/ lunes 12 de septiembre de 2022

Economía 4.0 | Inversión, la apuesta del presupuesto en 2023

El 2003 será un año desafiante para México, el entorno global trae consigo la posibilidad de una recesión en la Unión Europea y de una fuerte desaceleración en Estados Unidos.

El sector de las manufacturas se encargará de transmitir ambos efectos a través del comercio internacional: la reducción observada en las nuevas órdenes permite prever un freno en el desempeño productivo mundial.

Por ello se puede adelantar que México deberá prepararse para enfrentar la reducción en la contribución positiva que las manufacturas contabilizaron durante el último año: en los primeros siete meses del 2022 el incremento promedio superó el 5%.

Al perder el impulso externo, el PIB mexicano podría acelerar su convergencia al desempeño registrado por las actividades productivas vinculadas con el mercado interno: 1.0%. Como marco de referencia se debe considerar el hecho de que el PIB del primer semestre del 2022 creció 1.9%, ello a pesar del buen desempeño de las manufacturas.

Para evitar la posibilidad de un menor crecimiento se requiere de mayor inversión productiva, particularmente de la que tiene un efecto multiplicador significativo sobre la economía nacional, es decir, la que sirve de catalizador de las cadenas productivas internas.

El planteamiento del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2023 tiene un primer elemento en favor de la reactivación económica: un incremento de casi 200 mil millones de pesos en el componente de inversión física, una variación de 21.7% que equivale a 1% del PIB.

En consecuencia, el total de la inversión física será de 1.1 billones de pesos, pero ¿cuál será su efecto sobre el crecimiento de la economía en general? El gobierno aspira a que ello alcance para tener un crecimiento de 3% en 2023.

Todo dependerá del grado de contenido nacional que se alcance con el ejercicio de la inversión pública. La experiencia del último año de la economía en general es que el mayor aumento en la inversión total privilegió el componente importado, algo similar ocurrió con el consumo.

Las importaciones restan crecimiento cuando no tienen una vinculación con el fortalecimiento de las cadenas productivas internas, esa es la evidencia histórica global de los últimos 50 años.

Por ello Alemania, China, Estados Unidos, La India y Corea del Sur, por ejemplo, han apostado por un programa de política industrial con la lógica de lo “Hecho” en sus países.

En este sentido, para que la propuesta del Paquete Económico 2023 alcance los objetivos planteados en los Criterios Generales de Política Económica, debería favorecer una estrategia industrial que facilite el incremento del contenido nacional alrededor de los proyectos prioritarios definidos en el presupuesto, con ello se tendría un beneficio directo e indirecto en empleo, inversión y crecimiento.

Lo anterior es recomendable ante el hecho de que las tasas de interés rondarán el 10% al cierre del 2022 y que el precio del petróleo será inferior al observado durante los primeros seis meses de este año: la manera de contrarrestar esto e impulsar una mayor recaudación tributaria será a través del crecimiento que pueda generar el presupuesto. La contribución del motor externo será menor.

Sin mayor contenido nacional se corre el riesgo de que la inercia de la desaceleración económica mundial limite el crecimiento de México a una cifra inferior al 2.0%, algo poco favorable para las necesidades sociales del país.

El 2003 será un año desafiante para México, el entorno global trae consigo la posibilidad de una recesión en la Unión Europea y de una fuerte desaceleración en Estados Unidos.

El sector de las manufacturas se encargará de transmitir ambos efectos a través del comercio internacional: la reducción observada en las nuevas órdenes permite prever un freno en el desempeño productivo mundial.

Por ello se puede adelantar que México deberá prepararse para enfrentar la reducción en la contribución positiva que las manufacturas contabilizaron durante el último año: en los primeros siete meses del 2022 el incremento promedio superó el 5%.

Al perder el impulso externo, el PIB mexicano podría acelerar su convergencia al desempeño registrado por las actividades productivas vinculadas con el mercado interno: 1.0%. Como marco de referencia se debe considerar el hecho de que el PIB del primer semestre del 2022 creció 1.9%, ello a pesar del buen desempeño de las manufacturas.

Para evitar la posibilidad de un menor crecimiento se requiere de mayor inversión productiva, particularmente de la que tiene un efecto multiplicador significativo sobre la economía nacional, es decir, la que sirve de catalizador de las cadenas productivas internas.

El planteamiento del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2023 tiene un primer elemento en favor de la reactivación económica: un incremento de casi 200 mil millones de pesos en el componente de inversión física, una variación de 21.7% que equivale a 1% del PIB.

En consecuencia, el total de la inversión física será de 1.1 billones de pesos, pero ¿cuál será su efecto sobre el crecimiento de la economía en general? El gobierno aspira a que ello alcance para tener un crecimiento de 3% en 2023.

Todo dependerá del grado de contenido nacional que se alcance con el ejercicio de la inversión pública. La experiencia del último año de la economía en general es que el mayor aumento en la inversión total privilegió el componente importado, algo similar ocurrió con el consumo.

Las importaciones restan crecimiento cuando no tienen una vinculación con el fortalecimiento de las cadenas productivas internas, esa es la evidencia histórica global de los últimos 50 años.

Por ello Alemania, China, Estados Unidos, La India y Corea del Sur, por ejemplo, han apostado por un programa de política industrial con la lógica de lo “Hecho” en sus países.

En este sentido, para que la propuesta del Paquete Económico 2023 alcance los objetivos planteados en los Criterios Generales de Política Económica, debería favorecer una estrategia industrial que facilite el incremento del contenido nacional alrededor de los proyectos prioritarios definidos en el presupuesto, con ello se tendría un beneficio directo e indirecto en empleo, inversión y crecimiento.

Lo anterior es recomendable ante el hecho de que las tasas de interés rondarán el 10% al cierre del 2022 y que el precio del petróleo será inferior al observado durante los primeros seis meses de este año: la manera de contrarrestar esto e impulsar una mayor recaudación tributaria será a través del crecimiento que pueda generar el presupuesto. La contribución del motor externo será menor.

Sin mayor contenido nacional se corre el riesgo de que la inercia de la desaceleración económica mundial limite el crecimiento de México a una cifra inferior al 2.0%, algo poco favorable para las necesidades sociales del país.