/ lunes 20 de julio de 2020

Economía 4.0 | El México Informal: la trampa

Toda crisis económica es un depredador del bienestar social. Causan fragmentación y polarización porque destruyen empleo al erosionar la capacidad de inversión de las empresas y del propio gobierno.

Ninguna política social asistencial puede sobrevivir a crisis profundas o recurrentes: la caída de los ingresos tributarios provoca un ajuste restrictivo que lacera la inversión y se extiende al gasto operativo.

La austeridad es el resultado de las crisis y obliga a que la población deba buscar alternativas de corto plazo para subsistir: es el resumen del desempeño de México en los últimos 40 años y la explicación del por qué la informalidad se volvió una falsa válvula de escape.

La existencia de la economía informal constituye una trampa que conduce a la pobreza, es inevitable.

Ante la ausencia de un modelo económico exitoso para generar crecimiento, la informalidad se constituyó en la única alternativa para millones de personas que han debido enfrentar por su cuenta todas las crisis generadas desde 1982.

Sin embargo, en el mediano y largo plazo, la informalidad se convirtió en la principal fuente de marginación y de precarización: tiene la fuerza suficiente para truncar el desarrollo social del país, particularmente cuando no se instrumenta una política pública para contener su expansión y formalizar su actividad.

Las cifras del reciente Censo Económico del INEGI son contundentes: la informalidad no tiene la capacidad productiva para representar una alternativa de bienestar.

De acuerdo con el INEGI, la informalidad produce el 3.04% del valor agregado censal bruto de la economía nacional. En pocas palabras, casi el 97% se genera en las empresas formales.

¿Por qué ocurre esto? La informalidad se encuentra vinculada a actividades poco productivas, que no requieren maquinaria o equipo: la informalidad censada por el INEGI sólo ocupa el 2.5% de los activos fijos del país.

¿Cuál es el problema? La generación de riqueza asociada a la informalidad restringe su capacidad de pagar buenos salarios.

La producción por trabajador de la formalidad es 9.6 veces superior al de la informalidad.

¿Qué ocurre con las remuneraciones? Como consecuencia de lo anterior, en el sector formal las remuneraciones son 44.7 veces superiores a las de la informalidad: la causa principal de la desigualdad se encuentra en la existencia de la informalidad.

La razón de lo anterior es porque, de acuerdo con el Censo Económico del INEGI, el 77.5% del personal dependiente de la razón social labora en la informalidad. Además, el 65% de los propietarios, familiares y trabajadores no remunerados se encuentra en la informalidad.

¿Qué significa lo anterior?: la informalidad produce menos valor y en consecuencia paga peor (o no paga).

Pero entonces, ¿por qué no hay una política pública para enfrentar este hecho, particularmente cuando se vive una crisis que es el caldo de cultivo propicio para más informalidad y pobreza?

Un hecho adicional: lo descrito convive con el vacío de una política económica que permita el funcionamiento adecuado de los motores del crecimiento económico y de mejores remuneraciones para los trabajadores: las medianas y las grandes empresas.

Las primeras generan el 18.8% del valor agregado y las grandes el 54.7%: un mal desempeño en este tipo de empresas detiene el crecimiento y desarrollo y obliga a que más mexicanos deban recurrir a la informalidad.

La crisis actual causará un daño significativo al tejido social si no se implementa un programa económico integral orientado al crecimiento y desarrollo.


Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico

Toda crisis económica es un depredador del bienestar social. Causan fragmentación y polarización porque destruyen empleo al erosionar la capacidad de inversión de las empresas y del propio gobierno.

Ninguna política social asistencial puede sobrevivir a crisis profundas o recurrentes: la caída de los ingresos tributarios provoca un ajuste restrictivo que lacera la inversión y se extiende al gasto operativo.

La austeridad es el resultado de las crisis y obliga a que la población deba buscar alternativas de corto plazo para subsistir: es el resumen del desempeño de México en los últimos 40 años y la explicación del por qué la informalidad se volvió una falsa válvula de escape.

La existencia de la economía informal constituye una trampa que conduce a la pobreza, es inevitable.

Ante la ausencia de un modelo económico exitoso para generar crecimiento, la informalidad se constituyó en la única alternativa para millones de personas que han debido enfrentar por su cuenta todas las crisis generadas desde 1982.

Sin embargo, en el mediano y largo plazo, la informalidad se convirtió en la principal fuente de marginación y de precarización: tiene la fuerza suficiente para truncar el desarrollo social del país, particularmente cuando no se instrumenta una política pública para contener su expansión y formalizar su actividad.

Las cifras del reciente Censo Económico del INEGI son contundentes: la informalidad no tiene la capacidad productiva para representar una alternativa de bienestar.

De acuerdo con el INEGI, la informalidad produce el 3.04% del valor agregado censal bruto de la economía nacional. En pocas palabras, casi el 97% se genera en las empresas formales.

¿Por qué ocurre esto? La informalidad se encuentra vinculada a actividades poco productivas, que no requieren maquinaria o equipo: la informalidad censada por el INEGI sólo ocupa el 2.5% de los activos fijos del país.

¿Cuál es el problema? La generación de riqueza asociada a la informalidad restringe su capacidad de pagar buenos salarios.

La producción por trabajador de la formalidad es 9.6 veces superior al de la informalidad.

¿Qué ocurre con las remuneraciones? Como consecuencia de lo anterior, en el sector formal las remuneraciones son 44.7 veces superiores a las de la informalidad: la causa principal de la desigualdad se encuentra en la existencia de la informalidad.

La razón de lo anterior es porque, de acuerdo con el Censo Económico del INEGI, el 77.5% del personal dependiente de la razón social labora en la informalidad. Además, el 65% de los propietarios, familiares y trabajadores no remunerados se encuentra en la informalidad.

¿Qué significa lo anterior?: la informalidad produce menos valor y en consecuencia paga peor (o no paga).

Pero entonces, ¿por qué no hay una política pública para enfrentar este hecho, particularmente cuando se vive una crisis que es el caldo de cultivo propicio para más informalidad y pobreza?

Un hecho adicional: lo descrito convive con el vacío de una política económica que permita el funcionamiento adecuado de los motores del crecimiento económico y de mejores remuneraciones para los trabajadores: las medianas y las grandes empresas.

Las primeras generan el 18.8% del valor agregado y las grandes el 54.7%: un mal desempeño en este tipo de empresas detiene el crecimiento y desarrollo y obliga a que más mexicanos deban recurrir a la informalidad.

La crisis actual causará un daño significativo al tejido social si no se implementa un programa económico integral orientado al crecimiento y desarrollo.


Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico