/ lunes 15 de agosto de 2022

Economía 4.0 | China y Estados Unidos: el mensaje para México

Durante las últimas semanas se ha observado el ascenso de la disputa geoeconómica y geopolítica entre Estados Unidos y China: Taiwán es el reciente escenario de la serie de desencuentros entre las dos potencias.

Las fricciones comenzaron a observarse cuando el gobierno de George W. Bush comenzó, tímidamente, a presionar a China para apreciar su moneda, algo que no ocurrió.

La disputa tomó otra dimensión con la confrontación directa que Donald Trump impulsó bajo su objetivo de recapturar el control de las cadenas de valor asociadas a las manufacturas, su objetivo era fortalecer el “Made in America”.

En el medio quedó la débil iniciativa de Barack Obama para revitalizar su industria manufacturera; un vacío que Biden busca llenar con su estrategia de innovación y desarrollo, especialmente en semiconductores.

La respuesta de China se ha endurecido: pasó de hacer caso omiso a la petición de Bush para apreciar su moneda y responder con sanciones comerciales a la presión de Trump a los ejercicios militares alrededor de Taiwán y Japón.

Al mismo tiempo el gobierno chino ha dado órdenes a sus agencias y empresas estatales para sustituir las computadoras de origen foráneo y para que cinco de sus grandes empresas soliciten su retirada de la American Depository Shares: con ello China entra a la disputa geopolítica utilizando herramientas propias del Capitalismo Financiero, lo que Lenin denominó como “Imperialismo fase superior del Capitalismo”.

Lo que ocurre es consecuencia lógica del ascenso económico e industrial que China alcanzó en los últimos 40 años, proceso que se aceleró cuando Hu Jintao dio la señal para que sus empresas se transformaran en poderosas multinacionales con mayor influencia en el orbe.

Así China dio fin a la etapa de discreción que le caracterizó durante 30 años: para sus estrategas se había acumulado el acervo necesario para construir lo que ahora se conoce como el “sueño chino”.

En 2010 China ya se encontraba en la etapa del capitalismo esquematizada un siglo antes por Rudolf Hilferding. En esencia el economista señaló dos características de lo que denominó como “la reciente evolución del capitalismo”: “los procesos de concentración” económica que se manifestaban a través de “cárteles y trusts” y “la relación más estrecha entre el capital bancario y el industrial”. Hoy China tiene la máxima expresión global de ambos.

Lo que Hilferding describió fue la construcción de la arquitectura del Capitalismo Financiero: la tercera etapa del sistema capitalista. El inicio de dicha fase convivió con el nacimiento de los fundamentos de la Tercera Revolución Industrial y el inicio del proceso de globalización que delinearon el rumbo de la economía mundial durante los últimos 50 años. China es el alumno más destacado de esta etapa.

Lo que Hilferding no podía avizorar era la asociación del Capitalismo Financiero con el poderoso Capitalismo de Estado configurado en China, un aspecto que le permite enfrentar a la hegemonía de Estados Unidos.

La tecnología es un elemento transversal adicional para todo lo anterior: el país que lideree su avance llevará ventaja en la negociación y un tema que pone a la industria en el corazón de la estrategia.

¿Qué hará México ante el contexto descrito? Su socio económico y su fuente de insumos intermedios están modificando el entorno que incide fuertemente en la economía nacional: ¿cómo se asociará con cada uno sin política industrial?

Durante las últimas semanas se ha observado el ascenso de la disputa geoeconómica y geopolítica entre Estados Unidos y China: Taiwán es el reciente escenario de la serie de desencuentros entre las dos potencias.

Las fricciones comenzaron a observarse cuando el gobierno de George W. Bush comenzó, tímidamente, a presionar a China para apreciar su moneda, algo que no ocurrió.

La disputa tomó otra dimensión con la confrontación directa que Donald Trump impulsó bajo su objetivo de recapturar el control de las cadenas de valor asociadas a las manufacturas, su objetivo era fortalecer el “Made in America”.

En el medio quedó la débil iniciativa de Barack Obama para revitalizar su industria manufacturera; un vacío que Biden busca llenar con su estrategia de innovación y desarrollo, especialmente en semiconductores.

La respuesta de China se ha endurecido: pasó de hacer caso omiso a la petición de Bush para apreciar su moneda y responder con sanciones comerciales a la presión de Trump a los ejercicios militares alrededor de Taiwán y Japón.

Al mismo tiempo el gobierno chino ha dado órdenes a sus agencias y empresas estatales para sustituir las computadoras de origen foráneo y para que cinco de sus grandes empresas soliciten su retirada de la American Depository Shares: con ello China entra a la disputa geopolítica utilizando herramientas propias del Capitalismo Financiero, lo que Lenin denominó como “Imperialismo fase superior del Capitalismo”.

Lo que ocurre es consecuencia lógica del ascenso económico e industrial que China alcanzó en los últimos 40 años, proceso que se aceleró cuando Hu Jintao dio la señal para que sus empresas se transformaran en poderosas multinacionales con mayor influencia en el orbe.

Así China dio fin a la etapa de discreción que le caracterizó durante 30 años: para sus estrategas se había acumulado el acervo necesario para construir lo que ahora se conoce como el “sueño chino”.

En 2010 China ya se encontraba en la etapa del capitalismo esquematizada un siglo antes por Rudolf Hilferding. En esencia el economista señaló dos características de lo que denominó como “la reciente evolución del capitalismo”: “los procesos de concentración” económica que se manifestaban a través de “cárteles y trusts” y “la relación más estrecha entre el capital bancario y el industrial”. Hoy China tiene la máxima expresión global de ambos.

Lo que Hilferding describió fue la construcción de la arquitectura del Capitalismo Financiero: la tercera etapa del sistema capitalista. El inicio de dicha fase convivió con el nacimiento de los fundamentos de la Tercera Revolución Industrial y el inicio del proceso de globalización que delinearon el rumbo de la economía mundial durante los últimos 50 años. China es el alumno más destacado de esta etapa.

Lo que Hilferding no podía avizorar era la asociación del Capitalismo Financiero con el poderoso Capitalismo de Estado configurado en China, un aspecto que le permite enfrentar a la hegemonía de Estados Unidos.

La tecnología es un elemento transversal adicional para todo lo anterior: el país que lideree su avance llevará ventaja en la negociación y un tema que pone a la industria en el corazón de la estrategia.

¿Qué hará México ante el contexto descrito? Su socio económico y su fuente de insumos intermedios están modificando el entorno que incide fuertemente en la economía nacional: ¿cómo se asociará con cada uno sin política industrial?