cubrir" la llegada del Presidente Echeverría y aguardar el arribo del Presidente José Figueres de Costa Rica a quien meses antes la revista "Selecciones del Readers Digest" dedicó un artículo que encabezó "José Figueres: Campeón de la Democracia".

De golpe y porrazo descubrí, tan apresurados como yo a Jacobo Zabludovsky -en guayabera tenuamente lila y a su lado Don Miguel Alemán Velasco. Emparejé mi paso a los de los personajes saludé y así avanzamos. Uno de ellos distinguió a un hombre que conducía una camioneta "pick-up". Lenguaje de señales. Los tres subimos a la plataforma. En un tris llegamos al aeropuerto.

Valla de mujeres vestidas y alhajadas con lujo. Blusas bordadas espléndidamente. En muñecas y orejas el oro. Mujeres atractivas.

Mujeres que al distinguir a Jacobo Zabludovsky comenzaron a imitar:

"¿Ya llegó Paula...¿Ya llegó Paula...¿Ya llegó Paula...

Y apenas nueve meses atrás había nacido "24 HORAS" y los horóscopos de Paula Cusi

"¿Ya llegó Paula?

Apareció el hipócrita gobernador Carlos Loret de Mola. Caravanero, sonriente, obsequioso. Elogio al Presidente. "Luis Echeverría nos enseña la eficacia del diálogo. Luis Echeverría une a los mexicanos. Luis Echeverría. Y matracas que crujían al ritmo de sus palabras. Y porras. Y gritos. Y la multitud de hombres, mujeres, niños y ancianos yucatecos que contemplaban impávidos el espectáculo. El humor de los visitantes que gozaban las expresiones regionales que les regalaba Evilacio Pereyra. "¡Oye, capullo!" "No seas caballo!" . Reportero de lujo Evilacio Pereyra. Corresponsal de Excélsior vivió en 1957 la muerte de Pedro Infante. Reporteó y nutrió uno de los tirajes más altos de la historia de aquella cooperativa. Evilacio Pereyra regalaba amistad y saber.

Y el Presidente Luis Echeverría fue a Cordemex. A industrializar el henequén. A producir alfombras, tapetes . A rescatar a los peones que se afanaban en los "planteles". "Chapeaban" las matas con sendos machetes. En Motul se alcoholizaban. La zona henequenera vivía de subsidios del Banco Ejidal -rebautizado por el vulgo Bandidal- . Un funcionario apellidado Rioseco era Director de Cordemex. La cordelería agonizaba. Costales de plástico, cuerdas de lo mismo. Pésimo manejo de las plantaciones e hilanderías del henequén.

Ahí, a la entrada de CORDEMEX me adelanté y pregunté al Presiidente Luis Echeverría:

"Hacia donde quiere usted, Señor Presidente, llevar a México. No escapa a usted que sus palabras son medidas y pesadas en el extranjero. ¿Hacia donde quiere usted llevar al país?

Aquella, esa fue la primera vez que tuve frente a mi e hice una pregunta al Presidente de México.