/ jueves 2 de mayo de 2019

Días del niño y del trabajo, contraste entre fechas

Siempre que llegan estos primaverales días, no puedo evitar ver el contraste de dos fechas festivas que combinadas me hacen recordar uno de los grandes flagelos de la humanidad, el trabajo infantil, vaya, la explotación de menores que es un drama principalmente de naciones en vías de desarrollo, pero que también se registra en naciones que se ostentan como de primer mundo.

Mi referencia concreta es al Día del Niño, que se celebra el 30 de abril y al Día del Trabajo, que en México lo conmemoramos cada 1 de mayo. Juntando esas dos fechas, no puedo evitar pensar en la explotación de menores, que es sin duda, una de las más graves vulneraciones que puede haber contra los derechos humanos a nivel mundial.

Con frecuencia me gusta pensar ¿qué sería del mundo si toda la infancia tuviera un desarrollo pleno? Con eso quiero decir, poder jugar libremente, vivir con seguridad, tener acceso a la educación, a la salud y a todo lo que está implicado en una vida digna. Algo de lo primero que pienso al visualizar tal panorama, es que nunca más hubiera niños sicarios reclutados por el crimen organizado, algo que por desgracia ocurre en nuestro México, pero que de ningún modo lo tenemos en exclusiva, habiendo criaturas enroladas en las filas de mafias en Colombia, Brasil, naciones de la Unión Europea, en otras que otrora pertenecían al bloque soviético y muchas más.

Por desgracia, el crimen organizado ha encontrado en menores, una alternativa para lograr sus funestos fines con mayor dificultad para ser detectados por autoridades y al mismo tiempo gastando mucho menos de lo que les costaría enrolar a adultos. Ni qué decirles de niños en conflictos bélicos, algo que de igual forma se podía ver en las guerras de guerrillas que se vivían en Centroamérica, en naciones como El Salvador y Nicaragua o bien en otros conflictos en países asiáticos, como Camboya, Birmania o Bangladesh.

No tengamos empacho alguno en celebrar a los niños en su día y recordar las más nobles implicaciones de que exista un Día del Trabajo, pero hagamos conciencia de las implicaciones de que ambas cuestiones se junten.

YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Siempre que llegan estos primaverales días, no puedo evitar ver el contraste de dos fechas festivas que combinadas me hacen recordar uno de los grandes flagelos de la humanidad, el trabajo infantil, vaya, la explotación de menores que es un drama principalmente de naciones en vías de desarrollo, pero que también se registra en naciones que se ostentan como de primer mundo.

Mi referencia concreta es al Día del Niño, que se celebra el 30 de abril y al Día del Trabajo, que en México lo conmemoramos cada 1 de mayo. Juntando esas dos fechas, no puedo evitar pensar en la explotación de menores, que es sin duda, una de las más graves vulneraciones que puede haber contra los derechos humanos a nivel mundial.

Con frecuencia me gusta pensar ¿qué sería del mundo si toda la infancia tuviera un desarrollo pleno? Con eso quiero decir, poder jugar libremente, vivir con seguridad, tener acceso a la educación, a la salud y a todo lo que está implicado en una vida digna. Algo de lo primero que pienso al visualizar tal panorama, es que nunca más hubiera niños sicarios reclutados por el crimen organizado, algo que por desgracia ocurre en nuestro México, pero que de ningún modo lo tenemos en exclusiva, habiendo criaturas enroladas en las filas de mafias en Colombia, Brasil, naciones de la Unión Europea, en otras que otrora pertenecían al bloque soviético y muchas más.

Por desgracia, el crimen organizado ha encontrado en menores, una alternativa para lograr sus funestos fines con mayor dificultad para ser detectados por autoridades y al mismo tiempo gastando mucho menos de lo que les costaría enrolar a adultos. Ni qué decirles de niños en conflictos bélicos, algo que de igual forma se podía ver en las guerras de guerrillas que se vivían en Centroamérica, en naciones como El Salvador y Nicaragua o bien en otros conflictos en países asiáticos, como Camboya, Birmania o Bangladesh.

No tengamos empacho alguno en celebrar a los niños en su día y recordar las más nobles implicaciones de que exista un Día del Trabajo, pero hagamos conciencia de las implicaciones de que ambas cuestiones se junten.

YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre