/ lunes 5 de agosto de 2019

Desaceleración económica

Primero insisten en que no hay crisis que evitar y luego que no hay cómo evitar la crisis…

- José Ángel Conchello

Como parte de un gran montaje, el miércoles pasado vimos al presidente de la República, seguido de sus principales voceros, celebrar que no habíamos caído en recesión. Con el 0.1% de crecimiento y el peor inicio económico de un gobierno desde el “Error de Diciembre”, alardear que no se ha caído todavía más bajo sólo es reflejo de la mediocridad y del mal momento que atraviesa nuestro país.

Festejar que no estamos peor es parte de una concepción errónea de lo que debe ser y hacer un gobierno, y mientras los principales logros se sigan centrando en la cantidad de personas que se logren afiliar a programas clientelares, en lugar de la cantidad de inversión que se logre atraer o la cantidad de nuevos empleos que se logren generar, seguiremos pasando de “panzaso” con el riesgo permanente de una recesión y eventualmente una crisis económica.

No se trata de que “la libramos” este trimestre, se trata de que se están haciendo mal las cosas y no parece que quieran cambiar el rumbo. La estrategia es descalificar y linchar públicamente a quienes no estén de acuerdo. Ahí está el reciente ejemplo del Coneval que se suma a todas las demás instituciones que el presidente López Obrador considera costosas e inútiles; instituciones que sirven de contrapeso, generan información y miden los resultados de las políticas públicas con método y rigor académico.

La reciente renuncia junto a las denuncias del exsecretario de Hacienda son más pruebas de lo evidente: la ocurrencia es la regla del gobierno y se están tomando muchas decisiones sin un respaldo técnico. Hacer la refinería de Dos Bocas, cancelar el aeropuerto de Texcoco, reorientar el gasto hacia programas clientelares y la implementación de una política de austeridad que no diferencia lo indispensable de lo efímero son ejemplo de ello.

La desaceleración económica está confirmada y más allá de los matices que le quieran poner o de la posibilidad de argumentar que las cosas podrían estar peor, lo evidente no se puede negar y lo evidente es que las cosas no van bien y las metas que planteó el presidente ya son imposibles de alcanzar. Además, las cosas van mal por factores exclusivamente internos porque no hay una crisis mundial y por primera vez en décadas Estados Unidos está creciendo a buen ritmo y no está reflejándose en nuestro país.

Lo peligroso es que además estamos cayendo en un círculo vicioso que no tendrá una salida simple: se toman malas decisiones, lo denuncian quienes saben y están capacitados para opinar, se denigra y descalifica al que denuncia y se niega la realidad, ésta se vuelve evidente y se culpa a alguien más o algo más de lo que está sucediendo y mientras tanto México sigue hundiéndose. La crisis de inseguridad, la falta de crecimiento económico, el caos en el que han convertido el sistema de salud, la falta de inversión, la crisis migratoria, la relación bilateral con Estados Unidos y cada uno de los problemas que ha generado el gobierno son ejemplo de ello.

Dip. Juan Carlos Romero Hicks

@JCRomeroHicks

Primero insisten en que no hay crisis que evitar y luego que no hay cómo evitar la crisis…

- José Ángel Conchello

Como parte de un gran montaje, el miércoles pasado vimos al presidente de la República, seguido de sus principales voceros, celebrar que no habíamos caído en recesión. Con el 0.1% de crecimiento y el peor inicio económico de un gobierno desde el “Error de Diciembre”, alardear que no se ha caído todavía más bajo sólo es reflejo de la mediocridad y del mal momento que atraviesa nuestro país.

Festejar que no estamos peor es parte de una concepción errónea de lo que debe ser y hacer un gobierno, y mientras los principales logros se sigan centrando en la cantidad de personas que se logren afiliar a programas clientelares, en lugar de la cantidad de inversión que se logre atraer o la cantidad de nuevos empleos que se logren generar, seguiremos pasando de “panzaso” con el riesgo permanente de una recesión y eventualmente una crisis económica.

No se trata de que “la libramos” este trimestre, se trata de que se están haciendo mal las cosas y no parece que quieran cambiar el rumbo. La estrategia es descalificar y linchar públicamente a quienes no estén de acuerdo. Ahí está el reciente ejemplo del Coneval que se suma a todas las demás instituciones que el presidente López Obrador considera costosas e inútiles; instituciones que sirven de contrapeso, generan información y miden los resultados de las políticas públicas con método y rigor académico.

La reciente renuncia junto a las denuncias del exsecretario de Hacienda son más pruebas de lo evidente: la ocurrencia es la regla del gobierno y se están tomando muchas decisiones sin un respaldo técnico. Hacer la refinería de Dos Bocas, cancelar el aeropuerto de Texcoco, reorientar el gasto hacia programas clientelares y la implementación de una política de austeridad que no diferencia lo indispensable de lo efímero son ejemplo de ello.

La desaceleración económica está confirmada y más allá de los matices que le quieran poner o de la posibilidad de argumentar que las cosas podrían estar peor, lo evidente no se puede negar y lo evidente es que las cosas no van bien y las metas que planteó el presidente ya son imposibles de alcanzar. Además, las cosas van mal por factores exclusivamente internos porque no hay una crisis mundial y por primera vez en décadas Estados Unidos está creciendo a buen ritmo y no está reflejándose en nuestro país.

Lo peligroso es que además estamos cayendo en un círculo vicioso que no tendrá una salida simple: se toman malas decisiones, lo denuncian quienes saben y están capacitados para opinar, se denigra y descalifica al que denuncia y se niega la realidad, ésta se vuelve evidente y se culpa a alguien más o algo más de lo que está sucediendo y mientras tanto México sigue hundiéndose. La crisis de inseguridad, la falta de crecimiento económico, el caos en el que han convertido el sistema de salud, la falta de inversión, la crisis migratoria, la relación bilateral con Estados Unidos y cada uno de los problemas que ha generado el gobierno son ejemplo de ello.

Dip. Juan Carlos Romero Hicks

@JCRomeroHicks