Debo confesar que al momento de escribir estas líneas me encuentro tomando unos días de vacaciones en el hermoso puerto de Acapulco que, pese a todas las inclemencias que la delincuencia organizada ha provocado, continúa brindando el calor, el aroma, el agradable sabor a sol, playa y mar.
Pues bien, por primera vez en mi vida vacacional, observo que el personal encargado de atender las necesidades del turismo colaboran para hacer conciencia del razonable y racional uso de vasos, popotes, platos, cubiertos, bolsas y cualquier artículo plástico que pueda perjudicar a los habitantes de playa y mar, y es que el tiempo se termina: a decir de los expertos, contamos con sólo 12 años para recuperar este planeta Tierra.
Recientemente se llevó a cabo el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en el que se reveló la investigación financiada por la ONU: Para el año 2030 nuestro planeta podría subir 1.5 grados de temperatura… En primera instancia no parece alarmante, pero tan solo para entenderlo, ¿cómo nos sentimos cuando nuestra temperatura corporal que normalmente es de 36.5°, se incrementa a 38° por causa de cualquier enfermedad?
En la actualidad, el planeta padece los efectos de la destrucción que el hombre ha provocado por lo que hemos de promover un plan estratégico y global para evitar mayores consecuencias del cambio climático, mismo que requiere de la participación del mundo entero, puesto que existen ya leyes que prohíben el uso de bolsas de plástico, pero son medidas locales; otras ya no permiten el uso de popotes de plástico, aunque aún hay lugares en donde persiste esta práctica; se ha promovido el tránsito peatonal y el uso de la bicicleta en afán de disminuir el uso del automóvil; en lo general, existe preocupación por el abasto de agua, pese a que en numerosas ocasiones las fugas y la inconsciencia son parte del paisaje.
A poco más de un mes de la alerta mundial, hemos de ser cada vez más razonables respecto a la forma en que el clima está ligado al hambre, a la salud y a la vida de todos los habitantes del globo terráqueo a causa del cambio climático y sus efectos; por supuesto ha sugerencias de prevención y solución, y ellas están al alcance de todo ciudadano, con lo que todos contribuiremos a tener un impacto significativo: cambiar nuestros hábitos de transporte -menos automóviles, más caminata, bicicleta y transporte públicos en óptimas condiciones por supuesto-; ahorro de energía –focos y aparatos eléctricos, más energía eólica-.
El cambio climático es una realidad y esto lo ratificamos todos los días y en múltiples formas, de tal suerte que sus consecuencias redundarán en fuertes incrementos de precio y carestía de productos tan comunes como el café, las frutas y verduras, lácteos, en fin, cualquier artículo de consumo cotidiano cuya producción se vea afectada por plagas y calamidades consecuencia de este cambio climático del que hoy estamos advertidos.
Sin intención de ser alarmista, evitar un apocalipsis está literalmente en nuestras manos, así sea pues!!!