La procuración y administración de justicia han cambiado, en algunos aspectos, en los últimos 25 años. Tenemos áreas para celebrar y otras donde seguimos igual o peor que hace un cuarto de siglo. La abogacía ha cobijado la inamovilidad de la sociedad, un lenguaje lleno de latinajos, anglicismos, palabras que nadie entiende, corrupción, entre otras cosas. Y al mismo tiempo, la abogacía ha tomado la narrativa y aplicación del cambio, de los derechos humanos y algunas transformaciones relevantes en cómo entendemos nuestro México. Querido lector, veamos ciertos aspectos puntuales.
La administración de justicia civil y familiar se ha transformado con el paso del tiempo. En 1997, era común ver como se entregaba dinero a los mecanógrafos por la entrega de un oficio en los tribunales. La corrupción estaba allí en la nariz de todos. También era normal que ciertos funcionarios judiciales recibieran dinero por la celebración de una audiencia. Hoy en día, esa escena ya no es común ni se entiende como una regla. Las cosas se han transformado para bien en esa área. La llegada de los juicios orales generó una sana distancia entre los abogados y los servidores públicos, se dignificó la función jurisdiccional y, con ello, se mejoró la administración de justicia. En efecto, hay menos corrupción en el derecho de familia y en el derecho civil. Existen espacios de corrupción, sin duda, pero sí tenemos herramientas para celebrar por la mejora de la administración de justicia, simplificación de algunos juicios, la reducción de los espacios de corrupción y un lenguaje más accesible a la ciudadanía.
La procuración de justicia penal está estacionada en el tiempo en la Ciudad de México, Chiapas, Estado de México, otras entidades federativas y en la Federación. Hace 25 años, algunas agencias del ministerio público eran las cuevas de Alibaba y los 40 ladrones. Hoy en día, varias lo siguen siendo. Sin duda, hay cientos de ministerios públicos comprometidos con su trabajo, peritos y oficiales de investigación que sacan la chamba todos los días, pero son los menos. Las agencias del ministerio público siguen llenas de delitos flagrantes, robos de hambre e ineficacia. En este ámbito el cambio ha sido muy desigual.
Los jueces penales se transformaron con la llegada del sistema mixto- acusatorio. Mismo que tanto molesta por tener garantías para los acusados, privilegiar la libertad de los mismos y solicitar un mínimo de conocimientos a los ministerios públicos y a los litigantes. Los jueces ahora presiden las audiencias, se solicitan datos de prueba y argumentos para que una persona esté en prisión preventiva y se ha dignificado muchísimo la función judicial. Aquí hay grandes cambios, que ciertos sectores de la sociedad no toleran, desean volver al oscurantismo de hace 30 años. Celebremos que la justicia penal está en ruta de cambio y que tarde temprano veremos todos sus resultados.
La enseñanza del derecho ha tenido grandes avances y múltiples retroceso. Éste no es un tema variopinto, sino la mercantilización de la educación jurídica, donde la mayoría de las escuelas de derecho no tienen la más mínima calidad. Aquí, las autoridades educativas tienen que hacer una revisión de quién puede y quién no otorgar una cédula que habilita para el ejercicio de la profesión. Aquí sí no hay nada que celebrar. Cada día tenemos más abogados con menos conocimientos para el cambio radical que tanto deseamos como sociedad.
Doctor en Derecho
@jangulonobara
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