Evoquemos tiempos remotos cuando la culminación de estudios de casi cualquier profesión aseguraba la obtención inmediata de un empleo, generalmente lo suficientemente bien remunerado para despegar profesionalmente y comenzar la manutención familiar: aun por ahí de los años 80´s, quienes cumplíamos la satisfacción de egresar de una Institución universitaria –e incluso de alguna carrera técnica-, contábamos ya con alguna oportunidad laboral, y en caso contrario, el título profesional con su respectiva cédula ó un certificado eran suficientes para arrancar…
Los tiempos han cambiado; la oferta de profesiones y especialidades también y hoy en día, además de que invertir en una universidad es, algo imprescindible para el futuro no solo de un país, sino de un ciudadano, en este México nuestro, se necesita más que eso para sobresalir.
Los empresarios piden experiencia profesional a los recién egresados, en tanto que estos jóvenes suplican por una oportunidad para demostrar lo aprendido durante sus años de estudio, lo cual crea un círculo vicioso que dificulta a los profesionistas encontrar un empleo formal.
Ante el desempleo de profesionistas recién egresados, en nuestro país existe una situación muy preocupante dado que hoy en día ya no basta con tener una carrera profesional: La mayoría de las empresas busca que el empleado a contratar cuente con experiencia, dado que, según los empleadores, los recién egresados no cuentan con la capacidad para resolver cierto nivel de problemas; sin embargo, para jóvenes recién egresados, esto es sumamente complicado considerando además los horarios de estudio mixtos –mañana y tarde-, lo cual prácticamente imposibilita la práctica profesional durante el desarrollo de los estudios.
Según encuestas realizadas, la mayor parte de los jóvenes recién egresados terminan trabajando en un área totalmente diferente a la que decidieron dedicarse, debido a la necesidad y/o frustración de no encontrar empleo en su rama; otra parte importante de ellos pierde el interés en continuar la búsqueda, convirtiéndose en los famosos “ninis” que ni estudian, ni trabajan
Pero además, nuestros recién egresados se enfrentan a un problema más: una vez que un joven logra conseguir empleo, el sueldo no es equivalente a las horas de trabajo; sin embargo, debido al exceso de personas recién egresadas en el desempleo, ellos deben conformarse con abusivas condiciones como plazas de 12 horas de trabajo, sin pagar horas extra y en algunos casos, sin horario de comidas y/ó descanso.
Por lo anterior, surgen casos de jóvenes que sin mayor opción y ante la urgencia de ganarse la vida, optan por el ejercicio de ventas, transporte público y/ó privado, etcétera, “en tanto encuentran algo mejor”, situación que en reiteradas ocasiones nunca sucede... No obstante, hemos de reconocer una alta preocupación en la relación tiempo- mercado puesto que el costo de la vida cada día se incrementa más y el salario de un recién egresado, no alcanza ni para su manutención personal.
Concluyo pues al reconocer que en las condiciones actuales, no basta con ser el mejor candidato; ante la creciente oferta de nuestros jóvenes y las adversas condiciones del mercado laboral, para encontrar un buen trabajo se deben tener contactos, conocidos ó influencias, pues, antes de tomar la válida opción –contando con recursos físicos, económicos y sociales-, de emigrar a lugares en donde existe oferta laboral , aunque tampoco resulta fácil hacerlo…
Ante las condiciones actuales, se optó por plantear un nuevo apartado “J” al artículo 153 de la Ley Federal del Trabajo, a fin de aumentar el rendimiento de las empresas: el patrón será quien diseñe programas que promuevan la creación de puestos para jóvenes estudiantes y recién egresados, con el objetivo de generar oportunidades, incitar la contratación y brindarles experiencia profesional.
Así las cosas, los empresarios estarán comprometidos a la creación de experiencia y motivar competencia para los jóvenes que son ya el futuro de México, motivando con ello igualmente la disminución de la pobreza… Por el bien de todos, Así sea!
Y ahora sí, a partir de ayer, en el arrancadero… Dios nos agarre confesados… Feliz Domingo de Resurrección!!!
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