/ lunes 4 de mayo de 2020

Economía 4.0 | La magnitud de la "Crisis Transitoria"

El subsecretario de Industria, Comercio y Competitividad de la Secretaría de Economía, Ernesto Acevedo, fue enfático al reconocer: “sin duda la magnitud de la recesión será inédita y de un tamaño que no hemos visto en la historia reciente”.

Parece que el coronavirus permitió terminar con la duda que el 2019 presentó: ¿había o no recesión en México?

De acuerdo con el INEGI, la contracción de (-) 2.4% del PIB durante el primer trimestre fue la tercera consecutiva (datos ajustados por estacionalidad) y la cuarta si se considera la información original (antes de cualquier ajuste estadístico).

Bajo el contexto descrito, el coronavirus no fue la causa de la caída observada en la economía mexicana, su función ha sido exacerbar una debilidad preexistente.

El subsecretario Acevedo tiene razón al afirmar que, según la información histórica, la crisis podría durar entre 19 y 36 meses. De igual forma que el PIB nacional podría contraerse 6%.

El cierre de la economía decretado para contener los contagios de coronavirus, la recesión industrial observada (17 meses de caídas consecutivas), la pérdida de empleo registrado ante el IMSS, la crisis de Pemex, la quiebra de empresas nacionales y la caída del PIB en Estados Unidos, la Unión Europea y China son elementos suficientes, no los únicos, para estimar que México vivirá una recesión que podría superar lo ocurrido en 1995.

En este momento, la cuestión relevante cómo se logrará reconstruir a la economía mexicana: ¿cuál es el programa integral de política económica para revertir una recesión “inédita”?

El subsecretario Acevedo apunta que “los instrumentos que debemos usar tienen que ser diferentes”.

Nuevamente tiene razón, ahora es momento de presentarlos.

El primer paso sería modificar el escenario económico contenido en los pre criterios de política económica publicados hace un mes: ahí se estableció que México podía crecer 0.1% y que, en el peor de los escenarios, se contraería sólo (-) 3.9%.

El segundo elemento es considerar una estrategia para evitar las pérdidas registradas en Pemex: en el primer trimestre fueron 562 mil millones de pesos, más que todo lo registrado en el 2019.

El tercer aspecto se refiere al establecer una ruta crítica de reactivación económica, es decir: ¿cuál va a ser el proceso y los tiempos de apertura?, ¿Cuáles las condiciones de cuidado a la salud, financiamiento, de seguridad pública, logística, regulación y fiscales, por ejemplo?

La mayor parte de las economías emergentes y desarrolladas han implementado programas de estabilización, apertura, reactivación y reconstrucción. México aún debe definirlos.

Ello lleva a un cuarto punto: establecer mesas de diálogo entre el gobierno federal, los estados y el sector privado para conformar una agenda que atienda las necesidades reales de cada región y sector productivo, sin dejar de lado el T-MEC, a la Unión Europea y Asia.

La agenda es compleja sin lugar a duda. En otras crisis la estrategia de los gobiernos neoliberales fue realizar recortes presupuestales y favorecer a las importaciones, una opción que causó la precarización social y económica de México.

En 2020 la Cuarta Transformación tiene la oportunidad de aplicar “instrumentos” diferentes que deben tener cuatro métricas básicas para medir su eficacia: generación de empleo formal, crecimiento económico, aumento de la inversión productiva y reducción de la pobreza. Justamente lo que no ha funcionado en las últimas cuatro décadas. Lo Hecho en México y la política industrial son el camino.


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El subsecretario de Industria, Comercio y Competitividad de la Secretaría de Economía, Ernesto Acevedo, fue enfático al reconocer: “sin duda la magnitud de la recesión será inédita y de un tamaño que no hemos visto en la historia reciente”.

Parece que el coronavirus permitió terminar con la duda que el 2019 presentó: ¿había o no recesión en México?

De acuerdo con el INEGI, la contracción de (-) 2.4% del PIB durante el primer trimestre fue la tercera consecutiva (datos ajustados por estacionalidad) y la cuarta si se considera la información original (antes de cualquier ajuste estadístico).

Bajo el contexto descrito, el coronavirus no fue la causa de la caída observada en la economía mexicana, su función ha sido exacerbar una debilidad preexistente.

El subsecretario Acevedo tiene razón al afirmar que, según la información histórica, la crisis podría durar entre 19 y 36 meses. De igual forma que el PIB nacional podría contraerse 6%.

El cierre de la economía decretado para contener los contagios de coronavirus, la recesión industrial observada (17 meses de caídas consecutivas), la pérdida de empleo registrado ante el IMSS, la crisis de Pemex, la quiebra de empresas nacionales y la caída del PIB en Estados Unidos, la Unión Europea y China son elementos suficientes, no los únicos, para estimar que México vivirá una recesión que podría superar lo ocurrido en 1995.

En este momento, la cuestión relevante cómo se logrará reconstruir a la economía mexicana: ¿cuál es el programa integral de política económica para revertir una recesión “inédita”?

El subsecretario Acevedo apunta que “los instrumentos que debemos usar tienen que ser diferentes”.

Nuevamente tiene razón, ahora es momento de presentarlos.

El primer paso sería modificar el escenario económico contenido en los pre criterios de política económica publicados hace un mes: ahí se estableció que México podía crecer 0.1% y que, en el peor de los escenarios, se contraería sólo (-) 3.9%.

El segundo elemento es considerar una estrategia para evitar las pérdidas registradas en Pemex: en el primer trimestre fueron 562 mil millones de pesos, más que todo lo registrado en el 2019.

El tercer aspecto se refiere al establecer una ruta crítica de reactivación económica, es decir: ¿cuál va a ser el proceso y los tiempos de apertura?, ¿Cuáles las condiciones de cuidado a la salud, financiamiento, de seguridad pública, logística, regulación y fiscales, por ejemplo?

La mayor parte de las economías emergentes y desarrolladas han implementado programas de estabilización, apertura, reactivación y reconstrucción. México aún debe definirlos.

Ello lleva a un cuarto punto: establecer mesas de diálogo entre el gobierno federal, los estados y el sector privado para conformar una agenda que atienda las necesidades reales de cada región y sector productivo, sin dejar de lado el T-MEC, a la Unión Europea y Asia.

La agenda es compleja sin lugar a duda. En otras crisis la estrategia de los gobiernos neoliberales fue realizar recortes presupuestales y favorecer a las importaciones, una opción que causó la precarización social y económica de México.

En 2020 la Cuarta Transformación tiene la oportunidad de aplicar “instrumentos” diferentes que deben tener cuatro métricas básicas para medir su eficacia: generación de empleo formal, crecimiento económico, aumento de la inversión productiva y reducción de la pobreza. Justamente lo que no ha funcionado en las últimas cuatro décadas. Lo Hecho en México y la política industrial son el camino.


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