/ sábado 23 de marzo de 2019

Discernimiento y filtro social

A cada momento pensamos que los sentidos nos ofrecen una lectura cabal de la realidad que nos rodea. Sin embargo, la “lectura” que obtenemos sobre la realidad, se fortalece o adelgaza al pasarla por el tamiz de los razonamientos, valores, miedos, juicios, creencias, suposiciones, estados de ánimo y mil asegunes más.

Es normal y necesario que todo pase por nuestro tamiz especialmente si el filtro es el discernimiento. Es decir, juicio por el cual percibimos las diferencias entre varias cosas de una situación específica…es la capacidad de definir los elementos implicados, su relación entre sí y con el todo. Una persona dentro de un grupo de personas, ha de observar su entorno para determinar lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto de sus acciones con el fin de llevar una convivencia saludable.

Para la presente reflexión subrayamos, desde una perspectiva personal, la pertinencia de los filtros que acotan los detonantes de conductas antisociales y propician las conductas correctas que abonan en un bienestar común y personal.

Expresar todo lo que creemos sin mayor reflexión o filtro. Por ejemplo, un experto revela que representa para algunos una liberación personal… pero, para otros un camino desafortunado buscando evitarse el dolor, dirán siempre a las personas todo lo que piensa de ellas, no se impondrán “filtro” alguno para evitarse el dolor. Pero el tiempo le muestra que esa posición de decir lo que piensan, no siempre aportará consecuencias positivas, ya que le pueden hacer daño incluso a la gente que más quieren. Tiene que aprender a controlar este comportamiento para poder seguir adelante con su vida.

Participar y no quedarnos impávidos es también necesario. Martin Luther King, declaraba: “Ya no me preocupa la maldad de la gente mala, sino la indiferencia de la gente buena”. Sin duda, en la diversidad de los pensamientos, palabras, acciones y omisiones podemos aprender de los filtros sociales a través de las personas.

Indaguemos algunas conductas antisociales en jóvenes a partir del autocontrol y la influencia de los amigos.

a). Autocontrol. Se dice que infancia es destino, y que el nivel de autocontrol que se adquiera permitirá desistir al placer inmediato, logrando una capacidad de demora, que reduzca riesgos negativos para la libertad y en ocasiones para la vida. Mejor propiciar los filtros que prioricen dar tiempo al tiempo para “sembrar - cosechar” y disfrutar de un bienestar pleno.

b). Influencia de los amigos. Las instituciones con mayor influencia para aprender y socializar de los jóvenes son: la familia, la escuela y el grupo de amigos. De las amistades, numerosos estudios señalan que es crucial la alta correlación entre comportamientos antisociales y la interacción con personas que operan en esos ámbitos. En este sentido, la vinculación con amigos con actividades ilegales aumenta la probabilidad de cometer una conducta antisocial. Por los tipos de delitos que se observan en nuestros días, tienen un rasgo característico de ser una actividad más grupal que individual.

Sin duda, la delincuencia juvenil en México es un problema que nos concierne a todos, prácticas innovadoras y programas como “Jóvenes Construyendo el Futuro” amplian las áreas de oportunidades para acotar comportamientos antisociales, en tiempo y forma, por aquello, del hombre y sus circunstancias.

hazael.ruiz@hotmail.com


A cada momento pensamos que los sentidos nos ofrecen una lectura cabal de la realidad que nos rodea. Sin embargo, la “lectura” que obtenemos sobre la realidad, se fortalece o adelgaza al pasarla por el tamiz de los razonamientos, valores, miedos, juicios, creencias, suposiciones, estados de ánimo y mil asegunes más.

Es normal y necesario que todo pase por nuestro tamiz especialmente si el filtro es el discernimiento. Es decir, juicio por el cual percibimos las diferencias entre varias cosas de una situación específica…es la capacidad de definir los elementos implicados, su relación entre sí y con el todo. Una persona dentro de un grupo de personas, ha de observar su entorno para determinar lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto de sus acciones con el fin de llevar una convivencia saludable.

Para la presente reflexión subrayamos, desde una perspectiva personal, la pertinencia de los filtros que acotan los detonantes de conductas antisociales y propician las conductas correctas que abonan en un bienestar común y personal.

Expresar todo lo que creemos sin mayor reflexión o filtro. Por ejemplo, un experto revela que representa para algunos una liberación personal… pero, para otros un camino desafortunado buscando evitarse el dolor, dirán siempre a las personas todo lo que piensa de ellas, no se impondrán “filtro” alguno para evitarse el dolor. Pero el tiempo le muestra que esa posición de decir lo que piensan, no siempre aportará consecuencias positivas, ya que le pueden hacer daño incluso a la gente que más quieren. Tiene que aprender a controlar este comportamiento para poder seguir adelante con su vida.

Participar y no quedarnos impávidos es también necesario. Martin Luther King, declaraba: “Ya no me preocupa la maldad de la gente mala, sino la indiferencia de la gente buena”. Sin duda, en la diversidad de los pensamientos, palabras, acciones y omisiones podemos aprender de los filtros sociales a través de las personas.

Indaguemos algunas conductas antisociales en jóvenes a partir del autocontrol y la influencia de los amigos.

a). Autocontrol. Se dice que infancia es destino, y que el nivel de autocontrol que se adquiera permitirá desistir al placer inmediato, logrando una capacidad de demora, que reduzca riesgos negativos para la libertad y en ocasiones para la vida. Mejor propiciar los filtros que prioricen dar tiempo al tiempo para “sembrar - cosechar” y disfrutar de un bienestar pleno.

b). Influencia de los amigos. Las instituciones con mayor influencia para aprender y socializar de los jóvenes son: la familia, la escuela y el grupo de amigos. De las amistades, numerosos estudios señalan que es crucial la alta correlación entre comportamientos antisociales y la interacción con personas que operan en esos ámbitos. En este sentido, la vinculación con amigos con actividades ilegales aumenta la probabilidad de cometer una conducta antisocial. Por los tipos de delitos que se observan en nuestros días, tienen un rasgo característico de ser una actividad más grupal que individual.

Sin duda, la delincuencia juvenil en México es un problema que nos concierne a todos, prácticas innovadoras y programas como “Jóvenes Construyendo el Futuro” amplian las áreas de oportunidades para acotar comportamientos antisociales, en tiempo y forma, por aquello, del hombre y sus circunstancias.

hazael.ruiz@hotmail.com