/ martes 6 de noviembre de 2018

Despropósitos del nuevo gobierno

La cancelación del aeropuerto en Texcoco o NAIM constituye un despropósito tan descabellado, tan aberrante e irracional, tan fuera de elemental lógica que para tratar de explicarlo se vuelve necesario el tener que explorar elementos ajenos a los factores técnicos, económicos, financieros y ambientales directamente vinculados a la más grande obra de infraestructura en construcción de América Latina.

Cuando los sólidos argumentos técnicos y económicos favorables al NAIM, frente a un ridículo proyecto carente de las más elementales bases, han sido desestimados por el próximo gobierno de la República. Quisiera apoyarme en algunas esclarecedoras observaciones de Jesús Silva-Herzog Márquez, quien pone de relieve una relevante virtud de AMLO: su singular y sobresaliente “capacidad para conectarse con las emociones del electorado”.

Esa íntima convicción de poseer una estrecha comunión con el pensamiento de las mayorías que lo condujo hasta ganar la Presidencia, es lo que puede explicar el que asuma como decisiones idóneas e incontrovertibles proyectos que implican inversiones sumamente elevadas de recursos como el Tren Maya, el aeropuerto en Santa Lucía o la dispersión por el territorio nacional de las entidades gubernamentales, sin estudios de fondo o indispensables proyectos ejecutivos. Está convencido de que su genial intuición política está por encima y es más válida que profundos estudios técnicos sobre las obras a realizarse.

Otra preocupante cara de esta grave problemática es que su equipo de trabajo cercano, aunque cuenta con personajes experimentados y talentosos como Javier Jiménez Espriú o Esteban Moctezuma Barragán, no se atrevan a contradecirlo, sino que se vean obligados a respaldarlo en decisiones tan absurdas, perniciosas e irracionales como la cancelación de dos proyectos de vital trascendencia para el futuro del país como son la cancelación del NAIM en Texcoco y de la reforma educativa.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell

La cancelación del aeropuerto en Texcoco o NAIM constituye un despropósito tan descabellado, tan aberrante e irracional, tan fuera de elemental lógica que para tratar de explicarlo se vuelve necesario el tener que explorar elementos ajenos a los factores técnicos, económicos, financieros y ambientales directamente vinculados a la más grande obra de infraestructura en construcción de América Latina.

Cuando los sólidos argumentos técnicos y económicos favorables al NAIM, frente a un ridículo proyecto carente de las más elementales bases, han sido desestimados por el próximo gobierno de la República. Quisiera apoyarme en algunas esclarecedoras observaciones de Jesús Silva-Herzog Márquez, quien pone de relieve una relevante virtud de AMLO: su singular y sobresaliente “capacidad para conectarse con las emociones del electorado”.

Esa íntima convicción de poseer una estrecha comunión con el pensamiento de las mayorías que lo condujo hasta ganar la Presidencia, es lo que puede explicar el que asuma como decisiones idóneas e incontrovertibles proyectos que implican inversiones sumamente elevadas de recursos como el Tren Maya, el aeropuerto en Santa Lucía o la dispersión por el territorio nacional de las entidades gubernamentales, sin estudios de fondo o indispensables proyectos ejecutivos. Está convencido de que su genial intuición política está por encima y es más válida que profundos estudios técnicos sobre las obras a realizarse.

Otra preocupante cara de esta grave problemática es que su equipo de trabajo cercano, aunque cuenta con personajes experimentados y talentosos como Javier Jiménez Espriú o Esteban Moctezuma Barragán, no se atrevan a contradecirlo, sino que se vean obligados a respaldarlo en decisiones tan absurdas, perniciosas e irracionales como la cancelación de dos proyectos de vital trascendencia para el futuro del país como son la cancelación del NAIM en Texcoco y de la reforma educativa.

amartinezv@derecho.unam.mx

@AlejoMVendrell