/ miércoles 2 de diciembre de 2020

Dos eternos años

“… Y lo que te rondaré, Morena”. Dos años de destazar instituciones, de atacar a la economía, de una inseguridad creciente. una violencia agudizada y una polarización social que divide a los mexicanos.

Sale AMLO, conque, lo más difícil que ha enfrentado es la pandemia: ¡Llegó el momento de encontrar, como ejemplar populista, al enemigo en turno! Bien dijo que “le vino como anillo al dedo” el azote mundial. El pretexto perfecto para tapar debilidades, incompetencias y una absoluta incapacidad para reconocer y resolver conflictos.

Su primer enemigo público fue el pasado. Si se habla de corrupción, proviene del pasado; si de graves deficiencias de los servicios de salud…herencia del pasado; cualquier alusión a lo mal que estén las cosas se atribuye a la misma causa, la que ya tendría que haber superado y demostrar que, su cuarta transformación es la panacea.

El manejo de la pandemia ha sido desastroso. A nivel internacional, nos colocan como el peor país del mundo para vivirla. La realidad del descontrol en el número de contagiados y muertos, confirma que la estrategia es errónea.

Le dio todas las facultades a un medicucho. López Gatell resume los peores defectos del oportunismo. Cambió la bata blanca por la politiquería, hizo a un lado la vocación y la ciencia, para sustituirlas por el atroz servilismo. Las consecuencias están a la vista.

¿Y el tabasqueño? Primero dijo que no había porqué encerrarse, cuando las alarmas ya sonaban. Rechazó el uso del cubrebocas como un medio de contención, recomendada por la OMS y los científicos, lo que llevó a que los gobernantes, salvo los populistas, adoptaran la medida.

Entre sus inauditos desaciertos está el de la militarización del país –imposible ignorarlo-, dedicar el presupuesto público a sus tres obras monumentales –dejando a renglones prioritarios sin fondos-; su rechazo al feminismo, su desprecio a la legalidad, al Estado de Derecho y tantos más.

Dispara su “guía ética”, que a él, le pasó de noche. Habla de respeto a los demás, cuando, desde las mañaneras, denuesta, calumnia, ataca sin fundamento a medios de comunicación, a periodistas, a empresarios, a todo el que se atreva a contravenir su “pensamiento” –que nada tiene de claro ni de sustentable-.

A pesar de que las encuestas lo sostienen con un alto índice de aprobación, carece de sensibilidad y mucho menos solidaridad, para los que sufren. Ni una palabra de aliento a los padres de los niños con cáncer, que pelean por la medicina de sus hijos. Con condenar a las distribuidoras farmacéuticas del pasado, tiene de sobra, aunque fallezcan pequeños, por las carencias que su política estulta, provocó.

Tampoco se le vio conmovido por las inundaciones. Los mandatarios del “neoliberalismo”, solían enlodarse los zapatos y daban palabras de consuelo. Todo lo resuelve con “ayudas”, limosnas que habrá que ver si llegan a quienes perdieron todo.

Crece el número de pobres y las desigualdades se agravan (Propio del neoliberalismo). La corrupción sigue su imparable marcha y él se rodea de la flor y nata de los enlodados: Bartlett, la Sandoval, su hermanito Pío, Scherer y su departamentazo en Nueva York, sin que a nadie se toque.

Proliferan las adjudicaciones directas, en lugar de las licitaciones, porque según él, no son corruptas: ¡Inconcebible!

Su única preocupación son las próximas elecciones, en las que se entromete contraviniendo la ley.

¡El horror, apenas empieza!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

“… Y lo que te rondaré, Morena”. Dos años de destazar instituciones, de atacar a la economía, de una inseguridad creciente. una violencia agudizada y una polarización social que divide a los mexicanos.

Sale AMLO, conque, lo más difícil que ha enfrentado es la pandemia: ¡Llegó el momento de encontrar, como ejemplar populista, al enemigo en turno! Bien dijo que “le vino como anillo al dedo” el azote mundial. El pretexto perfecto para tapar debilidades, incompetencias y una absoluta incapacidad para reconocer y resolver conflictos.

Su primer enemigo público fue el pasado. Si se habla de corrupción, proviene del pasado; si de graves deficiencias de los servicios de salud…herencia del pasado; cualquier alusión a lo mal que estén las cosas se atribuye a la misma causa, la que ya tendría que haber superado y demostrar que, su cuarta transformación es la panacea.

El manejo de la pandemia ha sido desastroso. A nivel internacional, nos colocan como el peor país del mundo para vivirla. La realidad del descontrol en el número de contagiados y muertos, confirma que la estrategia es errónea.

Le dio todas las facultades a un medicucho. López Gatell resume los peores defectos del oportunismo. Cambió la bata blanca por la politiquería, hizo a un lado la vocación y la ciencia, para sustituirlas por el atroz servilismo. Las consecuencias están a la vista.

¿Y el tabasqueño? Primero dijo que no había porqué encerrarse, cuando las alarmas ya sonaban. Rechazó el uso del cubrebocas como un medio de contención, recomendada por la OMS y los científicos, lo que llevó a que los gobernantes, salvo los populistas, adoptaran la medida.

Entre sus inauditos desaciertos está el de la militarización del país –imposible ignorarlo-, dedicar el presupuesto público a sus tres obras monumentales –dejando a renglones prioritarios sin fondos-; su rechazo al feminismo, su desprecio a la legalidad, al Estado de Derecho y tantos más.

Dispara su “guía ética”, que a él, le pasó de noche. Habla de respeto a los demás, cuando, desde las mañaneras, denuesta, calumnia, ataca sin fundamento a medios de comunicación, a periodistas, a empresarios, a todo el que se atreva a contravenir su “pensamiento” –que nada tiene de claro ni de sustentable-.

A pesar de que las encuestas lo sostienen con un alto índice de aprobación, carece de sensibilidad y mucho menos solidaridad, para los que sufren. Ni una palabra de aliento a los padres de los niños con cáncer, que pelean por la medicina de sus hijos. Con condenar a las distribuidoras farmacéuticas del pasado, tiene de sobra, aunque fallezcan pequeños, por las carencias que su política estulta, provocó.

Tampoco se le vio conmovido por las inundaciones. Los mandatarios del “neoliberalismo”, solían enlodarse los zapatos y daban palabras de consuelo. Todo lo resuelve con “ayudas”, limosnas que habrá que ver si llegan a quienes perdieron todo.

Crece el número de pobres y las desigualdades se agravan (Propio del neoliberalismo). La corrupción sigue su imparable marcha y él se rodea de la flor y nata de los enlodados: Bartlett, la Sandoval, su hermanito Pío, Scherer y su departamentazo en Nueva York, sin que a nadie se toque.

Proliferan las adjudicaciones directas, en lugar de las licitaciones, porque según él, no son corruptas: ¡Inconcebible!

Su única preocupación son las próximas elecciones, en las que se entromete contraviniendo la ley.

¡El horror, apenas empieza!

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq