“SIN JUSTICIA Y SIN RESPETO POR LOS DERECHOS HUMANOS NO PUEDE HABER PAZ.”
Irene Khan, ex secretaria general de Amnistía Internacional
Gabriela Mora Guillén.
Los derechos humanos son aquellas “condiciones instrumentales que le permiten a la persona su realización”. Lo anterior, comprende las libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
En nuestro país, la reforma constitucional en materia de derechos humanos del 2011 tuvo un gran panorama, toda vez que los derechos humanos al día de hoy son una base importante de nuestro sistema jurídico, reconociendo su gran trascendencia durante las últimas dos décadas; más aun, a partir de esta reforma, cuyo objetivo radica en el comienzo de una nueva cultura en la materia, centrada en la dignidad de las personas.
Ciertamente, la reforma representa un importante avance jurídico para el país, dado que a partir de ella ha sido evidente la repercusión positiva en la vida cotidiana de la sociedad mexicana en temas como libertad de expresión, la no discriminación, los derechos económicos, sociales y culturales - derecho al trabajo, la seguridad social y la educación-, y los derechos colectivos -los derechos al desarrollo y la libre determinación-, todos ellos derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes, lo cual implica que el avance de uno facilita el avance de los demás y viceversa -la privación de un derecho afecta negativamente a los demás-.
No obstante, algunos aspectos han requerido mayor atención, lo cual deriva en resultados paulatinos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, e igualmente, los tratados internacionales han sido más difíciles de demandar.
A manera de ejemplo, hablemos del derecho a la salud: pese a que se han construido hospitales, el tema continúa representando una lucha en cuanto a desigualdad social; por su parte, en temas como la educación y vivienda, no se ha visto el impacto estructural que debería, dado que los derechos sociales aun no se han justiciabilizado totalmente, debido a la dificultad de juicio que los derechos humanos tienen con respecto a las políticas públicas, la economía y el mercado, ya que son considerados exclusivos en el poder.
La realidad es que los derechos humanos son determinantes en cuanto a su principal objetivo: el pleno ejercicio de las libertades.
Ante el incumplimiento de los Derechos Humanos, uno de los aspectos de mayor agravio redunda en la pobreza, debido a que no se cumplen los derechos como el de la educación, la salud, la alimentación, lo cual genera un círculo vicioso y como resultado se afecta directamente la dignidad de las personas.
No obstante, podemos concluir que la filosofía constitucional queda mucho a deber en cuanto a la seguridad prometida por el estado, lo cual implica la necesidad de realizar un esfuerzo mucho mayor en el tema de la justicia social.
Al haber tenido múltiples veredictos, se ha determinado la urgencia de ajustar el sistema legal, a fin de que las autoridades cumplan con sus obligaciones en la materia: promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos. Para ello, se debe diseñar un modelo que logre generar cambios en las políticas públicas, basándose en el testimonio concreto.
Evidentemente al abolir la pobreza, propiciar que todos seamos tratados iguales –lo cual no implica un concepto socialista o de izquierda-, sin distinción de clases, sexo, creencias, nacionalidad, etcétera, se trazará una ruta importante en el combate a la inseguridad que hoy padecemos.
Sin embargo, hay que decirlo, en nombre de los derechos humanos se han presentado casos de abuso, excesos de poder y falsa victimización para lo cual la Comisión de los Derechos Humanos ha debido realizar exhaustivas investigaciones, parte de su razón de ser… Así este México nuestro.
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