/ jueves 17 de enero de 2019

Del desabasto a la parálisis

La política y la toma de decisiones tiene más que ver con las consecuencias y responsabilidad que con las ideas o los objetivos iniciales. Hoy, por las malas decisiones, en gran parte de la población de México y en especial en los estados de Guanajuato y Michoacán estamos viviendo el peor desabasto de gasolina de la historia y el Gobierno federal no ha podido o no ha querido resolver la situación.

Se han cansado de decir que es una estrategia para combatir el robo de combustible (huachicol) y de decir que en México hay gasolina suficiente y que el problema recae en la distribución, pero más allá de que el fin primigenio pueda ser positivo, la realidad es que no hay gasolina y las consecuencias están siendo perniciosas para la mayoría de los mexicanos.

Max Weber decía que mientras el científico tiene que ver con la innovación, el político tiene que atender y ver las posibles consecuencias. Hoy no queda duda, vivimos bajo el mandato federal que no tiene dotes de estadista y que está siendo marcado por las ocurrencias, la soberbia y la incompetencia.

Nadie se puede oponer al combate del robo de combustible. Es una actividad que ha crecido mucho en los últimos años y deja un halo de violencia y de inseguridad en su camino, pero la solución propuesta y ejecutada no es una estrategia de seguridad, es una mera ocurrencia que está dejando más problemas que los que supuestamente resolvería.

Con gasolina funcionan los vehículos de emergencia: ambulancias, los camiones de bomberos, las patrullas y las grúas. La cadena de distribución que hace que las tiendas cuenten con productos, funciona con gasolina. Las medicinas que están en las farmacias llegan en vehículos de gasolina. La inmensa mayoría del transporte publico funciona con gasolina. Se lleva a los niños a las escuelas y los universitarios se trasladan en vehículos de gasolina.

Hay zonas en lugares como la Ciudad de México en donde hasta el agua la llevan en vehículos de gasolina. La mayor parte del gas que se consume domésticamente se transporta en vehículos de gasolina. La mayor parte del gas que se consume domésticamente se transporta en vehículos de gasolina y estados como Guanajuato, que tienen al menos trece ciudades medias en donde trabaja, vive y convive cotidianamente, funcionan gracias a la infraestructura carretera y a los vehículos de gasolina. Detener la distribución de gasolina es detener a México, su sistema económico y su capacidad de crecimiento.

En política no hay soluciones sencillas y la decisión de cerrar los ductos de distribución para evitar el robo de combustible representa afectar a la gran mayoría de los mexicanos por detener un problema que genera una minoría. No es justo que se tenga a los haciendo kilómetros y horas de espera para poder llenar de gasolina su tanque.

No es justo que se paralice a un país para intentar combatir un problema y no es justo que el Gobierno Federal traslade a los ciudadanos las consecuencias de su propia incapacidad de combatir un delito. México exige respeto y Acción Nacional está del lado de los ciudadanos que han visto afectada su vida por las malas decisiones del gobierno; estamos a favor de que se combata el robo de combustible, pero con inteligencia y estrategia. Hoy, a poco más de 40 días del gobierno de López Obrador, se está racionalizando la gasolina y se está vendiendo a sobre precio, ¿Qué sigue?

Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN

@JCRomeroHicks

La política y la toma de decisiones tiene más que ver con las consecuencias y responsabilidad que con las ideas o los objetivos iniciales. Hoy, por las malas decisiones, en gran parte de la población de México y en especial en los estados de Guanajuato y Michoacán estamos viviendo el peor desabasto de gasolina de la historia y el Gobierno federal no ha podido o no ha querido resolver la situación.

Se han cansado de decir que es una estrategia para combatir el robo de combustible (huachicol) y de decir que en México hay gasolina suficiente y que el problema recae en la distribución, pero más allá de que el fin primigenio pueda ser positivo, la realidad es que no hay gasolina y las consecuencias están siendo perniciosas para la mayoría de los mexicanos.

Max Weber decía que mientras el científico tiene que ver con la innovación, el político tiene que atender y ver las posibles consecuencias. Hoy no queda duda, vivimos bajo el mandato federal que no tiene dotes de estadista y que está siendo marcado por las ocurrencias, la soberbia y la incompetencia.

Nadie se puede oponer al combate del robo de combustible. Es una actividad que ha crecido mucho en los últimos años y deja un halo de violencia y de inseguridad en su camino, pero la solución propuesta y ejecutada no es una estrategia de seguridad, es una mera ocurrencia que está dejando más problemas que los que supuestamente resolvería.

Con gasolina funcionan los vehículos de emergencia: ambulancias, los camiones de bomberos, las patrullas y las grúas. La cadena de distribución que hace que las tiendas cuenten con productos, funciona con gasolina. Las medicinas que están en las farmacias llegan en vehículos de gasolina. La inmensa mayoría del transporte publico funciona con gasolina. Se lleva a los niños a las escuelas y los universitarios se trasladan en vehículos de gasolina.

Hay zonas en lugares como la Ciudad de México en donde hasta el agua la llevan en vehículos de gasolina. La mayor parte del gas que se consume domésticamente se transporta en vehículos de gasolina. La mayor parte del gas que se consume domésticamente se transporta en vehículos de gasolina y estados como Guanajuato, que tienen al menos trece ciudades medias en donde trabaja, vive y convive cotidianamente, funcionan gracias a la infraestructura carretera y a los vehículos de gasolina. Detener la distribución de gasolina es detener a México, su sistema económico y su capacidad de crecimiento.

En política no hay soluciones sencillas y la decisión de cerrar los ductos de distribución para evitar el robo de combustible representa afectar a la gran mayoría de los mexicanos por detener un problema que genera una minoría. No es justo que se tenga a los haciendo kilómetros y horas de espera para poder llenar de gasolina su tanque.

No es justo que se paralice a un país para intentar combatir un problema y no es justo que el Gobierno Federal traslade a los ciudadanos las consecuencias de su propia incapacidad de combatir un delito. México exige respeto y Acción Nacional está del lado de los ciudadanos que han visto afectada su vida por las malas decisiones del gobierno; estamos a favor de que se combata el robo de combustible, pero con inteligencia y estrategia. Hoy, a poco más de 40 días del gobierno de López Obrador, se está racionalizando la gasolina y se está vendiendo a sobre precio, ¿Qué sigue?

Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN

@JCRomeroHicks

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