/ jueves 3 de diciembre de 2020

Dos años de esperanza

Este 1° de diciembre se cumplieron dos años de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo de presidente de la República ante el Congreso General. Dos años que han sido fundamentales para la vida pública de México, pues es el tiempo en que se han sentado las bases de la Cuarta Transformación.

A lo largo de este andar, varias máximas del movimiento obradorista se han convertido en acciones, como “Por el bien de México, primero los pobres”, “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”, “El pueblo pone y el pueblo quita” y “El pueblo es el que verdaderamente manda, gobierna y transforma”. Para lograr estos propósitos se ha emprendido una lucha contra el principal problema del país, que es la corrupción.

Poco antes de que el diputado Porfirio Muñoz Ledo, como presidente del Congreso, entregara la Banda Presidencial al presidente López Obrador, las y los diputados y senadores de la 64 Legislatura comenzamos a trabajar en el andamiaje normativo del proyecto alternativo de nación, pues el 1° de julio de 2018 no sólo se eligió un nuevo gobierno, sino un nuevo régimen.

Es importante situar estos dos años de gobierno en al menos tres escenarios: El primero es la legitimidad con que asumió el poder el primer gobierno de izquierda en el país. Pacíficamente, más de 30 millones de mexicanas y mexicanos votamos por la transformación que encarna el obradorismo desde hace más de dos décadas. A partir de entonces, las bases de apoyo al presidente López Obrador han crecido al grado que actualmente seis de cada diez mexicanos aprueban su gobierno (“Poll of Polls” de Oraculus, 30/11/2020).

El segundo escenario está relacionado con un cúmulo de factores globales que han afectado el ejercicio normal de gobierno. La pandemia por la Covid-19 ha puesto al límite las capacidades institucionales de todos los gobiernos y las economías alrededor del mundo, por el desconocimiento de la enfermedad, el atamiento de los recursos para hacerle frente y la muerte de miles de personas. En este panorama internacional, el gobierno del presidente López Obrador ha sido prudente y coherente con sus principios, al proteger prioritariamente a los más pobres en lugar de endeudarlos para salvar a los ricos.

El tercero y último es la existencia de una oposición política moralmente derrotada y carente de propuestas, cuyos cuestionamientos a las decisiones de gobierno tienen fines meramente electorales. Desde la supuesta alianza de los gobernadores panistas y priistas, que sólo buscan hacerse de más recursos para financiar sus campañas electorales en los próximos años, hasta grupos emergentes de la derecha más intolerante, y con apoyo de grandes medios de comunicación, han buscado desprestigiar a un gobierno popular y el avance de la transformación. Esa vieja clase política está enojada porque piensa que el país le pertenece.

No ha sido fácil gobernar en un contexto internacional de pandemia, ni en un contexto nacional donde vive una oposición patrimonialista, entreguista y antimexicana. Pero el respaldo del pueblo es lo que nos mantiene de pie en la búsqueda de la paz social y la justicia para los que menos tienen.

Dos años después de que llegara ilegítimamente la presidencia, Calderón declaró la falsa guerra contra el narcotráfico, la cual dejó cientos de miles de muertos y varios miles de personas desaparecidas. Dos años después de que Peña Nieto asumiera el cargo, el Estado cometió uno de los crímenes más viles en contra del pueblo: la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Dos años después de que Andrés Manuel López Obrador tomara el cargo que le fue encomendando por las y los mexicanos, en un contexto de pandemia y con una oposición cuyo único deseo es arrebatar el poder al pueblo, se han construido los cimientos de la Cuarta Transformación.

*Diputada federal por Morena.

@LoreniaValles

Este 1° de diciembre se cumplieron dos años de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo de presidente de la República ante el Congreso General. Dos años que han sido fundamentales para la vida pública de México, pues es el tiempo en que se han sentado las bases de la Cuarta Transformación.

A lo largo de este andar, varias máximas del movimiento obradorista se han convertido en acciones, como “Por el bien de México, primero los pobres”, “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”, “El pueblo pone y el pueblo quita” y “El pueblo es el que verdaderamente manda, gobierna y transforma”. Para lograr estos propósitos se ha emprendido una lucha contra el principal problema del país, que es la corrupción.

Poco antes de que el diputado Porfirio Muñoz Ledo, como presidente del Congreso, entregara la Banda Presidencial al presidente López Obrador, las y los diputados y senadores de la 64 Legislatura comenzamos a trabajar en el andamiaje normativo del proyecto alternativo de nación, pues el 1° de julio de 2018 no sólo se eligió un nuevo gobierno, sino un nuevo régimen.

Es importante situar estos dos años de gobierno en al menos tres escenarios: El primero es la legitimidad con que asumió el poder el primer gobierno de izquierda en el país. Pacíficamente, más de 30 millones de mexicanas y mexicanos votamos por la transformación que encarna el obradorismo desde hace más de dos décadas. A partir de entonces, las bases de apoyo al presidente López Obrador han crecido al grado que actualmente seis de cada diez mexicanos aprueban su gobierno (“Poll of Polls” de Oraculus, 30/11/2020).

El segundo escenario está relacionado con un cúmulo de factores globales que han afectado el ejercicio normal de gobierno. La pandemia por la Covid-19 ha puesto al límite las capacidades institucionales de todos los gobiernos y las economías alrededor del mundo, por el desconocimiento de la enfermedad, el atamiento de los recursos para hacerle frente y la muerte de miles de personas. En este panorama internacional, el gobierno del presidente López Obrador ha sido prudente y coherente con sus principios, al proteger prioritariamente a los más pobres en lugar de endeudarlos para salvar a los ricos.

El tercero y último es la existencia de una oposición política moralmente derrotada y carente de propuestas, cuyos cuestionamientos a las decisiones de gobierno tienen fines meramente electorales. Desde la supuesta alianza de los gobernadores panistas y priistas, que sólo buscan hacerse de más recursos para financiar sus campañas electorales en los próximos años, hasta grupos emergentes de la derecha más intolerante, y con apoyo de grandes medios de comunicación, han buscado desprestigiar a un gobierno popular y el avance de la transformación. Esa vieja clase política está enojada porque piensa que el país le pertenece.

No ha sido fácil gobernar en un contexto internacional de pandemia, ni en un contexto nacional donde vive una oposición patrimonialista, entreguista y antimexicana. Pero el respaldo del pueblo es lo que nos mantiene de pie en la búsqueda de la paz social y la justicia para los que menos tienen.

Dos años después de que llegara ilegítimamente la presidencia, Calderón declaró la falsa guerra contra el narcotráfico, la cual dejó cientos de miles de muertos y varios miles de personas desaparecidas. Dos años después de que Peña Nieto asumiera el cargo, el Estado cometió uno de los crímenes más viles en contra del pueblo: la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Dos años después de que Andrés Manuel López Obrador tomara el cargo que le fue encomendando por las y los mexicanos, en un contexto de pandemia y con una oposición cuyo único deseo es arrebatar el poder al pueblo, se han construido los cimientos de la Cuarta Transformación.

*Diputada federal por Morena.

@LoreniaValles