/ sábado 20 de febrero de 2021

Disco duro | Ebrard y Sheinbaum, los adultos responsables

Conste que él solito sacó el tema. En su reciente gira de trabajo por Oaxaca, el presidente Andrés Manuel López Obrador se puso a reflexionar en voz alta sobre lo que será México en 2024, cuando deje el poder.

Reiteró lo dicho muchas veces en el sentido de que quiere dejar sentadas las bases del nuevo país que imagina, y blindadas sus políticas sociales y económicas “para que nunca más los conservadores vuelvan a hacer del país su botín”.

Porque dijo que, aunque lejana, existe la posibilidad de que lo suceda en la Presidencia alguien que no milite en Morena y que no sea afín a las actuales políticas. “Incluso si es alguien de nuestro movimiento, pues quizá haga cambios”, remató con cierto pesar.

El discurso tenía fondo electorero, voten por Morena porque si no regresará la noche neoliberal y se acabarán los programas sociales. Es más, el llamado fue para las elecciones de julio próximo, de tal manera que Morena no pierda su mayoría en el Congreso y pueda sacar adelante las reformas que todavía le faltan a su proyecto.

Las encuestas anticipan que el presidente no tiene de qué preocuparse, pues a pesar de su desorden interno, Morena será el gran ganador en los comicios de medio sexenio. También que se estarían perfilando a sucederlo miembros de su movimiento, como él los llama, pero con características singulares.


Ebrard y Sheinbaum


Al respecto, esta semana Massive Caller publicó su encuesta sobre líderes en la 4T, y a la pregunta “¿Quién considera que puede defender mejor el legado del presidente Andrés Manuel López Obrador?”, el 39.3% contestó a favor de Marcelo Ebrard; 36.7% a Claudia Sheinbaum; después, en un lejano tercer lugar, a Mario Delgado, con 9.3%; Tatiana Clouthier con 8.4%; y Ricardo Monreal con 6.3%.

¿Qué quiere decir esto? Que así como existe la creencia mayoritaria de que el presidente está haciendo bien las cosas, también que hay en su gabinete personas que inspiran más confianza que otras, que reflejan más seriedad en su trabajo, y que no hay preferencia por los radicales del régimen. Esto es esperanzador

Ni el canciller ni la Jefa de Gobierno han dado señales de locuacidad ni mesianismo en sus respectivas carreras en el servicio público. Han sido leales al proyecto social lopezobradorista, pero dentro del corto margen de maniobra que les deja este neo presidencialismo, han logrado incluso momentos de independencia en temas específicos, como se ha visto en la reciente operación de la pandemia.

Ambos, cada quien a su manera, podrían defender logros de la actual política social, pero ser mucho más prudentes y conciliadores a la hora de relacionarse con actores políticos, con el empresariado nacional y con los demás países del orbe, lo que de plano a AMLO no se le da.

Vendrían a ser, dentro de un gabinete de ocurrencias e impreparados, los únicos dos adultos responsables a la vista, capaces de encabezar administraciones públicas profesionales.

Por supuesto, la testarudez del inquilino de Palacio Nacional lo puede hacer inclinarse en dos años más por algún personaje más identificado con el ala radical de su movimiento, pero todo dependerá de cómo sienta que le van funcionando las cosas.


En el USB…


Y en la misma encuesta de Massive Caller, se respira también el raquitismo de la oposición: no hay ninguna figura aplastante. Ricardo Anaya, Enrique Alfaro, Javier Corral, todos con números ínfimos. Hasta de Miguel Osorio Chong preguntaron y Claudio X. González, sin que se despertara el entusiasmo en la gradería.

Y no porque no sea necesario un gran contrapeso al gobierno actual, sino porque quienes tendrían la posibilidad de oponerlo nada más no saben ni dónde tienen la cabeza. Lamentable…

Conste que él solito sacó el tema. En su reciente gira de trabajo por Oaxaca, el presidente Andrés Manuel López Obrador se puso a reflexionar en voz alta sobre lo que será México en 2024, cuando deje el poder.

Reiteró lo dicho muchas veces en el sentido de que quiere dejar sentadas las bases del nuevo país que imagina, y blindadas sus políticas sociales y económicas “para que nunca más los conservadores vuelvan a hacer del país su botín”.

Porque dijo que, aunque lejana, existe la posibilidad de que lo suceda en la Presidencia alguien que no milite en Morena y que no sea afín a las actuales políticas. “Incluso si es alguien de nuestro movimiento, pues quizá haga cambios”, remató con cierto pesar.

El discurso tenía fondo electorero, voten por Morena porque si no regresará la noche neoliberal y se acabarán los programas sociales. Es más, el llamado fue para las elecciones de julio próximo, de tal manera que Morena no pierda su mayoría en el Congreso y pueda sacar adelante las reformas que todavía le faltan a su proyecto.

Las encuestas anticipan que el presidente no tiene de qué preocuparse, pues a pesar de su desorden interno, Morena será el gran ganador en los comicios de medio sexenio. También que se estarían perfilando a sucederlo miembros de su movimiento, como él los llama, pero con características singulares.


Ebrard y Sheinbaum


Al respecto, esta semana Massive Caller publicó su encuesta sobre líderes en la 4T, y a la pregunta “¿Quién considera que puede defender mejor el legado del presidente Andrés Manuel López Obrador?”, el 39.3% contestó a favor de Marcelo Ebrard; 36.7% a Claudia Sheinbaum; después, en un lejano tercer lugar, a Mario Delgado, con 9.3%; Tatiana Clouthier con 8.4%; y Ricardo Monreal con 6.3%.

¿Qué quiere decir esto? Que así como existe la creencia mayoritaria de que el presidente está haciendo bien las cosas, también que hay en su gabinete personas que inspiran más confianza que otras, que reflejan más seriedad en su trabajo, y que no hay preferencia por los radicales del régimen. Esto es esperanzador

Ni el canciller ni la Jefa de Gobierno han dado señales de locuacidad ni mesianismo en sus respectivas carreras en el servicio público. Han sido leales al proyecto social lopezobradorista, pero dentro del corto margen de maniobra que les deja este neo presidencialismo, han logrado incluso momentos de independencia en temas específicos, como se ha visto en la reciente operación de la pandemia.

Ambos, cada quien a su manera, podrían defender logros de la actual política social, pero ser mucho más prudentes y conciliadores a la hora de relacionarse con actores políticos, con el empresariado nacional y con los demás países del orbe, lo que de plano a AMLO no se le da.

Vendrían a ser, dentro de un gabinete de ocurrencias e impreparados, los únicos dos adultos responsables a la vista, capaces de encabezar administraciones públicas profesionales.

Por supuesto, la testarudez del inquilino de Palacio Nacional lo puede hacer inclinarse en dos años más por algún personaje más identificado con el ala radical de su movimiento, pero todo dependerá de cómo sienta que le van funcionando las cosas.


En el USB…


Y en la misma encuesta de Massive Caller, se respira también el raquitismo de la oposición: no hay ninguna figura aplastante. Ricardo Anaya, Enrique Alfaro, Javier Corral, todos con números ínfimos. Hasta de Miguel Osorio Chong preguntaron y Claudio X. González, sin que se despertara el entusiasmo en la gradería.

Y no porque no sea necesario un gran contrapeso al gobierno actual, sino porque quienes tendrían la posibilidad de oponerlo nada más no saben ni dónde tienen la cabeza. Lamentable…