/ lunes 13 de junio de 2022

Economía 4.0 | Inflación y alza en las tasas de interés, el futuro que llegó

La economía global envía un mensaje claro: la presión inflacionaria sigue incrementándose. La consecuencia intermedia también es evidente: las tasas de interés seguirán su camino ascendente. ¿La consecuencia final?: una desaceleración que podría terminar en una recesión.

El incremento en precios registrado durante mayo en Estados Unidos, 8.6%, fue el más elevado desde diciembre del 1981 cuando la primera potencia del orbe vivía el fin de una década de presión inflacionaria que convivió con una recesión. Las consecuencias fueron alza en las tasas de interés y desempleo.

El anuncio de la semana pasada sobre el aumento en la inflación de Estados Unidos fue acompañado con una caída en las bolsas de valores que prolonga su tendencia a la baja durante lo que va del año. La inferencia de los inversionistas más especulativos fue que la Reserva Federal elevará sus tasas de interés en 75 puntos base (en lugar de 50 puntos), una variación que tiene implicaciones negativas para el mercado hipotecario, el consumo y la inversión. Representa un regreso a una historia cuyas consecuencias son conocidas.

El cambio en la prospectiva sobre la evolución de las tasas de interés es atribuible a que la inflación fue superior a las expectativas del mercado, básicamente se esperaba que la inflación comenzara a exhibir una tendencia a la baja.

El problema es que dichas expectativas no tenían fundamento: la tendencia internacional del precio de las materias primas se mantiene al alza. De acuerdo con el S&P GSCI las materias primas exhiben un aumento de 65% desde el 30 de noviembre del 2021, una marcha que no se ha detenido.

Una situación similar se vive en la Zona Euro: la inflación de 8.1% registrada en mayo es la más elevada desde que se tiene registro (31 años). En este sentido, la Unión Europea y Estados Unidos tienen un común denominador en la causa de la inflación, el aumento de las materias primas, particularmente en los energéticos y alimentos.

Si bien China y Japón tienen bajo control, por el momento, la presión ejercida por la inflación no ocurre lo mismo con los países de la OCDE: en abril fue de 9.2%.

La consecuencia de este entorno será el endurecimiento de la política monetaria y la aplicación de recortes en el gasto público: la mayoría de los países llega con problemas de deuda y pasivos contingentes. En el mejor de los casos el mundo vivirá una desaceleración, aunque en algunas regiones podría traducirse en una nueva recesión.

A lo anterior se debe agregar un tema discutido en el GLOBSEC 2022 Bratislava Forum: la utilización de los alimentos como un elemento de presión política y hasta militar, particularmente por las restricciones que se viven en Ucrania y Rusia, situación que afecta la proveeduría de los mismos en Europa y América Latina.

La consideración de los alimentos como algo estratégico y de seguridad nacional llevó a que la India restringiera la exportación de su producción para garantizar la proveeduría en su mercado interno.

Si lo anterior continúa, y se generaliza, la inflación global seguirá su marcha durante lo que resta del año y el 2023, una dinámica que propiciará y prolongará la fase recesiva del ciclo económico mundial.

La respuesta de México ante dicho escenario debe aprovechar la dinámica del mercado de América del Norte y la aplicación de la política industrial que se necesita para fortalecer la fabricación de insumos intermedios en la región. Representa el único contrapeso ante el entorno global que se ha configurado.

La economía global envía un mensaje claro: la presión inflacionaria sigue incrementándose. La consecuencia intermedia también es evidente: las tasas de interés seguirán su camino ascendente. ¿La consecuencia final?: una desaceleración que podría terminar en una recesión.

El incremento en precios registrado durante mayo en Estados Unidos, 8.6%, fue el más elevado desde diciembre del 1981 cuando la primera potencia del orbe vivía el fin de una década de presión inflacionaria que convivió con una recesión. Las consecuencias fueron alza en las tasas de interés y desempleo.

El anuncio de la semana pasada sobre el aumento en la inflación de Estados Unidos fue acompañado con una caída en las bolsas de valores que prolonga su tendencia a la baja durante lo que va del año. La inferencia de los inversionistas más especulativos fue que la Reserva Federal elevará sus tasas de interés en 75 puntos base (en lugar de 50 puntos), una variación que tiene implicaciones negativas para el mercado hipotecario, el consumo y la inversión. Representa un regreso a una historia cuyas consecuencias son conocidas.

El cambio en la prospectiva sobre la evolución de las tasas de interés es atribuible a que la inflación fue superior a las expectativas del mercado, básicamente se esperaba que la inflación comenzara a exhibir una tendencia a la baja.

El problema es que dichas expectativas no tenían fundamento: la tendencia internacional del precio de las materias primas se mantiene al alza. De acuerdo con el S&P GSCI las materias primas exhiben un aumento de 65% desde el 30 de noviembre del 2021, una marcha que no se ha detenido.

Una situación similar se vive en la Zona Euro: la inflación de 8.1% registrada en mayo es la más elevada desde que se tiene registro (31 años). En este sentido, la Unión Europea y Estados Unidos tienen un común denominador en la causa de la inflación, el aumento de las materias primas, particularmente en los energéticos y alimentos.

Si bien China y Japón tienen bajo control, por el momento, la presión ejercida por la inflación no ocurre lo mismo con los países de la OCDE: en abril fue de 9.2%.

La consecuencia de este entorno será el endurecimiento de la política monetaria y la aplicación de recortes en el gasto público: la mayoría de los países llega con problemas de deuda y pasivos contingentes. En el mejor de los casos el mundo vivirá una desaceleración, aunque en algunas regiones podría traducirse en una nueva recesión.

A lo anterior se debe agregar un tema discutido en el GLOBSEC 2022 Bratislava Forum: la utilización de los alimentos como un elemento de presión política y hasta militar, particularmente por las restricciones que se viven en Ucrania y Rusia, situación que afecta la proveeduría de los mismos en Europa y América Latina.

La consideración de los alimentos como algo estratégico y de seguridad nacional llevó a que la India restringiera la exportación de su producción para garantizar la proveeduría en su mercado interno.

Si lo anterior continúa, y se generaliza, la inflación global seguirá su marcha durante lo que resta del año y el 2023, una dinámica que propiciará y prolongará la fase recesiva del ciclo económico mundial.

La respuesta de México ante dicho escenario debe aprovechar la dinámica del mercado de América del Norte y la aplicación de la política industrial que se necesita para fortalecer la fabricación de insumos intermedios en la región. Representa el único contrapeso ante el entorno global que se ha configurado.