/ sábado 13 de agosto de 2022

Disco duro | La oposición pulverizada

No hay forma de que las cúpulas partidistas abandonen su mezquindad y conduzcan a sus organizaciones por terrenos democráticos y de unidad. Morena exhibió en su elección de consejeros que se hizo la voluntad de las cúpulas y no la de las bases.

Pero la oposición no anda mejor. A dos años de las elecciones son los dirigentes quienes designan candidatos y, peor aún, no muestran ningún ánimo de construir una fuerza opositora como la que se requeriría para derrotar a Morena, que, de seguir las cosas así, en las elecciones de 2024 va a tener un día de campo.

En los laboratorios preliminares, que son las elecciones de este año, lo que campea son los egoísmos: el PAN, con Marko Cortés a la cabeza decidió romper lanzas e ir solo en el Estado de México, nombrando a Enrique Vargas su candidato. En este último estado el PRD también nombró a su hombre, Omar Ortega, y háganle como quieran, todos van separados. Ya había pasado eso en Nuevo León.

Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado, también siente que las puede solo. El PRI, secuestrado por Alito Moreno, responde de momento a sus designios y no movió un solo dedo para unir fuerzas en los estados en disputa. Sólo el PVEM, como siempre, ve de lejos, calladito, para vender caro su amor en el momento preciso.

Ni asomo de candidaturas de unidad, coalición, movimientos o ensayos de plataformas únicas, que aclaren cómo se van a dirimir los temas controversiales donde los partidos tienen visiones encontradas: el aborto, por ejemplo, pero que pongan por encima de sus posiciones el interés mayor de la nación por quitar del poder al obradorismo.

En este escenario, lo que nos espera para 2024 van a ser candidaturas pequeñas, sin posibilidad de triunfo individual: Anaya o Margarita, del PAN, ¿solitos podrán convencer a más millones que lo que tiene Morena que su opción es la mejor, tras 12 años de panismo mediocre en la Presidencia?

En el PRI: ¿Alito Moreno, Alejandro Murat o Enrique de la Madrid tienen el jale y carisma para vencer por sí mismos a la aplanadora guinda? ¿Movimiento Ciudadano y Colosio son la fórmula? No parece. En el PRD, ni nombres hay.

Candidatos independientes pudieran incluso ser mejor opción a la hora de aglutinar ciudadanos hartos de Morena, pero reacios a votar por algún partido tradicional. En este terreno podrían estar Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, una vez que en Morena se consume el dedazo que está la vista de todos.

Son cuñas del mismo palo morenista y las soluciones heterodoxas en la política han funcionado en otros países con crisis similares de credibilidad en la clase política tradicional.

Que crezcan estas opciones depende de que se vaya construyendo la plataforma que unifique a la oposición, que se ensayen acciones conjuntas en regiones determinadas del país, que además de alimentarse del hartazgo de clase media y empresarial a la 4T, construya un camino propio, busque la reconciliación social que la polarización nos ha dejado, construya un proyecto con hondo sentido social, retomando incluso lo mejor del lopezobradorismo, al mismo tiempo que le quite los excesos y perversidades que detienen el país.

Nada de eso se tiene a la vista. Hoy el horizonte político opositor es más que pobre.


No hay forma de que las cúpulas partidistas abandonen su mezquindad y conduzcan a sus organizaciones por terrenos democráticos y de unidad. Morena exhibió en su elección de consejeros que se hizo la voluntad de las cúpulas y no la de las bases.

Pero la oposición no anda mejor. A dos años de las elecciones son los dirigentes quienes designan candidatos y, peor aún, no muestran ningún ánimo de construir una fuerza opositora como la que se requeriría para derrotar a Morena, que, de seguir las cosas así, en las elecciones de 2024 va a tener un día de campo.

En los laboratorios preliminares, que son las elecciones de este año, lo que campea son los egoísmos: el PAN, con Marko Cortés a la cabeza decidió romper lanzas e ir solo en el Estado de México, nombrando a Enrique Vargas su candidato. En este último estado el PRD también nombró a su hombre, Omar Ortega, y háganle como quieran, todos van separados. Ya había pasado eso en Nuevo León.

Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado, también siente que las puede solo. El PRI, secuestrado por Alito Moreno, responde de momento a sus designios y no movió un solo dedo para unir fuerzas en los estados en disputa. Sólo el PVEM, como siempre, ve de lejos, calladito, para vender caro su amor en el momento preciso.

Ni asomo de candidaturas de unidad, coalición, movimientos o ensayos de plataformas únicas, que aclaren cómo se van a dirimir los temas controversiales donde los partidos tienen visiones encontradas: el aborto, por ejemplo, pero que pongan por encima de sus posiciones el interés mayor de la nación por quitar del poder al obradorismo.

En este escenario, lo que nos espera para 2024 van a ser candidaturas pequeñas, sin posibilidad de triunfo individual: Anaya o Margarita, del PAN, ¿solitos podrán convencer a más millones que lo que tiene Morena que su opción es la mejor, tras 12 años de panismo mediocre en la Presidencia?

En el PRI: ¿Alito Moreno, Alejandro Murat o Enrique de la Madrid tienen el jale y carisma para vencer por sí mismos a la aplanadora guinda? ¿Movimiento Ciudadano y Colosio son la fórmula? No parece. En el PRD, ni nombres hay.

Candidatos independientes pudieran incluso ser mejor opción a la hora de aglutinar ciudadanos hartos de Morena, pero reacios a votar por algún partido tradicional. En este terreno podrían estar Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, una vez que en Morena se consume el dedazo que está la vista de todos.

Son cuñas del mismo palo morenista y las soluciones heterodoxas en la política han funcionado en otros países con crisis similares de credibilidad en la clase política tradicional.

Que crezcan estas opciones depende de que se vaya construyendo la plataforma que unifique a la oposición, que se ensayen acciones conjuntas en regiones determinadas del país, que además de alimentarse del hartazgo de clase media y empresarial a la 4T, construya un camino propio, busque la reconciliación social que la polarización nos ha dejado, construya un proyecto con hondo sentido social, retomando incluso lo mejor del lopezobradorismo, al mismo tiempo que le quite los excesos y perversidades que detienen el país.

Nada de eso se tiene a la vista. Hoy el horizonte político opositor es más que pobre.