/ jueves 7 de octubre de 2021

Día mundial de los animales 

Si hacemos una reseña de cómo ha evolucionado el concepto de conservación de biodiversidad en el seno de la comunidad internacional, pensaríamos que en 2021 estamos en la antesala de la conservación en plenitud; que al paso de los años, desde 1929 cuando la Organización Mundial de Protección Animal organizó su primer congreso en Viena para revisar el estado de las especies animales terrestres, y después, en 1946, cuando tuvo lugar la Convención Ballenera Internacional, se ha frenado no solo la extinción de diferentes especies de flora y fauna, sino que en el caso de aquéllas que se comercializan, ha evolucionado y hoy los mercados de especies de vida silvestre están regulados. Lamentablemente, las noticias no son tan alentadoras como quisiéramos.

Hace apenas unos días, Estados Unidos declaró extintas más de 20 especies de fauna y una especie de flora, que deberán ser eliminadas de la Lista de Especies en Peligro de Extinción de 1973, de dicho país.

Diversas son las razones por las que una especie llega a ser enlistada como especie en peligro, especie bajo protección, especie amenazada, etc.; desafortunadamente en todos los casos, quien origina este estatus es el hombre. En las actividades antropogénicas relacionadas con el uso de especies silvestres, ya sea por motivos medicinales, de la industria química, belleza, comercio ilegal, alimentación, domesticación, etc., siempre es el hombre el que rebasa los límites de la naturaleza y va un paso más allá, impactando directamente los ecosistemas donde estas especies nacen, crecen, se reproducen y deberían de morir, después de cumplir su ciclo. Es de verdad lamentable que en pleno 2021 y con la crisis climática encima, tengamos ahora una deuda con las futuras generaciones por la extinción de estas especies.

Entre las especies que ya no habrá en el territorio de Norteamérica se encuentra el pájaro carpintero de pico de marfil que era, a nivel mundial, el tercer pájaro carpintero más grande; el ave del bosque hawaiano también desapareció debido a a la destrucción de su hábitat y a la introducción de especies no nativas de la zona; la reinita de Bachman, un pájaro de pecho amarillo, también ya está extinto.

En el caso de las especies de biodiversidad marina, como el mejillón de agua dulce y el pez de agua dulce llamado Gambusia de San Marcos, científicamente se considera que su extinción es el resultado del cambio climático; en otras palabras, sucede lo mismo con la intervención antropogénica que causa el aumento en la temperatura de la superficie de la tierra y con ello este tipo de pérdidas o afectaciones irreversibles.

Así como el hombre tiene la capacidad de destruir, también tiene la capacidad de conservar y hay ejemplos muy exitosos de recuperación de especies que ya estaban contempladas en la lista roja que abarca de 1963 a la fecha, elaborada por la UICN-Unión Internacional para la Conservación- que se puede considerar como el inventario más completo de especies de biodiversidad mundial y que incluye categorías como: Datos Insuficientes (DD), Preocupación Menor (LC), Casi Amenazado (NT), Vulnerable (VU), En Peligro (EN), en Peligro Crítico (CR), Extinto en Estado Silvestre (EW) y Extinto (EX), con base en las cuales se va configurando el rompecabezas de especies de países de todo el mundo.

Después de tan desalentadora noticia, nos damos cuenta de que 92 años de intentar concientizar a la población en general sobre la importancia del cuidado y respeto de las especies y sus ecosistemas por el bien de la humanidad, no han sido suficientes.

Esperemos que noticias como las de Estados Unidos no se empiecen a volver una generalidad internacional. Ya que en el marco de la crisis climática, lo que menos necesitamos es declarar también una crisis de pérdida de biodiversidad y, por el contrario, sí debemos aumentar el número de hectáreas destinadas a la conservación en las diferentes modalidades de áreas naturales protegidas, terrestres y marinas.

Si hacemos una reseña de cómo ha evolucionado el concepto de conservación de biodiversidad en el seno de la comunidad internacional, pensaríamos que en 2021 estamos en la antesala de la conservación en plenitud; que al paso de los años, desde 1929 cuando la Organización Mundial de Protección Animal organizó su primer congreso en Viena para revisar el estado de las especies animales terrestres, y después, en 1946, cuando tuvo lugar la Convención Ballenera Internacional, se ha frenado no solo la extinción de diferentes especies de flora y fauna, sino que en el caso de aquéllas que se comercializan, ha evolucionado y hoy los mercados de especies de vida silvestre están regulados. Lamentablemente, las noticias no son tan alentadoras como quisiéramos.

Hace apenas unos días, Estados Unidos declaró extintas más de 20 especies de fauna y una especie de flora, que deberán ser eliminadas de la Lista de Especies en Peligro de Extinción de 1973, de dicho país.

Diversas son las razones por las que una especie llega a ser enlistada como especie en peligro, especie bajo protección, especie amenazada, etc.; desafortunadamente en todos los casos, quien origina este estatus es el hombre. En las actividades antropogénicas relacionadas con el uso de especies silvestres, ya sea por motivos medicinales, de la industria química, belleza, comercio ilegal, alimentación, domesticación, etc., siempre es el hombre el que rebasa los límites de la naturaleza y va un paso más allá, impactando directamente los ecosistemas donde estas especies nacen, crecen, se reproducen y deberían de morir, después de cumplir su ciclo. Es de verdad lamentable que en pleno 2021 y con la crisis climática encima, tengamos ahora una deuda con las futuras generaciones por la extinción de estas especies.

Entre las especies que ya no habrá en el territorio de Norteamérica se encuentra el pájaro carpintero de pico de marfil que era, a nivel mundial, el tercer pájaro carpintero más grande; el ave del bosque hawaiano también desapareció debido a a la destrucción de su hábitat y a la introducción de especies no nativas de la zona; la reinita de Bachman, un pájaro de pecho amarillo, también ya está extinto.

En el caso de las especies de biodiversidad marina, como el mejillón de agua dulce y el pez de agua dulce llamado Gambusia de San Marcos, científicamente se considera que su extinción es el resultado del cambio climático; en otras palabras, sucede lo mismo con la intervención antropogénica que causa el aumento en la temperatura de la superficie de la tierra y con ello este tipo de pérdidas o afectaciones irreversibles.

Así como el hombre tiene la capacidad de destruir, también tiene la capacidad de conservar y hay ejemplos muy exitosos de recuperación de especies que ya estaban contempladas en la lista roja que abarca de 1963 a la fecha, elaborada por la UICN-Unión Internacional para la Conservación- que se puede considerar como el inventario más completo de especies de biodiversidad mundial y que incluye categorías como: Datos Insuficientes (DD), Preocupación Menor (LC), Casi Amenazado (NT), Vulnerable (VU), En Peligro (EN), en Peligro Crítico (CR), Extinto en Estado Silvestre (EW) y Extinto (EX), con base en las cuales se va configurando el rompecabezas de especies de países de todo el mundo.

Después de tan desalentadora noticia, nos damos cuenta de que 92 años de intentar concientizar a la población en general sobre la importancia del cuidado y respeto de las especies y sus ecosistemas por el bien de la humanidad, no han sido suficientes.

Esperemos que noticias como las de Estados Unidos no se empiecen a volver una generalidad internacional. Ya que en el marco de la crisis climática, lo que menos necesitamos es declarar también una crisis de pérdida de biodiversidad y, por el contrario, sí debemos aumentar el número de hectáreas destinadas a la conservación en las diferentes modalidades de áreas naturales protegidas, terrestres y marinas.