/ miércoles 19 de enero de 2022

Dislates incordiantes y mezquinos de la ultraderecha

“El odio es la venganza del cobarde por ser intimidado”.

Bernard Shaw

Por: José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Amparada en el ejercicio de su libertad de expresión, la ultraderecha en el mundo se esmera en sembrar un discurso incordiante, mezquino y estridente que exhibe sus fobias ante cualquier gobierno que construya igualdad y justicia social como principio rector de sus compromisos y pactos fundacionales.

Añorantes de comunidades clasistas y discriminatorias como expresión de su autoridad, y de la explotación a favor de la bonanza de unos cuantos, la ultraderecha se ufana en la descalificación, el insulto y el denuesto abonando la confrontación social y un irracional odio que en nuestro país ha llegado a insospechadas extralimitaciones que incluso provocan deslindes desde los sectores militar y clerical, otrora pilares inamovibles del antiguo régimen.

En su desmedido afán por impedir la consolidación de trasformaciones democráticas, están gestando escenarios y narrativas de confrontación que muestran a cada paso su terror irracional a los cambios justos y radicales que los tiempos van articulando.

La semana que concluye dio puntual testimonio de los desbordamientos ultraderechistas en un tema tan fundamental como el fortalecimiento de la democracia participativa a través de la Revocación del Mandato impulsada por el Lic. Andrés López Obrador desde su periodo como Jefe de Gobierno e instrumentada hoy por la pasada legislatura federal: un mecanismo que confirma y consolida el principio de que es en el poder popular donde reside la Soberanía de la República Mexicana.

Más allá de la mezquina exhibición de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, que a fin de defenderse de ese ejercicio popular esgrimen causas económicas, cuyo fondo no es otro que mercantilizar los derechos democráticos subsumiéndolos a la defensa de sus exorbitantes prerrogativas y principescas canonjías como su última trinchera para abortar la imparable transformación de someter a consideración del pueblo la continuidad o no del gobierno federal a la mitad del periodo para el cual fue votado.

Es evidente que la instauración de este avance electoral fija las bases de un mecanismo que en el futuro impediría la continuidad de los malos gobierno por tres años más, o en su caso ratificará la persistencia de las políticas públicas de quien ha recibido el mandato popular para gobernar al país.

Tratar de demeritar el ejercicio de revocación aduciendo que es más un peligroso referéndum que puede dar pábulo a la ampliación del mandato presidencial y tras ello a la instauración de una dictadura, resulta pueril ante los verificados principios y convicciones democráticos de quien hoy ocupa la presidencia del país; pero esto da pábulo a generar otros escenarios y estridentes narrativas en donde las disonantes voces de algunos legisladores logran generar escándalos internacionales, como el protagonizado recientemente por el Diputado panista Gabriel Quadri, cuyo antisocial discurso ya le marcó como personero de la reacción y enemigo de los derechos humanos, y al que le cabe el vergonzoso demérito de ser el primer legislador sacado del aire por una cadena de televisión internacional ante la cual acreditó toda la razón que le asiste al escritor irlandés Bernard Shaw: el odio es la venganza que muestra al cobarde al sentirse intimidado.


“El odio es la venganza del cobarde por ser intimidado”.

Bernard Shaw

Por: José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Amparada en el ejercicio de su libertad de expresión, la ultraderecha en el mundo se esmera en sembrar un discurso incordiante, mezquino y estridente que exhibe sus fobias ante cualquier gobierno que construya igualdad y justicia social como principio rector de sus compromisos y pactos fundacionales.

Añorantes de comunidades clasistas y discriminatorias como expresión de su autoridad, y de la explotación a favor de la bonanza de unos cuantos, la ultraderecha se ufana en la descalificación, el insulto y el denuesto abonando la confrontación social y un irracional odio que en nuestro país ha llegado a insospechadas extralimitaciones que incluso provocan deslindes desde los sectores militar y clerical, otrora pilares inamovibles del antiguo régimen.

En su desmedido afán por impedir la consolidación de trasformaciones democráticas, están gestando escenarios y narrativas de confrontación que muestran a cada paso su terror irracional a los cambios justos y radicales que los tiempos van articulando.

La semana que concluye dio puntual testimonio de los desbordamientos ultraderechistas en un tema tan fundamental como el fortalecimiento de la democracia participativa a través de la Revocación del Mandato impulsada por el Lic. Andrés López Obrador desde su periodo como Jefe de Gobierno e instrumentada hoy por la pasada legislatura federal: un mecanismo que confirma y consolida el principio de que es en el poder popular donde reside la Soberanía de la República Mexicana.

Más allá de la mezquina exhibición de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, que a fin de defenderse de ese ejercicio popular esgrimen causas económicas, cuyo fondo no es otro que mercantilizar los derechos democráticos subsumiéndolos a la defensa de sus exorbitantes prerrogativas y principescas canonjías como su última trinchera para abortar la imparable transformación de someter a consideración del pueblo la continuidad o no del gobierno federal a la mitad del periodo para el cual fue votado.

Es evidente que la instauración de este avance electoral fija las bases de un mecanismo que en el futuro impediría la continuidad de los malos gobierno por tres años más, o en su caso ratificará la persistencia de las políticas públicas de quien ha recibido el mandato popular para gobernar al país.

Tratar de demeritar el ejercicio de revocación aduciendo que es más un peligroso referéndum que puede dar pábulo a la ampliación del mandato presidencial y tras ello a la instauración de una dictadura, resulta pueril ante los verificados principios y convicciones democráticos de quien hoy ocupa la presidencia del país; pero esto da pábulo a generar otros escenarios y estridentes narrativas en donde las disonantes voces de algunos legisladores logran generar escándalos internacionales, como el protagonizado recientemente por el Diputado panista Gabriel Quadri, cuyo antisocial discurso ya le marcó como personero de la reacción y enemigo de los derechos humanos, y al que le cabe el vergonzoso demérito de ser el primer legislador sacado del aire por una cadena de televisión internacional ante la cual acreditó toda la razón que le asiste al escritor irlandés Bernard Shaw: el odio es la venganza que muestra al cobarde al sentirse intimidado.