/ lunes 22 de agosto de 2022

Economía 4.0 | El estado de la precariedad laboral

El Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) es una métrica creada para mostrar el grado de precarización del empleo en México.

De acuerdo con la información histórica que genera el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, durante el primer trimestre del 2005, cuando se publicó la primera observación, el 38.1% de la población ocupada percibió un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria.

En otras palabras: a pesar de contar con un empleo, formal o informal, no obtuvieron el ingreso suficiente para poder cubrir la necesidad más básica de cualquier ser humano.

La publicación de la cifra correspondiente al segundo trimestre del 2022 confirma la persistencia del desequilibrio: 17 años después, el 38.3% de la población ocupada se encuentra en la misma situación, sus ingresos no les permiten cubrir el requerimiento esencial desde que el ser humano existe, comer.

El resultado descrito se dio a pesar de que la tasa de desocupación se encuentra en niveles mínimos (3.2%) por lo que el problema no es la falta de empleo sino su baja calidad.

La razón se encuentra en los bajos salarios, la informalidad, la ausencia de un contrato por escrito y de afiliación a las instituciones de seguridad social.

De los 39.2 millones de trabajadores reportados por el INEGI, 27.4 millones reciben, cuando mucho, 2 salarios mínimos. Solamente 628 mil trabajadores mexicanos ganan más de 5 salarios mínimos. Además 16.6 millones de trabajadores no tienen un contrato por escrito, una cifra similar a los que no tienen acceso a una institución de seguridad social.

El 30.5% de los ocupados lo hace en condiciones críticas: trabajan menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a su decisión o más de 35 horas con ingreso inferior al salario mínimo o laboran más de 48 horas semanales y solamente ganan hasta dos salarios mínimos.

La informalidad es la causa principal: 32 millones de los que tienen una ocupación o empleo se encuentran en dicha situación, ya sea como trabajador asalariado o como propietario de su propio negocio. Un millón más que durante el segundo trimestre del 2021.

Además, se debe considerar el círculo vicioso que se crea gracias a la informalidad: diversos análisis demuestran que existe un efecto negativo sobre las familias que caen en su red porque reduce el desarrollo de las calificaciones laborales del trabajador y restringe el acceso a los derechos de seguridad social y prestaciones que la ley indica.

La informalidad representa una válvula de escape de corto plazo ante una crisis. Sin embargo, inhibe el desarrollo social en el mediano y largo plazo porque la informalidad es sinónimo de carencias: bajos salarios, sin acceso a un sistema de pensiones, de seguridad social y de prestaciones como el financiamiento de vivienda de interés social.

La principal fuente de la precarización laboral e informalidad se da en los micronegocios y las pequeñas empresas: 23.6 millones de mexicanos se emplean en los primeros y 8.5 millones en las pequeñas. Las estadísticas del INEGI muestran que son empleos de bajos salarios y escasa productividad. Una proporción significativa se encuentra asociada al comercio al menudeo informal.

Los resultados de los últimos 17 años muestran que la salud del mercado laboral reside en el crecimiento de la economía: para superar el desafío México debe crecer 5% de manera consistente durante los próximos 20 años.

El Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) es una métrica creada para mostrar el grado de precarización del empleo en México.

De acuerdo con la información histórica que genera el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, durante el primer trimestre del 2005, cuando se publicó la primera observación, el 38.1% de la población ocupada percibió un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria.

En otras palabras: a pesar de contar con un empleo, formal o informal, no obtuvieron el ingreso suficiente para poder cubrir la necesidad más básica de cualquier ser humano.

La publicación de la cifra correspondiente al segundo trimestre del 2022 confirma la persistencia del desequilibrio: 17 años después, el 38.3% de la población ocupada se encuentra en la misma situación, sus ingresos no les permiten cubrir el requerimiento esencial desde que el ser humano existe, comer.

El resultado descrito se dio a pesar de que la tasa de desocupación se encuentra en niveles mínimos (3.2%) por lo que el problema no es la falta de empleo sino su baja calidad.

La razón se encuentra en los bajos salarios, la informalidad, la ausencia de un contrato por escrito y de afiliación a las instituciones de seguridad social.

De los 39.2 millones de trabajadores reportados por el INEGI, 27.4 millones reciben, cuando mucho, 2 salarios mínimos. Solamente 628 mil trabajadores mexicanos ganan más de 5 salarios mínimos. Además 16.6 millones de trabajadores no tienen un contrato por escrito, una cifra similar a los que no tienen acceso a una institución de seguridad social.

El 30.5% de los ocupados lo hace en condiciones críticas: trabajan menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a su decisión o más de 35 horas con ingreso inferior al salario mínimo o laboran más de 48 horas semanales y solamente ganan hasta dos salarios mínimos.

La informalidad es la causa principal: 32 millones de los que tienen una ocupación o empleo se encuentran en dicha situación, ya sea como trabajador asalariado o como propietario de su propio negocio. Un millón más que durante el segundo trimestre del 2021.

Además, se debe considerar el círculo vicioso que se crea gracias a la informalidad: diversos análisis demuestran que existe un efecto negativo sobre las familias que caen en su red porque reduce el desarrollo de las calificaciones laborales del trabajador y restringe el acceso a los derechos de seguridad social y prestaciones que la ley indica.

La informalidad representa una válvula de escape de corto plazo ante una crisis. Sin embargo, inhibe el desarrollo social en el mediano y largo plazo porque la informalidad es sinónimo de carencias: bajos salarios, sin acceso a un sistema de pensiones, de seguridad social y de prestaciones como el financiamiento de vivienda de interés social.

La principal fuente de la precarización laboral e informalidad se da en los micronegocios y las pequeñas empresas: 23.6 millones de mexicanos se emplean en los primeros y 8.5 millones en las pequeñas. Las estadísticas del INEGI muestran que son empleos de bajos salarios y escasa productividad. Una proporción significativa se encuentra asociada al comercio al menudeo informal.

Los resultados de los últimos 17 años muestran que la salud del mercado laboral reside en el crecimiento de la economía: para superar el desafío México debe crecer 5% de manera consistente durante los próximos 20 años.