/ domingo 9 de mayo de 2021

Dimensiones del vínculo afectivo

En unas horas inicia la celebración del Día de la Madre en México. En el contexto global es un tema de coincidencias de las cualidades de una madre y oportunidades para el reconocimiento a sus aportaciones del desarrollo de la humanidad en sus diferentes ámbitos y el cultural que evoluciona. Se reflexiona que lo que es excelente todos ganan, la festividad del evento corresponde a los que generan mayor derrama económica en un día.

Debido a la esfera laboral personal de muchos años en las cárceles he sido testigo del transitar de miles de madres en esos espacios por diferentes razones. Por ese motivo, hace siete años y ahora en 2021, dedicamos este artículo a quienes alguna vez han caminado en esas áreas. Bosquejemos en tres perspectivas, al igual que en el año 2014, veamos cada una:

1) La madre interna en un centro. En ese tiempo comentamos que estaban focalizadas en la ruta de su reincorporación a la sociedad. ¿Qué ha cambiado? Por la coyuntura de la pandemia de nuestros días, los eventos del día 10 de mayo y las visitas.

2) La madre que visita al hijo interno. La representación social se mantiene vigente en el periodo referido, sin embargo, los protocolos de la pandemia han modificado algunas prácticas.

- Las primeras que llegan y las últimas que se retiran los días de visita. Se constituyen en enlace entre internos y autoridades, efectúan trámites desde el primer día hasta obtener la libertad del ser querido, aprenden de los conceptos jurídicos, dinámicas de socialización, de ser necesario aprenden a leer y escribir.

- Las mamás prefieren convivir con los hijos que no gozan de la libertad e invitan a los hermanos a festejar en familia en esos espacios.

- En los centros de reclusión, es considerado de los días de mayor afluencia en la visita familiar.

3) La madre que trabaja en un Centro de Reclusión. La vida sigue igual, son incansables guerreras que después de aplicarse en su ámbito laboral considerado esencial, regresan al hogar a continuar en sus distintos proyectos, uno de ellos, la formación de los hijos.

En la academia y comunidad es reconocida la disposición natural de las personas a la construcción de vínculos y conductas afectivas (apego). Igualmente, la comprensión de las consecuencias positivas o negativas frente a las experiencias vivenciales placenteras o de reveses… Como diría Freud: "infancia es destino" ya que ahí se moldea y continúa forjándose en las siguientes etapas de la adolescencia, juventud, adulto y personas mayores. Todo un proceso de mejora continua.

Coloquemos los vínculos y conductas afectivas en el centro de las oportunidades o amenazas al bien social, visualicemos sus aportaciones para prevenir la violencia e imaginemos las potencialidades de las diferentes relaciones positivas en los lazos familiares, de amor, las amistades, etc. De la jerarquía de los vínculos de apego destacan las que unen a una madre con sus hijos, pertenece a las piedras angulares emocionales del ser humano.

Para concluir, destaquemos del valor de los procesos complejos de educación y formación de las personas con perfiles de “Apego seguro”: orientadas a relaciones afectivas con emociones y sentimientos asertivos, capacidad de análisis y solución de problemas interpersonales, solidarias y demás que acotan la violencia en sus diversas manifestaciones, posible con la participación activa de todas y todos.

Felicidades a todas las mamás y acciones desde la primera línea de batalla.

hazael.ruiz@hotmail.com

En unas horas inicia la celebración del Día de la Madre en México. En el contexto global es un tema de coincidencias de las cualidades de una madre y oportunidades para el reconocimiento a sus aportaciones del desarrollo de la humanidad en sus diferentes ámbitos y el cultural que evoluciona. Se reflexiona que lo que es excelente todos ganan, la festividad del evento corresponde a los que generan mayor derrama económica en un día.

Debido a la esfera laboral personal de muchos años en las cárceles he sido testigo del transitar de miles de madres en esos espacios por diferentes razones. Por ese motivo, hace siete años y ahora en 2021, dedicamos este artículo a quienes alguna vez han caminado en esas áreas. Bosquejemos en tres perspectivas, al igual que en el año 2014, veamos cada una:

1) La madre interna en un centro. En ese tiempo comentamos que estaban focalizadas en la ruta de su reincorporación a la sociedad. ¿Qué ha cambiado? Por la coyuntura de la pandemia de nuestros días, los eventos del día 10 de mayo y las visitas.

2) La madre que visita al hijo interno. La representación social se mantiene vigente en el periodo referido, sin embargo, los protocolos de la pandemia han modificado algunas prácticas.

- Las primeras que llegan y las últimas que se retiran los días de visita. Se constituyen en enlace entre internos y autoridades, efectúan trámites desde el primer día hasta obtener la libertad del ser querido, aprenden de los conceptos jurídicos, dinámicas de socialización, de ser necesario aprenden a leer y escribir.

- Las mamás prefieren convivir con los hijos que no gozan de la libertad e invitan a los hermanos a festejar en familia en esos espacios.

- En los centros de reclusión, es considerado de los días de mayor afluencia en la visita familiar.

3) La madre que trabaja en un Centro de Reclusión. La vida sigue igual, son incansables guerreras que después de aplicarse en su ámbito laboral considerado esencial, regresan al hogar a continuar en sus distintos proyectos, uno de ellos, la formación de los hijos.

En la academia y comunidad es reconocida la disposición natural de las personas a la construcción de vínculos y conductas afectivas (apego). Igualmente, la comprensión de las consecuencias positivas o negativas frente a las experiencias vivenciales placenteras o de reveses… Como diría Freud: "infancia es destino" ya que ahí se moldea y continúa forjándose en las siguientes etapas de la adolescencia, juventud, adulto y personas mayores. Todo un proceso de mejora continua.

Coloquemos los vínculos y conductas afectivas en el centro de las oportunidades o amenazas al bien social, visualicemos sus aportaciones para prevenir la violencia e imaginemos las potencialidades de las diferentes relaciones positivas en los lazos familiares, de amor, las amistades, etc. De la jerarquía de los vínculos de apego destacan las que unen a una madre con sus hijos, pertenece a las piedras angulares emocionales del ser humano.

Para concluir, destaquemos del valor de los procesos complejos de educación y formación de las personas con perfiles de “Apego seguro”: orientadas a relaciones afectivas con emociones y sentimientos asertivos, capacidad de análisis y solución de problemas interpersonales, solidarias y demás que acotan la violencia en sus diversas manifestaciones, posible con la participación activa de todas y todos.

Felicidades a todas las mamás y acciones desde la primera línea de batalla.

hazael.ruiz@hotmail.com