/ domingo 13 de marzo de 2022

Diputado migrante, un paso más para olvidar su ausencia

“La inmigración es ausencia, olvido…”, comentó el escritor español Juan Goytisolo Gay en un encuentro sobre mitos e imágenes en la literatura. Una de las concepciones más recurrentes que se tienen sobre los migrantes es, precisamente, la falta de su presencia. Y no sólo en su seno familiar, también hacen falta en la dinámica social y política de sus lugares de origen. Sabemos que las remesas son un bálsamo que los migrantes han brindado para la economía y el dolor (como lo mencioné en un artículo anterior), pero su aportación debe ir mucho más allá. ¿Por qué no sumar desde el ámbito legislativo para ayudar a tomar las decisiones que mejoren la calidad de vida de sus familias?

En este sentido, el 3 de marzo del 2022 la diputada panista Susana Bermúdez Cano presentó una iniciativa de ley en el Congreso del Estado de Guanajuato para contar con diputados migrantes. Esta propuesta considera que la lista por representación proporcional se conforme con la postulación en primer lugar de un migrante. La iniciativa aún será analizada por las distintas comisiones antes de ser votada, y si bien representa un primer paso para garantizar a los migrantes su representatividad en el Congreso, habrá que esperar las modificaciones de las otras fracciones partidistas.

Mientras los legisladores definen cuáles son las mejores condiciones para contar con diputadas y diputados migrantes en Guanajuato, podemos analizar el tema desde otras dos vertientes. La primera es la figura de los migrantes en materia electoral. En 1998 se modificó la constitución para permitir la doble nacionalidad, abriendo la posibilidad de que la población mexicana asentada en otro país pudiera votar. No obstante, fue en el 2005 con el impulso del presidente Vicente Fox Quesada, cuando se aprobó la reforma que permitía votar a los mexicanos en el exterior. Como recordaremos, en las elecciones presidenciales del 2006 triunfó Felipe Calderón por un margen milimétrico, y los migrantes se preguntan ¿mi voto fue factor para este resultado? Adicionalmente, en el 2014 se modificó la ley para que los migrantes pudieran elegir no sólo al presidente de la república, sino también a senadores y algunos gobernadores.

En este primer punto abro un paréntesis: seguramente los directivos del Instituto Nacional Electoral, así como los estrategas de los distintos partidos políticos, sabrán que, a partir del 2021, nuestra constitución reconoce como mexicanos a quienes hayan nacido en el extranjero y tengan ascendencia mexicana (padres o abuelos). Es decir, y como lo ha comentado Tonatiuh Guillén López, ex titular del Instituto Nacional de Migración en México, de un sólo golpe 37 millones de personas que radican en los Estados Unidos pueden ejercer sus derechos, entre ellos votar. Y si las autoridades electorales y los “cerebros” de las campañas políticas no han caído en cuenta de esta situación, temo decirles que tendrán trabajo extra en los próximos comicios.

Cierro el paréntesis y retomo el análisis. Como segundo punto habría que preguntarse: ¿cuál ha sido el papel de los migrantes en la gran parafernalia electoral de México y Estados Unidos? Desafortunadamente, muchos de los migrantes se quejan de ser la “carne fresca” de la maquinaria propagandística que usan los candidatos para sumar votos a su causa. Por citar un ejemplo, Joe Biden prometió una Reforma Migratoria que encaminaría a los indocumentados a la ciudadanización y hoy, a más de un año de su victoria en las elecciones (en gran medida por la fuerza del voto latino), no ha cumplido. Por si fuera poco, los republicanos le están “comiendo” el mandado al presentar una propuesta denominada Dignidad, la cual busca legalizar la situación de los indocumentados de una vez por todas.

Como podemos ver, el tema de los migrantes en el marco electoral se relaciona en automático a la emoción que generan en los posibles electores (en otras palabras: lo desgarradoras que sean sus historias de supervivencia es su nivel de popularidad en la bolsa de valores proselitista). Me decía un migrante en Dallas: en muy pocos casos nos visualizan como un protagonista capaz de ser portavoz de las problemáticas sociales, y liderar un proyecto que abone a la vida democrática de nuestro país.

Por lo pronto, la iniciativa propuesta en el Congreso del Estado de Guanajuato ha sido recibida con beneplácito por los líderes migrantes, ya que en los últimos años han levantado la mano para ser considerados en la “baraja” legislativa que haga frente a las necesidades y expectativas de la población. Dicen los expertos en la materia que cada modificación a la ley es una respuesta particular a momentos específicos de la historia. Entonces, ¿a qué responde esta iniciativa? De entrada, a la falta de representatividad de un sector que año con año crece en número y en trascendencia (solo veamos las cifras históricas de remesas del 2021, las cuales rebasaron los 50 mil millones de dólares a pesar de los estragos sufridos por la pandemia del Covid - 19).

Finalmente, surge la gran pregunta: ¿qué significa ser un diputado migrante? Es mucho más que un reconocimiento al esfuerzo que realizan para salir adelante a pesar de las adversidades, es, sobre todo, una oportunidad de estar en medio del análisis, debate y definición de los temas que trascienden en la vida de las personas. Samir Näir, filósofo francés, escribió: “Emigrar es desaparecer para después renacer… y no desparecer nunca más”. La vida política les abre las puertas a los migrantes para tomar asiento y discutir democráticamente el futuro de su estado y país. Este primer paso de regreso a casa es, literalmente, para “no desaparecer nunca más”.

“La inmigración es ausencia, olvido…”, comentó el escritor español Juan Goytisolo Gay en un encuentro sobre mitos e imágenes en la literatura. Una de las concepciones más recurrentes que se tienen sobre los migrantes es, precisamente, la falta de su presencia. Y no sólo en su seno familiar, también hacen falta en la dinámica social y política de sus lugares de origen. Sabemos que las remesas son un bálsamo que los migrantes han brindado para la economía y el dolor (como lo mencioné en un artículo anterior), pero su aportación debe ir mucho más allá. ¿Por qué no sumar desde el ámbito legislativo para ayudar a tomar las decisiones que mejoren la calidad de vida de sus familias?

En este sentido, el 3 de marzo del 2022 la diputada panista Susana Bermúdez Cano presentó una iniciativa de ley en el Congreso del Estado de Guanajuato para contar con diputados migrantes. Esta propuesta considera que la lista por representación proporcional se conforme con la postulación en primer lugar de un migrante. La iniciativa aún será analizada por las distintas comisiones antes de ser votada, y si bien representa un primer paso para garantizar a los migrantes su representatividad en el Congreso, habrá que esperar las modificaciones de las otras fracciones partidistas.

Mientras los legisladores definen cuáles son las mejores condiciones para contar con diputadas y diputados migrantes en Guanajuato, podemos analizar el tema desde otras dos vertientes. La primera es la figura de los migrantes en materia electoral. En 1998 se modificó la constitución para permitir la doble nacionalidad, abriendo la posibilidad de que la población mexicana asentada en otro país pudiera votar. No obstante, fue en el 2005 con el impulso del presidente Vicente Fox Quesada, cuando se aprobó la reforma que permitía votar a los mexicanos en el exterior. Como recordaremos, en las elecciones presidenciales del 2006 triunfó Felipe Calderón por un margen milimétrico, y los migrantes se preguntan ¿mi voto fue factor para este resultado? Adicionalmente, en el 2014 se modificó la ley para que los migrantes pudieran elegir no sólo al presidente de la república, sino también a senadores y algunos gobernadores.

En este primer punto abro un paréntesis: seguramente los directivos del Instituto Nacional Electoral, así como los estrategas de los distintos partidos políticos, sabrán que, a partir del 2021, nuestra constitución reconoce como mexicanos a quienes hayan nacido en el extranjero y tengan ascendencia mexicana (padres o abuelos). Es decir, y como lo ha comentado Tonatiuh Guillén López, ex titular del Instituto Nacional de Migración en México, de un sólo golpe 37 millones de personas que radican en los Estados Unidos pueden ejercer sus derechos, entre ellos votar. Y si las autoridades electorales y los “cerebros” de las campañas políticas no han caído en cuenta de esta situación, temo decirles que tendrán trabajo extra en los próximos comicios.

Cierro el paréntesis y retomo el análisis. Como segundo punto habría que preguntarse: ¿cuál ha sido el papel de los migrantes en la gran parafernalia electoral de México y Estados Unidos? Desafortunadamente, muchos de los migrantes se quejan de ser la “carne fresca” de la maquinaria propagandística que usan los candidatos para sumar votos a su causa. Por citar un ejemplo, Joe Biden prometió una Reforma Migratoria que encaminaría a los indocumentados a la ciudadanización y hoy, a más de un año de su victoria en las elecciones (en gran medida por la fuerza del voto latino), no ha cumplido. Por si fuera poco, los republicanos le están “comiendo” el mandado al presentar una propuesta denominada Dignidad, la cual busca legalizar la situación de los indocumentados de una vez por todas.

Como podemos ver, el tema de los migrantes en el marco electoral se relaciona en automático a la emoción que generan en los posibles electores (en otras palabras: lo desgarradoras que sean sus historias de supervivencia es su nivel de popularidad en la bolsa de valores proselitista). Me decía un migrante en Dallas: en muy pocos casos nos visualizan como un protagonista capaz de ser portavoz de las problemáticas sociales, y liderar un proyecto que abone a la vida democrática de nuestro país.

Por lo pronto, la iniciativa propuesta en el Congreso del Estado de Guanajuato ha sido recibida con beneplácito por los líderes migrantes, ya que en los últimos años han levantado la mano para ser considerados en la “baraja” legislativa que haga frente a las necesidades y expectativas de la población. Dicen los expertos en la materia que cada modificación a la ley es una respuesta particular a momentos específicos de la historia. Entonces, ¿a qué responde esta iniciativa? De entrada, a la falta de representatividad de un sector que año con año crece en número y en trascendencia (solo veamos las cifras históricas de remesas del 2021, las cuales rebasaron los 50 mil millones de dólares a pesar de los estragos sufridos por la pandemia del Covid - 19).

Finalmente, surge la gran pregunta: ¿qué significa ser un diputado migrante? Es mucho más que un reconocimiento al esfuerzo que realizan para salir adelante a pesar de las adversidades, es, sobre todo, una oportunidad de estar en medio del análisis, debate y definición de los temas que trascienden en la vida de las personas. Samir Näir, filósofo francés, escribió: “Emigrar es desaparecer para después renacer… y no desparecer nunca más”. La vida política les abre las puertas a los migrantes para tomar asiento y discutir democráticamente el futuro de su estado y país. Este primer paso de regreso a casa es, literalmente, para “no desaparecer nunca más”.