/ lunes 28 de septiembre de 2020

Economía 4.0 | El invierno de la economía mexicana

El mensaje del sistema económico es evidente: la caída de (-) 9.8% contabilizada en julio refrendó la larga marcha que la sociedad, empresas y gobierno deberán emprender, en Unidad, para hacer frente a la mayor recesión observada desde hace 90 años.

Las cifras son contundentes. El ciclo del IGAE y de prácticamente todos sus componentes, salvo el caso del sector primario, se mantiene con una tendencia a la baja: sin mayor inversión la capacidad de crecimiento futuro será limitada.

El promedio de crecimiento del sexenio es de (-) 3.7% y la mayor parte de sus componentes registra tasas de crecimiento negativas.

Durante los primeros siete meses del año el promedio del crecimiento económico fue de (-) 10.1%: se acumulan 15 meses consecutivos con tasas de crecimiento negativas.

Ante ello, así como por el avance de la recesión y del Covid-19 a nivel mundial, se debe tener claro que la Unidad Nacional en México es un prerrequisito para evitar que la herencia de la recesión afecte estructuralmente el desarrollo del país.

La erosión de los recursos y los pilares del desarrollo económico es el resultado de toda crisis. México debe evitar que sus efectos, ya presentes, sean permanentes.

En esta ocasión, no habrá grandes flujos de recursos foráneos para enfrentar la crisis y las finanzas públicas están limitadas por la inercia gestada durante 40 años.

Ante la escasez de recursos la propia administración pública deberá redefinir su camino: se requiere eficacia en su gestión para garantizar la consecución de los resultados delineados en la planeación, algo que no se ha ocurrido en 50 años.

El bienestar social se encuentra en la balanza: la contracción histórica de la economía nacional no genera una prospectiva adecuada para una sociedad que ya enfrentaba desequilibrios y restricciones: únicamente la creación de empleo formal (200 mil empleos al mes durante los próximos tres años) puede evitar que los efectos de la crisis se extiendan más allá del 2024.

La inversión privada es uno de los mecanismos para lograr lo anterior y, al mismo tiempo, los retrocesos acumulados.

El Jefe de la Oficina de la Presidencia lo ha señalado correctamente: “no tengo ninguna duda, a pesar de toda la dialéctica, de que el sector privado es la única esperanza para crecer en este país”.

La presentación del presupuesto lo puso en claro: no habrá crecimiento real en el gasto de gobierno, el aumento de la inversión pública no supera los 3.5 mil millones de dólares y se ha focalizado en tres grandes proyectos.

Aun con el supuesto de que se cumpla el escenario macroeconómico oficial de crecimiento para el 2021 (4.6%) el promedio del sexenio sería de 0.7%.

La tarea por realizar para lograr que México supere la recesión requiere de un incremento en la inversión productiva que no se encuentra en el presupuesto: sólo el sector privado la puede realizar y llevarla todos los municipios y estados del país, los recursos públicos están acotados.

Confianza, certeza, Unidad y Diálogo Nacional son el mecanismo para lograr que el crecimiento y desarrollo económico tomen el lugar que la sociedad mexicana requiere para salir de las restricciones generadas desde hace 40 años y a las que la aparición del Covid-19 llevo al extremo: un largo invierno económico que ha precarizado la convivencia social y la identidad nacional.


Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico






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El mensaje del sistema económico es evidente: la caída de (-) 9.8% contabilizada en julio refrendó la larga marcha que la sociedad, empresas y gobierno deberán emprender, en Unidad, para hacer frente a la mayor recesión observada desde hace 90 años.

Las cifras son contundentes. El ciclo del IGAE y de prácticamente todos sus componentes, salvo el caso del sector primario, se mantiene con una tendencia a la baja: sin mayor inversión la capacidad de crecimiento futuro será limitada.

El promedio de crecimiento del sexenio es de (-) 3.7% y la mayor parte de sus componentes registra tasas de crecimiento negativas.

Durante los primeros siete meses del año el promedio del crecimiento económico fue de (-) 10.1%: se acumulan 15 meses consecutivos con tasas de crecimiento negativas.

Ante ello, así como por el avance de la recesión y del Covid-19 a nivel mundial, se debe tener claro que la Unidad Nacional en México es un prerrequisito para evitar que la herencia de la recesión afecte estructuralmente el desarrollo del país.

La erosión de los recursos y los pilares del desarrollo económico es el resultado de toda crisis. México debe evitar que sus efectos, ya presentes, sean permanentes.

En esta ocasión, no habrá grandes flujos de recursos foráneos para enfrentar la crisis y las finanzas públicas están limitadas por la inercia gestada durante 40 años.

Ante la escasez de recursos la propia administración pública deberá redefinir su camino: se requiere eficacia en su gestión para garantizar la consecución de los resultados delineados en la planeación, algo que no se ha ocurrido en 50 años.

El bienestar social se encuentra en la balanza: la contracción histórica de la economía nacional no genera una prospectiva adecuada para una sociedad que ya enfrentaba desequilibrios y restricciones: únicamente la creación de empleo formal (200 mil empleos al mes durante los próximos tres años) puede evitar que los efectos de la crisis se extiendan más allá del 2024.

La inversión privada es uno de los mecanismos para lograr lo anterior y, al mismo tiempo, los retrocesos acumulados.

El Jefe de la Oficina de la Presidencia lo ha señalado correctamente: “no tengo ninguna duda, a pesar de toda la dialéctica, de que el sector privado es la única esperanza para crecer en este país”.

La presentación del presupuesto lo puso en claro: no habrá crecimiento real en el gasto de gobierno, el aumento de la inversión pública no supera los 3.5 mil millones de dólares y se ha focalizado en tres grandes proyectos.

Aun con el supuesto de que se cumpla el escenario macroeconómico oficial de crecimiento para el 2021 (4.6%) el promedio del sexenio sería de 0.7%.

La tarea por realizar para lograr que México supere la recesión requiere de un incremento en la inversión productiva que no se encuentra en el presupuesto: sólo el sector privado la puede realizar y llevarla todos los municipios y estados del país, los recursos públicos están acotados.

Confianza, certeza, Unidad y Diálogo Nacional son el mecanismo para lograr que el crecimiento y desarrollo económico tomen el lugar que la sociedad mexicana requiere para salir de las restricciones generadas desde hace 40 años y a las que la aparición del Covid-19 llevo al extremo: un largo invierno económico que ha precarizado la convivencia social y la identidad nacional.


Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico






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