/ lunes 21 de junio de 2021

Economía 4.0 | Beneficio social: el reto de la recuperación

El Indicador Oportuno de la Actividad Económica muestra que el proceso de reactivación avanza: en abril creció 21.6% y en mayo 24.8%.

No obstante, si bien la dinámica es positiva, se puede señalar que aún debe superar desafíos estructurales que se encuentran relacionados tanto con los efectos asociados a la recesión del 2020 como con los rezagos productivos existentes antes de la crisis.

La capacidad potencial de la economía se mantiene a la baja: a partir de abril del 2022, cuando termine el efecto contable de la recuperación, el ritmo de crecimiento oscilará entre el 1.8% y el 2.2%:

El contexto descrito permite establecer que la recuperación observada, fundamentada en el sector industrial y en el desempeño de Estados Unidos, enfrenta el reto de ser duradero y tener una mayor relación con el mercado interno, algo que solo se puede lograr si se aumenta el contenido nacional de las exportaciones.

El mecanismo descrito es el único que permitiría generar una mayor cantidad de empleo a través de la atracción de nuevas inversiones en los sectores estratégicos vinculados con el mercado externo.

De otra forma se corre el riesgo de que el mercado interno permanezca rezagado en el proceso de la recuperación y que se amplíen las brechas sociales y económicas.

Las cifras son contundentes, el mercado laboral sintetiza el rezago de los beneficios de la recuperación.

El IMSS reportó un incremento acumulado de 335.7 mil empleos en los primeros cinco meses del año, una cifra inferior a la pérdida del 2020 y que aún deberá enfrentar los ajustes estacionales de diciembre, cuando empleo disminuye en cerca de 250 mil plazas.

En abril, el INEGI reportó un incremento en la tasa de desocupación, la cual llegó a 4.7%, una situación que involucra a 2.7 millones de mexicanos.

De igual forma la tasa de condiciones críticas de ocupación ascendió a 25.8% y la subocupación a 13.8%, está última superior al 8.4% registrado en abril del 2020.

Por su parte el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana señaló un aumento en la pobreza: en marzo del 2021 67 millones de mexicanos se encontraron tal condición (al cierre del 2020 fueron 62.3 millones)

Además, la pobreza extrema pasó a 18.3 millones y el 64% de los hogares reportó un ingreso inferior al existente antes de la pandemia.

La explicación de esto se encuentra en el entorno que enfrentan las empresas: 85% sigue enfrentando las consecuencias negativas de la pandemia INEGI).

En función de lo anterior se puede establecer que un primer reto de la recuperación económica es generar beneficios para la población en función de una mayor creación de empleo formal y mejor remunerado, es decir, de revertir la precarización del mercado laboral iniciada en 2007 y que se exacerbó con las crisis del 2020.

Para lograr esto último se requiere mayor inversión público y privada, lo cual se vincula a la creación de una estrategia de fomento al desarrollo industrial con mayor contenido nacional y valor agregado.

Se debe aprender de otras crisis: el modelo maquilador es insuficiente para garantizar que los beneficios sean permanentes y lleguen al mercado interno.

Corea del Sur y China muestran el éxito de favorecer a las empresas nacionales por medio de una política industrial y el comercio exterior: los ponen al servicio de su interés nacional, México debe aprender de esa estrategia.

El Indicador Oportuno de la Actividad Económica muestra que el proceso de reactivación avanza: en abril creció 21.6% y en mayo 24.8%.

No obstante, si bien la dinámica es positiva, se puede señalar que aún debe superar desafíos estructurales que se encuentran relacionados tanto con los efectos asociados a la recesión del 2020 como con los rezagos productivos existentes antes de la crisis.

La capacidad potencial de la economía se mantiene a la baja: a partir de abril del 2022, cuando termine el efecto contable de la recuperación, el ritmo de crecimiento oscilará entre el 1.8% y el 2.2%:

El contexto descrito permite establecer que la recuperación observada, fundamentada en el sector industrial y en el desempeño de Estados Unidos, enfrenta el reto de ser duradero y tener una mayor relación con el mercado interno, algo que solo se puede lograr si se aumenta el contenido nacional de las exportaciones.

El mecanismo descrito es el único que permitiría generar una mayor cantidad de empleo a través de la atracción de nuevas inversiones en los sectores estratégicos vinculados con el mercado externo.

De otra forma se corre el riesgo de que el mercado interno permanezca rezagado en el proceso de la recuperación y que se amplíen las brechas sociales y económicas.

Las cifras son contundentes, el mercado laboral sintetiza el rezago de los beneficios de la recuperación.

El IMSS reportó un incremento acumulado de 335.7 mil empleos en los primeros cinco meses del año, una cifra inferior a la pérdida del 2020 y que aún deberá enfrentar los ajustes estacionales de diciembre, cuando empleo disminuye en cerca de 250 mil plazas.

En abril, el INEGI reportó un incremento en la tasa de desocupación, la cual llegó a 4.7%, una situación que involucra a 2.7 millones de mexicanos.

De igual forma la tasa de condiciones críticas de ocupación ascendió a 25.8% y la subocupación a 13.8%, está última superior al 8.4% registrado en abril del 2020.

Por su parte el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana señaló un aumento en la pobreza: en marzo del 2021 67 millones de mexicanos se encontraron tal condición (al cierre del 2020 fueron 62.3 millones)

Además, la pobreza extrema pasó a 18.3 millones y el 64% de los hogares reportó un ingreso inferior al existente antes de la pandemia.

La explicación de esto se encuentra en el entorno que enfrentan las empresas: 85% sigue enfrentando las consecuencias negativas de la pandemia INEGI).

En función de lo anterior se puede establecer que un primer reto de la recuperación económica es generar beneficios para la población en función de una mayor creación de empleo formal y mejor remunerado, es decir, de revertir la precarización del mercado laboral iniciada en 2007 y que se exacerbó con las crisis del 2020.

Para lograr esto último se requiere mayor inversión público y privada, lo cual se vincula a la creación de una estrategia de fomento al desarrollo industrial con mayor contenido nacional y valor agregado.

Se debe aprender de otras crisis: el modelo maquilador es insuficiente para garantizar que los beneficios sean permanentes y lleguen al mercado interno.

Corea del Sur y China muestran el éxito de favorecer a las empresas nacionales por medio de una política industrial y el comercio exterior: los ponen al servicio de su interés nacional, México debe aprender de esa estrategia.