/ viernes 12 de enero de 2018

Democracia, elecciones, nubarrones

Secuestros, homicidios, delitos financieros y patrimoniales, ajustes de cuentas, marchas, plantones, protestas de tianguistas, corrupción acompañada siempre de su fiel amiga, la impunidad, etc., etc. Es el México de estos días, de mi México que tanto se ha agotado y vive ya cansado y avejentado. La ciudadanía ya no entiende, no sabe; mas bien no quiere entender lo que ocurre y prefiere voltear la mirada hacia lo menos grotesco que son la televisión y los espectáculos. ¿Cómo estarán las cosas que se elige a la caja idiota para enajenarse de la vida real? Se trata de distraerse, de divertirse y de que su familia se alegre aunque sea por momentos.

Hace más de 80 años, en junio de 1936 un sicario entró al conocido Café de Tacuba y le disparó un solo y certero balazo al famoso licenciado Manlio Fabio Altamirano, político, gobernador electo de Veracruz, quien cenaba acompañado de su familia. Se dijo entonces que los causantes fueron los ricos terratenientes de su Estado. Exactamente igual ocurre hoy en día, solo que hoy se apunta hacia el opulento delincuente. No hay nada nuevo bajo el sol. Solo que aquello fue excepcional, y hoy la excepción es la tranquilidad.

Todos los días escuchamos que México vive un momento histórico. No creo que esa sea la verdad. Nada de las tristezas que relatan acompasada y acordemente los medios de comunicación son históricas; son simples penas y angustias que iniciaron hace más de tres décadas, pasaron por los dos regímenes políticos panistas que iniciaron el siglo 21, y heredaron al actual.

Son penas y angustias acompañados de su corte de delincuentes y hampones bajo el lustroso manto del político socarrón y vendepatrias. No hay un suceso que no se fundamente en otro anterior; hay políticos que creen guiar la historia, pero hay otros que reaccionan de acuerdo a como los obliga la realidad. ¿Quién responde por todo lo que pasa ante nuestros ojos como un eterno e inacabable carrusel macabro? Nada ni nadie.

Hace cinco años ya teníamos un México dividido. Y viviendo en un país con poca credibilidad de sus actores políticos, buscamos de una forma u otra tener afinidad con alguno de ellos aunque sea el “menos peor”. Y es que no debe preocuparnos solamente la transparencia del conteo de votos, debe preocuparnos también la dirección del país al que amamos, pensando no sólo en la macroeconomía sino en las historias personales, no sólo en las curules del Congreso sino en la manera de sentirnos miembros de una misma raza, sentirnos seres humanos, capaces de ver la dignidad de nuestro semejante, piense como piense. 

Durante más de 70 años hemos tenido elecciones tranquilas, y espero y deseo que dentro de 6 meses sean igualmente en paz, aunque hay nubarrones previsores. En los comicios de 1940 hubo más de 200 muertos en las casillas de votantes. Había, como siempre, distintas corrientes ideológicas y una búsqueda desenfrenada del poder. Las balas utilizaron su lenguaje mortal.

México practica el ejercicio de la democracia desde hace más de 80 años.  Se permite el juego abierto de los partidos políticos y el sufragio libre y universal.  No hay reelecciones, aún. 

La democracia es algo más que una maquinaria política, es también una forma de vida, una democracia social. En el presente podemos hablar de democracia alternativa o plena como un logro en el mundo actual. México ha observado y cumplido con este libre juego, llegando a la modernidad en los sistemas.

Las democracias actuales ponen más énfasis en la libertad que en la igualdad, ya que aquella tiene una prioridad de procedimiento sobre la igualdad.  La piedra de toque consiste en unas elecciones libres, un sistema competitivo de partidos y un sistema representativo de gobierno.  México reúne todo esto y más.  Lo interesante del sistema político nacional es la sucesión presidencial.  Todas las fuerzas del país participan y buscan ubicar a sus mejores hombres.  Son fuerzas políticas, económicas y sociales.  Las perspectivas de la democracia en la mayor parte del mundo dependen de la búsqueda de nuevas soluciones, es decir, de la búsqueda de ajustes y sustitutivos.

La rotación en los cargos públicos es un rasgo característico de la democracia, aunque existan sistemas en que un partido gana y conserva en las elecciones una absoluta mayoría.  A la larga puede ocasionar que se cree una democracia en que la disidencia y la crítica estén presentes, con riesgos demasiado altos, entonces debe explorarse la posibilidad de formas y mecanismos subsidiarios de disidencia.

Hoy en día se habla de gobiernos de coalición. Tema largo, casi sin fin.  No hay espacio suficiente para él.  México ha entrado de lleno en el ejercicio político más importante del sexenio.  Convulsión y compulsión.  Sucesión presidencial.

Hoy hacen falta calma y tranquilidad al pueblo. México espera ansioso un tiempo fuera, un recreo, un reposo. Los ciudadanos lo necesitamos para pensar en la familia, en los estudios, en el desarrollo personal, en el uso de la razón. Ya no queremos decapitados ni descuartizados. Es necesario que desaparezcan el desasosiego y la zozobra, que desaparezca la gente sin escrúpulos.  

pacofonn@yahoo.com.mx

Secuestros, homicidios, delitos financieros y patrimoniales, ajustes de cuentas, marchas, plantones, protestas de tianguistas, corrupción acompañada siempre de su fiel amiga, la impunidad, etc., etc. Es el México de estos días, de mi México que tanto se ha agotado y vive ya cansado y avejentado. La ciudadanía ya no entiende, no sabe; mas bien no quiere entender lo que ocurre y prefiere voltear la mirada hacia lo menos grotesco que son la televisión y los espectáculos. ¿Cómo estarán las cosas que se elige a la caja idiota para enajenarse de la vida real? Se trata de distraerse, de divertirse y de que su familia se alegre aunque sea por momentos.

Hace más de 80 años, en junio de 1936 un sicario entró al conocido Café de Tacuba y le disparó un solo y certero balazo al famoso licenciado Manlio Fabio Altamirano, político, gobernador electo de Veracruz, quien cenaba acompañado de su familia. Se dijo entonces que los causantes fueron los ricos terratenientes de su Estado. Exactamente igual ocurre hoy en día, solo que hoy se apunta hacia el opulento delincuente. No hay nada nuevo bajo el sol. Solo que aquello fue excepcional, y hoy la excepción es la tranquilidad.

Todos los días escuchamos que México vive un momento histórico. No creo que esa sea la verdad. Nada de las tristezas que relatan acompasada y acordemente los medios de comunicación son históricas; son simples penas y angustias que iniciaron hace más de tres décadas, pasaron por los dos regímenes políticos panistas que iniciaron el siglo 21, y heredaron al actual.

Son penas y angustias acompañados de su corte de delincuentes y hampones bajo el lustroso manto del político socarrón y vendepatrias. No hay un suceso que no se fundamente en otro anterior; hay políticos que creen guiar la historia, pero hay otros que reaccionan de acuerdo a como los obliga la realidad. ¿Quién responde por todo lo que pasa ante nuestros ojos como un eterno e inacabable carrusel macabro? Nada ni nadie.

Hace cinco años ya teníamos un México dividido. Y viviendo en un país con poca credibilidad de sus actores políticos, buscamos de una forma u otra tener afinidad con alguno de ellos aunque sea el “menos peor”. Y es que no debe preocuparnos solamente la transparencia del conteo de votos, debe preocuparnos también la dirección del país al que amamos, pensando no sólo en la macroeconomía sino en las historias personales, no sólo en las curules del Congreso sino en la manera de sentirnos miembros de una misma raza, sentirnos seres humanos, capaces de ver la dignidad de nuestro semejante, piense como piense. 

Durante más de 70 años hemos tenido elecciones tranquilas, y espero y deseo que dentro de 6 meses sean igualmente en paz, aunque hay nubarrones previsores. En los comicios de 1940 hubo más de 200 muertos en las casillas de votantes. Había, como siempre, distintas corrientes ideológicas y una búsqueda desenfrenada del poder. Las balas utilizaron su lenguaje mortal.

México practica el ejercicio de la democracia desde hace más de 80 años.  Se permite el juego abierto de los partidos políticos y el sufragio libre y universal.  No hay reelecciones, aún. 

La democracia es algo más que una maquinaria política, es también una forma de vida, una democracia social. En el presente podemos hablar de democracia alternativa o plena como un logro en el mundo actual. México ha observado y cumplido con este libre juego, llegando a la modernidad en los sistemas.

Las democracias actuales ponen más énfasis en la libertad que en la igualdad, ya que aquella tiene una prioridad de procedimiento sobre la igualdad.  La piedra de toque consiste en unas elecciones libres, un sistema competitivo de partidos y un sistema representativo de gobierno.  México reúne todo esto y más.  Lo interesante del sistema político nacional es la sucesión presidencial.  Todas las fuerzas del país participan y buscan ubicar a sus mejores hombres.  Son fuerzas políticas, económicas y sociales.  Las perspectivas de la democracia en la mayor parte del mundo dependen de la búsqueda de nuevas soluciones, es decir, de la búsqueda de ajustes y sustitutivos.

La rotación en los cargos públicos es un rasgo característico de la democracia, aunque existan sistemas en que un partido gana y conserva en las elecciones una absoluta mayoría.  A la larga puede ocasionar que se cree una democracia en que la disidencia y la crítica estén presentes, con riesgos demasiado altos, entonces debe explorarse la posibilidad de formas y mecanismos subsidiarios de disidencia.

Hoy en día se habla de gobiernos de coalición. Tema largo, casi sin fin.  No hay espacio suficiente para él.  México ha entrado de lleno en el ejercicio político más importante del sexenio.  Convulsión y compulsión.  Sucesión presidencial.

Hoy hacen falta calma y tranquilidad al pueblo. México espera ansioso un tiempo fuera, un recreo, un reposo. Los ciudadanos lo necesitamos para pensar en la familia, en los estudios, en el desarrollo personal, en el uso de la razón. Ya no queremos decapitados ni descuartizados. Es necesario que desaparezcan el desasosiego y la zozobra, que desaparezca la gente sin escrúpulos.  

pacofonn@yahoo.com.mx