“El secreto, al ser un instrumento de la conspiración,
nunca debe ser el sistema de un gobierno regular”.
Jeremy Bentham
Ocupado en el fortalecimiento de mecanismos efectivos de protección a periodistas y defensores de derechos humanos, el Gobierno de México encomendó a las Secretarías de Gobernación y de Relaciones Exteriores organizar un diálogo internacional a fin de pulsar las mejores opciones y prácticas en la materia.
Dicha encomienda fue asumida por las subsecretarías de Asuntos Multilaterales de la Cancillería y la de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, cuyos titulares, Martha Delgado y Alejandro Encinas, organizaron un encuentro virtual con expertos de diversos países y perspectivas que en cuatro mesas diferentes propusieron acciones concretas para atender desde sus causas los riesgos y condenables ataques perpetrados en nuestro país en contra de periodistas y defensores de los derechos humanos.
Coincidiendo con la conmemoración en México del Día de la Libertad de Prensa, el evento se llevó a cabo el pasado 7 de junio con la participación de 29 expertos, en las cuatro mesas de trabajo se generaron recomendaciones y propuestas que alimentarán los instrumentos jurídico-administrativos que el Gobierno mexicano presentará a las autoridades competentes para fortalecer el Sistema Nacional de Protección que el Presidente López Obrador instruyó para atender de raíz un asunto tan relevante como lo es la protección a quienes ejercen el periodismo y, también, la defensa de derechos humanos en nuestro territorio.
En función a la relevancia del tema, y dado el profundo interés que genera en organismos multilaterales como el Consejo de Europa, dimos puntual seguimiento a un diálogo cuyo alto nivel de análisis generó propuestas fundamentadas no exentas de puntuales críticas y observaciones sobre la realidad mexicana, las cuales fueron punto de partida de las aportaciones presentadas por todos los ponentes.
Es menester reconocer que el profesionalismo de los panelistas augura solidas relatorías, pues no hubo una sola intervención que dejara de aportar valor al objetivo común establecido junto a los organizadores.
Entre las participaciones, destacó por su fortaleza la presentada por Federico Mastrogiovani, para quien las causas-raíz de la vulnerabilidad del ejercicio del periodismo se ubican en la precariedad laboral, la nula capacitación del periodista en situaciones de riesgo y la ausencia de deontología como parte de la formación académica y laboral de los actuales periodistas.
Ni duda cabe de que la precariedad laboral de los periodistas de esta segunda década del siglo XXI es un acuciante problema que pone en riesgo el desempeño de una profesión acechada por “el raiting”; la “exclusiva”, la cooptación empresarial, o la aplicación pragmática de la ley de “plata o plomo” aplicada por el crimen organizado en todas sus modalidades.
Tocante a la nula capacitación ante situaciones de riesgo, es menester reconocer que ello agudiza aún más los riesgos inherentes al periodismo de investigación, especialidad que en mi época como reportero sí conllevaba esa preparación que aminoraba los riesgos por el simple hecho de aprender a ubicarlos y a reaccionar preventivamente ante ellos y sus ejecutores; y no me refiero solo a los riesgos físicos, sino también a los provocados por la inducción a informaciones falsas, con lo que ello significa para el compromiso con la veracidad del investigador.
La mención de la Deontología Periodística me remitió a mis inicios en esta profesión, pues recuperé la importancia vital que en efecto tiene esta dimensión de la ética abordada desde el siglo XVIII por el británico Jeremy Bentham en su obra “Libertad de prensa y debate público” (1820), y que a fines del siglo pasado fue un referente fundamental para quienes tuvimos la oportunidad de aprender y ejercer el periodismo en la España de la transición democrática, y a distinguir cualquier atisbo de conspiración informativa en un gobierno que mal que bien se reconciliaba con la democracia y con la verdad.