“En cada encrucijada del sendero que lleva al futuro, la tradición ha colocado diez mil hombres para custodiar el pasado”.
Maurice Maeterlinck
Parte fundamental de la estrategia marcada por la Presidencia de México en materia de diplomacia cultural, estriba en la defensa de nuestro patrimonio ante el pillaje, saqueo y tráfico ilícito de bienes que por antonomasia pertenecen a la Nación, es decir, al pueblo mexicano.
La firme actitud con la que el Gobierno de México viene defendiendo el legado milenario que constituye la grandeza de nuestra mexicanidad, es objetivo de ilícitas redes confabuladas para despojar de su esencia y valor identitario a diversos objetos legados por nuestros antecesores como parte sustantiva de su forma de vida y de su manera de recrear el mundo construido en función a sus creencias, conocimientos y progresos tecnológicos.
Las organizaciones que lucran con el patrimonio de cualquier nación, despojan de su esencia a las piezas traficadas y las someten a valores mercantiles cuyas ganancias suelen ser exorbitantes, pagadas muchas veces por quienes se ven movidos por su propia ambición y egoísmo a sabiendas de que dichos bienes pertenecen, al fin y al cabo, a una expresión de la humanidad, y en el caso mesoamericano constituyen una de las más notables expresiones del proceso civilizatorio del ser humano.
En ese contexto, este pasado 18 y 19 de mayo la Embajadora de nuestro país ante el gobierno francés, Blanca Jiménez Cisneros, organizó dos relevantes eventos en cumplimiento de la instrucción presidencial a favor del patrimonio cultural de México.
El miércoles 19 sostuvimos una reunión de primer nivel con las autoridades galas, encabezadas por el Embajador Temático en asuntos de defensa patrimonial, Jean-Luc Martínez, quien por siete años fue el Director del Museo de Louvre y a quien el presidente Macron encomendó atender el tema de la protección del patrimonio en el ámbito de la relaciones exteriores, lo que indica la importancia que adquirió para el mandatario recién reelecto el Acuerdo de Intención que en esta materia signó México con su país en 2021.
Durante dicha reunión se intercambiaron avances y diagnósticos, y se acordó efectuar intercambios de legislaciones en la materia, ya que existe el interés francés por actualizar su propia legislación e incidir así, en el contexto de la Unión, para poder adoptar un marco jurídico común que permita proteger el patrimonio cultural de los pueblos como una expresión identitaria y no como mera mercancía.
Al día siguiente, en el escenario de la Cité Universitaire de Paris, la Fundación de la Casa de México y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid), organizaron tres mesas redondas a fin de conocer las perspectivas en materia de cooperación internacional, en el ámbito jurídico y el político, que fortalezcan la defensa mexicana en contra del tráfico ilícito de la venta de sus bienes culturales en casas de subastas o galerías de antigüedades.
Dichas reuniones contaron con personalidades destacadas en su ámbito de conocimiento, resaltando las aportaciones hechas por los arqueólogos franceses Vicent Michel y Dominique Michelet, -este último, responsable de las misiones franco-mexicanas por más de 50 años-, el abogado galo Luc Migueres, así como nuestro compatriota, el notario Jorge Sánchez Cordero, y el subdirector general por la cultura de la UNESCO, el chileno Ernesto Ottone, quienes junto a la delegación mexicana disertamos sobre las acciones urgentes de coordinación para fortalecer el programa de defensa de nuestros bienes culturales; todo ello trajo a la memoria las palabras del literato belga Maurice de Maeterlinck, para quien ante las encrucijadas del futuro la tradición convoca a diez mil voluntades en defensa del pasado, tal y como ocurrió en el caso puntual y necesario de estas convocatorias.