/ lunes 3 de agosto de 2020

Economía 4.0 | Caída histórica del PIB: el momento de respuesta

La economía mexicana se encuentra ante un cambio estructural, la “nueva normalidad” no será un tránsito que la lleve a la situación prevaleciente antes de la recesión.

La información oficial disponible lo confirma: el retroceso del PIB de (-) 18.9% registrado durante el segundo trimestre del 2020 fue el mayor desde que se tienen estadísticas trimestrales (el anterior ocurrió en el segundo trimestre del 2009 con -9.1%).

La mayor afectación ocurrió en el sector secundario: la industria mexicana enfrenta una erosión sistémica que inició con la ausencia de una política industrial, que se exacerbó por la recesión que inició a finales del 2018 y que el confinamiento causado por el Covid-19 ha llevado a una caída no observada en la historia contemporánea del país.

Durante el segundo trimestre del año la actividad industrial bajó (-) 26%: superó la contracción de (-) 14.2% del segundo trimestre de 1995 y de (-) 11.5% del mismo periodo de 1982.

La afectación sobre las actividades vinculadas con el mercado interno (sector servicios) fue igualmente significativa: la variación de (-) 15.6% superó lo que ocurrió durante 1995 y el 2009.

¿Cuáles son los efectos de esta recesión? Hasta junio 1.1 millones de personas su empleo formal, el registrado ante el IMSS.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se puede apreciar el grado de la afectación laboral.

“Las caídas porcentuales más pronunciadas en la ocupación se observaron en los pequeños y grandes establecimientos. Entre el primer trimestre y mayo 2020, disminuyó en… 2.9 millones el número de ocupados en los pequeños establecimientos, mientras que para los grandes establecimientos cayó en…1.7 millones de empleados. Respecto a la disminución más grande en número de personas, destacan los micronegocios con 6.0 millones de ocupados menos.”

Ello incidió para que el porcentaje de personas en pobreza laboral (su ingreso no les permite adquirir una canasta alimentaria) haya pasado de 35.7% en el primer trimestre del 2020 a 54.9% en mayo. Esto representa el preámbulo de un aumento en la pobreza total del país.

Además, y de acuerdo con el INEGI, el 93% de las empresas sufrió los efectos negativos de la crisis. De ese total, el 92% reportó que “no recibió apoyo de ningún tipo”.

¿Qué implica lo anterior? Esencialmente la economía y sociedad mexicana se encuentran bajo la inercia de la evolución de la crisis, de la precarización.

Si no se cuenta con un programa de fomento que atienda esta realidad, además diferenciada a nivel regional, la economía mexicana enfrentará las consecuencias de una recesión no vista en casi 90 años.

Como ya se ha comentado, en esta ocasión Estados Unidos no será un factor de recuperación inercial: su PIB cayó 5% en el primer trimestre del 2020 y 32.9% en el segundo.

La primera potencia enfrenta una problemática económica y de salud pública que tiene pendiente la definición política de una elección presidencial que podría modificar el escenario global y la relación con México.

La nación no puede esperar a que ello ocurra, tendrá que implementar su propia estrategia y generar un Acuerdo Nacional que lo haga funcional y eficaz.

El PIB ya mando el mensaje de la magnitud histórica que inhibe el desarrollo del país, ahora falta ver la respuesta que la política económica dará a semejante desafío.


Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico


La economía mexicana se encuentra ante un cambio estructural, la “nueva normalidad” no será un tránsito que la lleve a la situación prevaleciente antes de la recesión.

La información oficial disponible lo confirma: el retroceso del PIB de (-) 18.9% registrado durante el segundo trimestre del 2020 fue el mayor desde que se tienen estadísticas trimestrales (el anterior ocurrió en el segundo trimestre del 2009 con -9.1%).

La mayor afectación ocurrió en el sector secundario: la industria mexicana enfrenta una erosión sistémica que inició con la ausencia de una política industrial, que se exacerbó por la recesión que inició a finales del 2018 y que el confinamiento causado por el Covid-19 ha llevado a una caída no observada en la historia contemporánea del país.

Durante el segundo trimestre del año la actividad industrial bajó (-) 26%: superó la contracción de (-) 14.2% del segundo trimestre de 1995 y de (-) 11.5% del mismo periodo de 1982.

La afectación sobre las actividades vinculadas con el mercado interno (sector servicios) fue igualmente significativa: la variación de (-) 15.6% superó lo que ocurrió durante 1995 y el 2009.

¿Cuáles son los efectos de esta recesión? Hasta junio 1.1 millones de personas su empleo formal, el registrado ante el IMSS.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se puede apreciar el grado de la afectación laboral.

“Las caídas porcentuales más pronunciadas en la ocupación se observaron en los pequeños y grandes establecimientos. Entre el primer trimestre y mayo 2020, disminuyó en… 2.9 millones el número de ocupados en los pequeños establecimientos, mientras que para los grandes establecimientos cayó en…1.7 millones de empleados. Respecto a la disminución más grande en número de personas, destacan los micronegocios con 6.0 millones de ocupados menos.”

Ello incidió para que el porcentaje de personas en pobreza laboral (su ingreso no les permite adquirir una canasta alimentaria) haya pasado de 35.7% en el primer trimestre del 2020 a 54.9% en mayo. Esto representa el preámbulo de un aumento en la pobreza total del país.

Además, y de acuerdo con el INEGI, el 93% de las empresas sufrió los efectos negativos de la crisis. De ese total, el 92% reportó que “no recibió apoyo de ningún tipo”.

¿Qué implica lo anterior? Esencialmente la economía y sociedad mexicana se encuentran bajo la inercia de la evolución de la crisis, de la precarización.

Si no se cuenta con un programa de fomento que atienda esta realidad, además diferenciada a nivel regional, la economía mexicana enfrentará las consecuencias de una recesión no vista en casi 90 años.

Como ya se ha comentado, en esta ocasión Estados Unidos no será un factor de recuperación inercial: su PIB cayó 5% en el primer trimestre del 2020 y 32.9% en el segundo.

La primera potencia enfrenta una problemática económica y de salud pública que tiene pendiente la definición política de una elección presidencial que podría modificar el escenario global y la relación con México.

La nación no puede esperar a que ello ocurra, tendrá que implementar su propia estrategia y generar un Acuerdo Nacional que lo haga funcional y eficaz.

El PIB ya mando el mensaje de la magnitud histórica que inhibe el desarrollo del país, ahora falta ver la respuesta que la política económica dará a semejante desafío.


Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico