/ jueves 26 de diciembre de 2019

Degradar a Pemex

La posibilidad de que Pemex sea degradado en el primer semestre de 2020 es muy alta derivada de los malos indicadores que tiene la petrolera mexicana y la ausencia de planes concretos para los siguientes años.

Por ejemplo, se esperaba que terminara sobre 1.8 millones de barriles de producción, pero si las tendencias no se modifican y no hay información falsa acabará sobre los 1.6 millones; los pozos prioritarios acabados suman apenas 20 y eso es una tercera parte de lo proyectado.

Los conflictos dentro de Pemex Exploración y Producción también han dado sus frutos en contra de la evolución de la empresa. Las disputas por esta dirección entre el equipo de Octavio Romero Oropeza, director general; y la secretaria de Energía, Rocio Nahle, frenaron los avances logrados en la administración anterior y los planes de expansión iniciados en este año también sufrieron porque los proveedores apostaron a un esquema de pagos que ha fallado de una manera monumental.

Los errores cuestan. Lo que está ocurriendo en PEP es dramático porque quieren usar el dinero correspondiente a sus contratistas y a sus proyectos, la administración quiere estabilizar sus finanzas mediante el no pago de sus deudas y así lograr un balance financiero que es imposible lograr con el descuido en que están operando.

El rescate de la soberanía como lema a la hora de pretender traducirlo en un plan de negocios podría terminar en una crisis institucional en la que se pierde a una de las 10 petroleras más grandes del mundo y se tapa el hoyo financiero que implica intentar darle buenos resultados al gobierno.

La deuda de Pemex con sus contratistas es cercana a los 90 mil millones de pesos y están concentrados en Pemex Exploración y Producción y en Pemex Transformación Industrial, pero también se tienen pagos pendientes derivados de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, en donde ya empezaron los problemas relacionados con esta práctica de no pagar los trabajos realizados.

De acuerdo con las versiones de los empresarios, hay al menos unos mil millones de pesos que están atorados en facturas pendientes en la construcción del terraplén para la refinería. Ese dinero se supone lo debe pagar Pemex y la autorización o vocación del recurso provendría de la Secretaría de Energía, el caso es que ese dinero no está disponible y hay mucho nerviosismo sobre el tema.

La refinería de Dos Bocas, hasta ahora, se concentra en la preparación del terreno y el atraso ya es de al menos un mes.

Según las empresas ahora están trabajando en dobles turnos y el avance se podría ver a mediados de año, pero eso implica que los trabajos del resto de los consorcios empiecen a hacer más tarde sus trabajos.

El descuido en los proveedores es muy alto y la desconfianza es creciente en la misma medida, el último pago se les hizo en octubre pasado y fue sólo a los que están a cargo de los proyectos prioritarios.

Las discusiones en el seno del Consejo de Administración en muchos casos tienen que ver con las malas prácticas que se han puesto de moda dentro de los consejeros de la 4T.

La posibilidad de que Pemex sea degradado en el primer semestre de 2020 es muy alta derivada de los malos indicadores que tiene la petrolera mexicana y la ausencia de planes concretos para los siguientes años.

Por ejemplo, se esperaba que terminara sobre 1.8 millones de barriles de producción, pero si las tendencias no se modifican y no hay información falsa acabará sobre los 1.6 millones; los pozos prioritarios acabados suman apenas 20 y eso es una tercera parte de lo proyectado.

Los conflictos dentro de Pemex Exploración y Producción también han dado sus frutos en contra de la evolución de la empresa. Las disputas por esta dirección entre el equipo de Octavio Romero Oropeza, director general; y la secretaria de Energía, Rocio Nahle, frenaron los avances logrados en la administración anterior y los planes de expansión iniciados en este año también sufrieron porque los proveedores apostaron a un esquema de pagos que ha fallado de una manera monumental.

Los errores cuestan. Lo que está ocurriendo en PEP es dramático porque quieren usar el dinero correspondiente a sus contratistas y a sus proyectos, la administración quiere estabilizar sus finanzas mediante el no pago de sus deudas y así lograr un balance financiero que es imposible lograr con el descuido en que están operando.

El rescate de la soberanía como lema a la hora de pretender traducirlo en un plan de negocios podría terminar en una crisis institucional en la que se pierde a una de las 10 petroleras más grandes del mundo y se tapa el hoyo financiero que implica intentar darle buenos resultados al gobierno.

La deuda de Pemex con sus contratistas es cercana a los 90 mil millones de pesos y están concentrados en Pemex Exploración y Producción y en Pemex Transformación Industrial, pero también se tienen pagos pendientes derivados de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, en donde ya empezaron los problemas relacionados con esta práctica de no pagar los trabajos realizados.

De acuerdo con las versiones de los empresarios, hay al menos unos mil millones de pesos que están atorados en facturas pendientes en la construcción del terraplén para la refinería. Ese dinero se supone lo debe pagar Pemex y la autorización o vocación del recurso provendría de la Secretaría de Energía, el caso es que ese dinero no está disponible y hay mucho nerviosismo sobre el tema.

La refinería de Dos Bocas, hasta ahora, se concentra en la preparación del terreno y el atraso ya es de al menos un mes.

Según las empresas ahora están trabajando en dobles turnos y el avance se podría ver a mediados de año, pero eso implica que los trabajos del resto de los consorcios empiecen a hacer más tarde sus trabajos.

El descuido en los proveedores es muy alto y la desconfianza es creciente en la misma medida, el último pago se les hizo en octubre pasado y fue sólo a los que están a cargo de los proyectos prioritarios.

Las discusiones en el seno del Consejo de Administración en muchos casos tienen que ver con las malas prácticas que se han puesto de moda dentro de los consejeros de la 4T.